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A veces parece que las nubes de la Sierra de Cantabria quieren aplastar los preciados viñedos de Rioja Alavesa. El efecto Foehn, un fenómeno muy común en la zona durante todo el año, es para el ojo humano como un rodillo gigante que ... se avecina hacia sus espectadores. En realidad, esa especie de avalancha blanca no se mueve. Es inofensiva. Solo demuestra una vez más que la naturaleza es capaz de crear escenas espectaculares. Como ejemplo, el impresionante vídeo que acompaña esta información grabado por el vecino Juan Carlos Sánchez Maeztu en la Bodega Ysios, estructura obra del arquitecto Santiago Calatrava que se encuentra cerca de Páganos.
¿Cuándo aparece este fenómeno? Es muy habitual en Rioja Alavesa y puede verse en cualquier momento. Para que ocurra hacen falta dos factores: viento norte y una elevada humedad. «Es típico en cualquier cordillera. Cuando una masa de aire con una humedad muy alta escala la montaña pierde temperatura. Cuanta más fría esté, menos humedad puede acoger. Entonces, al bajar la cordillera, ese aire se calienta rápidamente al estar más seco y las gotas de agua microscópicas que forman la nube se convierten en vapor de agua», explica José Antonio Aranda, responsable de Euskalmet. En definitiva, la nube se desvanece al ganar temperatura y perder humedad, ya que el vapor de agua en el cielo es imperceptible para la vista.
En Euskadi suele ocurrir también en Orduña (cuando sopla el viento sur) y en la zona del Anboto, en Durango. Este llamativo fenómeno se aprecia aún más cuando se graba en formato time lapse, la técnica de cámara rápida para captar aquello que sucede a velocidades muy lentas, casi imperceptibles para la vista, como es el caso del vídeo de la bodega Ysios. A este mágico fenómeno se han habituado, por ejemplo, los bodegueros. Acostumbrados a mirar al cielo para encontrar alivios o preocupaciones para sus viñedos, el efecto Foehn es una parte más del paisaje en muchas ocasiones. A David Castro, viticultor de Elciego que gestiona una red de alertas meteorológicas para 4.000 usuarios de forma gratuita, este «clasicazo» le recuerda a «una alfombra de nubes que se moldea por la Sierra». «Suele producirse al atardecer. Y refresca la temperatura a la noche, lo que permite dormir más plácidamente», cuenta.
El contoneo de las nubes por este fenómeno afecta también a los viñedos. «Es temido en junio y julio, porque puede propiciar que aparezca en el viñedo el hongo oídio», expone Castro. Más conocido como la ceniza por su similar aspecto al polvo fruto de la combustión, esta enfermedad ataca directamente a las hojas y tallos de las cepas. «Si hay efecto Foehn al atardecer, el campo suele amanecer con rocío. El problema es que, según la época del año, puede ser beneficioso o perjudicial para los viñedos», zanja este viticultor de Elciego.
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