Aumentan los vitorianos que se hacen católicos siendo adultos

«Va creciendo esta nueva forma de acceder a la fe, y este ha sido el año en el que más personas ha habido», confirma Nacho Rodríguez, responsable de Catequesis y Primer Anuncio en la Diócesis vitoriana. Como recuerda, en la Pascua de este año se bautizó a un grupo compuesto por una decena de adultos, en una celebración que tuvo lugar en la Catedral de María Inmaculada presidira por el Obispo, Juan Carlos Elizalde.

En ese contexto, desde la Iglesia alavesa «nos estamos adaptando a las nuevas formas y vamos abriendo nuevos caminos». De hecho este año se ha trabajado en la escuela de catequistas para «dar respuesta a las nuevas necesidades» y «renovar procesos, materiales». Uno de los factores de estas nuevas tendencias tiene que ver con la «diversidad» de la sociedad alavesa, con una presencia destacada de hispanoamericanos, los cuales, en algunos casos, «vienen más tarde».

De fondo, eso sí, se aprecia un «descenso de la práctica religiosa habitual» de los alaveses, con menos niños que hacen la Primera Comunión bien por sus padres, alejados de la fe, o por el declive de la natalidad. Según los datos de la Diócesis de Vitoria, la Iglesia Católica tiene 199.397 fieles en la provincia, Orduña y Treviño, lo que supone cerca de un 60% de la población. Con todo, una de las tendencias más claras es ese aumento de personas que se bautizan o se confirman siendo adultas. Tanto personas nacidas en Álava como nuevos vitorianos llegados del otro lado del Atlántico o de África, «hay de todo». Tienen edades de «entre 20 y 50 años». Por ejemplo en el caso de las confirmaciones hay grupos en parroquias como La Esperanza y Santa Clara, e incluso en pueblos como Murgia.

A sus 30 años, José Flores, vecino de Vitoria desde hace casi una década y carpintero de profesión, decidió que quería desarrollar el proceso para recibir a Cristo. «Siempre he tenido la fe católica, en mi país, Honduras, es habitual». Durante su infancia «mis padres se marcharon a Estados Unidos y yo me quedaba con mi familia e iba a la iglesia, sin embargo, no seguí, lo dejé en la adolescencia». Eso sí, «siempre he creído en Dios». Un poco «impulsado» por su pareja decidió retomarlo y este año ha recibido los sacramentos, en una ceremonia el pasado marzo. «Fue muy especial y emocionante». Desde entonces «mi vida ha cambiado a mejor, ha tomado otro rumbo, ya tengo a Dios en mi corazón». Antes «me sentía perdido, ahora estoy centrado en lo que necesito para mí, centrado con mi pareja. Vamos a ser padres».

Bautismo, primera comunión y confirmación. Eli Figueroa y su hija Jahanny recibieron juntas los sacramentos de iniciación cristiana en una celebración muy emotiva este año. «Mi madre siempre nos dejó a mis hermanos y a mí que escogiéramos cuando fuésemos mayores». Ya con 32 años decidió dar el paso. Además, de una forma especial, porque lo hizo junto a su 'niña' de 13 años. «Ella era la que quería». Por lo que unos meses antes acudieron a San Pedro, donde «comenzamos la catequesis», repasa esta hondureña asentada en la capital alavesa desde hace seis cursos. «Me hizo mucha ilusión hacerlo juntas». ¿Por qué abrazó el catolicismo? «Me gusta. Es la religión que he elegido y siento que hice bien».