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Ya van cuatro querellantes. Dos mujeres domiciliadas en Gipuzkoa, un vecino de Barcelona y otro de Gandía. El montante global de la supuesta estafa superaría «los 770.000 euros». Si se admiten a trámite sus demandas, Aitor González de Zárate, ... de cuyo paradero actual poco o nada se sabe, podría enfrentarse a los cargos de «organización o grupo criminal, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales».
Aparte del exbaskonista también figuran como posibles investigados su antiguo socio en varias de las sociedades con las que operó y la hermana del que fuera base azulgrana entre 1983 y 1986. Tras colgar las zapatillas, allá por 1993, se convirtió en una especie de gurú de las finanzas, con varios libros publicados.
Según ha sabido este periódico, todavía no hay ningún cargo oficial contra Zárate. En parte debido a la reciente presentación de las querellas, que deberán ser estudiadas por las autoridades judiciales. Aunque no hay constancia de vitorianos afectados, tres de ellas sí se han registrado en el Palacio de Justicia de la Avenida de Gasteiz. Porque fue en la capital alavesa donde se produjo la «captación» de estas presuntas víctimas, así como la firma de las diferentes entregas de dinero con la promesa de obtener «altas rentabilidades».
El hilo conductor de todos los querellantes es homogéneo. El primer contacto se produjo en las charlas de Zárate. Las de Vitoria datan de los veranos de 2011 y de 2012. Entre estas tres personas–dos hermanas guipuzcoanas y un vecino barcelonés– invirtieron 580.000 euros con la promesa de un retorno mucho mayor y un riesgo de pérdida «ínfimo». En todos los casos, el dinero entregado era los ahorros de toda una vida. Los restantes 190.000 euros corresponden al demandante de Gandía.
Al principio, apuntan fuentes cercanas a las víctimas, los contactos resultaron habituales. Uno de los ahora querellantes incluso apareció en los agradecimientos de un libro de Zárate. En el otoño de 2014 prorrogaron las inversiones con la promesa de engordar más el beneficio. Entremedias, el exbaloncestista sí les hizo refirmar los contratos. Cambió la sociedad gestora para incluirlos en una compañía con sede en Belice, un paraíso fiscal. Dos años después afloraron los primeros problemas. Cesaron las comunicaciones, los tres querellantes se las vieron y desearon para contactar con Zárate.
Hasta que, a finales de ese 2016, el exjugador les comunicó vía email su «desvinculación» del negocio, que –según su versión– asumió su hasta entonces socio. Cuando meses después consiguieron contactar con éste, un hombre domiciliado en Valencia, les comunicó que un broker de una empresa de inversión había perdido todo su dinero en «una operación financiera» que salió mal.
Entienden los damnificados que los cursos y las charlas representaban en realidad un señuelo para captar víctimas. Y que Zárate ejercería de gancho amparado en su imagen de exitoso hombre de negocios. La investigación emprendida por estas personas y por sus abogados apunta a una maraña de sociedades con cambios constantes de nombres y sedes para entorpecer el seguimiento del dinero. En el entorno de estas víctimas se cree que, al menos, habría «otros cuatro» damnificados más.
Para reforzar su tesis, el letrado de los tres querellantes en Vitoria ha aludido a un chalé alquilado por Zárate en la localidad gerundense de Cerviá de Ter. Allí, asegura, se encontró una máquina de contar billetes, otra de envasado al vacío y numerosos móviles. Estos objetos se descubrieron cuando la dueña de la casa acudió al inmueble con los Mossos después de que estos recibiesen una llamada por robo e inspeccionasen la zona, siempre según la versión del abogado.
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