Los ataques por el lobo en Álava se multiplican por seis en dos años

«Creemos que el asentamiento y la presencia permanente del lobo va a alterar el frágil equilibrio económico y social que sostiene este modelo haciendo inviable la presencia de rebaños en los pastos de montaña», avisó en las Juntas Generales la diputada de Sostenibilidad, Agricultura y Medio Natural, la jeltzale Amaia Barredo, quien se mostró en desacuerdo con la ley estatal que prohíbe «dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente» a este cánido en cualquier punto de España desde septiembre de 2021.

Ya no es que exista un lobo solitario como el que en vísperas de la pandemia -en febrero de 2020- se pretendía cazar mediante el método de esperas en las sierras de Gibijo y Arkamo. Los cálculos de la Diputación son que campan por el territorio entre diez y catorce. Además, tienen un radio de actuación que ronda los cien kilómetros, por lo que pueden realizar incursiones desde Burgos o Cantabria para alimentarse a costa de ganado ovino, bovino o equino. Pero no se puede culpar exclusivamente a la legislación de este crecimiento, ya que la pasividad durante la pandemia y la caída de la actividad ganadera también han empujado a que los cánidos recorran cada vez mayores distancias para comer.

«Necesitamos protocolos más ágiles y eficientes para catalogar y descatalogar especies. No podemos seguir permitiéndonos que determinadas especies en el territorio estén 'sobre representadas'», criticó la titular foral en referencia a la legislación aprobada por el PSOE y Unidas Podemos, pero que obtuvo la necesaria abstención del PNV y EH Bildu.

El PP quiso evidenciar que Barredo se encuentra con un conflicto de intereses entre dos de los servicios que dirige, Caza y Sostenibilidad Ambiental. «Quienes corren peligro de extinción son los ganaderos y el pastoreo de ovejas y vacas. Muchos están desesperados. Es un trabajo duro, están ahogados con el repunte de los precios de los piensos y las instituciones en vez de ayudar les ponen más trabas», denunció la juntera conservadora Ana Salazar.

«En Álava tenemos un grave problema. Ustedes hablan de coexistencia entre los ganados y el lobo, pero esos son palabras huecas. El año pasado se dedicaron dos millones de euros en Asturias para las políticas de control de esta especie, mientras que en Euskadi apenas rondaron los 250.000 euros», insistió la procuradora del PP.