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David González
Miércoles, 7 de julio 2021
En un trayecto cotidiano por carretera, la vitoriana Pilar Berrio Jiménez encontró ayer la muerte a 300 metros de la localidad navarra de Murchante ... , su hogar desde 2017. Todo apunta a que fue su excuñado quien la sacó de la vía, se acercó a su vehículo y la acuchilló en presencia de sus dos hijos menores, de 5 y 9 años, que iban en los asientos traseros. A partir de ahí, el presunto asesino retornó a su automóvil, un Seat León, y puso rumbo desconocido. Al cierre de esta edición, la Policía Foral y otros cuerpos policiales como la Ertzaintza todavía le buscaban.
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Según los datos oficiales del Ministerio de Igualdad, esta vitoriana de 43 años se convertía en la víctima número 25 de la violencia machista este año. Una lista que no para de crecer. Los investigadores tratan de dilucidar qué llevó al sospechoso, tío de los testigos directos del crimen, a semejante acto. Fuentes cercanas del entorno de la víctima hablan de «una disputa familiar» como posible causa del asesinato. Pedro María R. J., de 41 años y natural del municipio guipuzcoano de Zumarraga, fue pareja de la hermana de la víctima. Habría salido de prisión hace un mes y medio o dos y Pilar le acogió en su casa «ya que no tenía a dónde ir», según comentaban ayer los vecinos de Murchante. En 1998 le procesaron por el asesinato de la empleada de una gasolinera de Ikaztegieta, a 30 kilómetros de San Sebastián, junto a otras dos personas. Los tres resultaron absueltos por un jurado popular debido a la «falta de pruebas».
CON ANTECEDENTES
Lo único claro es que, «a las 10.24 horas» del jueves, Pilar circulaba correctamente por la recta que sirve de salida sur de Murchante. En el kilómetro 4,6 de la NA-6840, otro turismo les embistió sin previo aviso. A consecuencia del impacto, el automóvil conducido por la vitoriana «se salió a la cuneta» y quedó varado frente al campo de fútbol San Roque, confirmó la Policía Foral, cuerpo encargado de la investigación.
Mientras Pilar y sus dos pequeños trataban de entender qué ocurría, el conductor del automóvil que les golpeó puso pie a tierra y se dirigió hacia ellos. Abrió la puerta del conductor y asestó «varias puñaladas» a su excuñada. Todo sucedió en presencia de los dos pequeños, de sólo 5 y 9 años de edad y sobrinos del presunto autor de los hechos.
3 días de luto
La noticia pronto alcanzó Murchante. Este enclave de la Ribera navarra, de apenas 4.100 almas y ubicado a 150 kilómetros de Vitoria, ha sido el hogar de Pilar y de sus hijos durante los últimos cuatro años. Luis Sancho, el regidor de un municipio que vive del vino, el cereal y la construcción, atendió a este medio todavía acongojado. «Esta chica estaba viviendo con sus hijos en la urbanización que tenemos con 103 viviendas sociales», ilustró el primer edil.
«Lleva empadronada desde hace cuatro años. Me imagino que vino buscándose la vida», prosiguió con tono afectado y refiriéndose a ella en presente. Sancho había coincidido varias veces con ella. «La veía que llevaba a los niños al colegio por la mañana cuando yo iba al Ayuntamiento».
«Esto es un mazazo. Un tsunami que tiene a la gente del pueblo fuera de onda, muy afectada. Es un tema que, aunque habitualmente ocurre, nunca piensas que va a pasar en tu pueblo. Así que los efectos se acentúan todavía más», ahondó sobre el crimen número 25 de violencia machista, éste enmarcado legalmente «en el ámbito doméstico». El municipio decretó ayer tres días de luto oficial en memoria de Pilar. La Policía Foral ha calificado el crimen como «violencia en el ámbito familiar».
Mientras en Murchante y en Álava lloraban la pérdida de Pilar, la maquinaria policial trataba de dar con el paradero del único sospechoso. Por un lado, miembros de la unidad científica de la Policía Foral tomaron muestras en el escenario del suceso mortal. Esas evidencias resultarán determinantes en el posterior juicio.
Al tiempo que efectivos de la Policía navarra, y de otros cuerpos como la Ertzaintza, tratan desde este jueves de localizar a este hombre, calificado de «muy peligroso». Su fotografía se difundió ayer por las redes sociales y este periódico confirmó que, efectivamente, corresponde al hombre al que se está buscando. Se trata de un conocido delincuente en Navarra, al que ya se juzgó hace veinte años por su presunta implicación en la muerte de Izaskun Larrauri, empleada de una gasolinera en la localidad guipuzcoana de Ikaztegieta que recibió un disparo de escopeta en la cabeza durante un atraco en 1998. Los tres acusados fueron absueltos por falta de pruebas por un jurado popular.
Se sospecha que condujo su Seat León, con una abolladura producto de su colisión con el turismo de Pilar, por «la A-68», que conecta el norte de Álava con Aragón, o por «la A-15», que va de Navarra a la capital de Gipuzkoa. El huido fue buscado en todas las partes donde tiene familia o conocidos que le pudieran estar protegiendo, como el barrio de Eitza en Zumarraga o el de Arantzazu en Legazpi. Aparte de Navarra, Cantabria y Gipuzkoa, la búsqueda se ha extendido a otros lugares. Entre ellos, Álava y La Rioja.
El origen vitoriano de la víctima unió el miércoles a los líderes municipales de PNV, PSE y PP. El alcalde -Gorka Urtaran-, la teniente de alcalde -Maider Etxebarria- y la líder popular -Leticia Comerón- condenaron el crimen de Pilar. Este jueves, por la mañana, la junta de portavoces del Ayuntamiento de Vitoria se reunirá, a partir de las 9 horas, con el objetivo de emitir algún comunicado de condena. «Previsiblemente habrá concentración a las 12.00 horas» en la Plaza de España. Durante este acto simbólico, el arco municipal mostrará su repulsa a este asesinato cometido en la localidad navarra de Murchante, así como su solidaridad con la familia de la víctima, que deja dos huérfanos, de 5 y 9 años de edad.
Pilar Berrio Jiménez ya forma parte de la estadística negra del Ministerio de Igualdad. Es la víctima número 25 de la violencia machista en este segundo año de pandemia. Un número para una mujer que se trasladó a Murchante en busca de un nuevo futuro y que, tras el ataque del que fuera pareja de su hermana, deja dos huérfanos. La tragedia de Pilar es la misma que la de Katia (asesinada en mayo en Zaragoza por su expareja), María Teresa (a quien su marido apuñaló en Asturias) o Rocío (menor sevillana víctima de su ex). Y así hasta veinticinco casos. Se da la circunstancia de que, tras un primer cuatrimestre con ocho muertes violentas, los casos se han descontrolado a partir del 17 de mayo. Por causas que se desconocen, desde ese día ha habido nada menos que 17 crímenes de tinte machista en el conjunto del país.
El de Pilar es el primero registrado este curso en Navarra. En el País Vasco hay otro. El Gobierno foral comunicó ayer «su más profundo rechazo y condena» ante el crimen cometido en Murchante. A las ocho de la tarde se produjo una concentración de solidaridad con la familia de la fallecida. «Los hijos están muy afectados», desveló el alcalde del pueblo.
«Entre 41 y 50 años»
La vitoriana pertenece al segmento de edad más afectado en este 2017. El 32% de las víctimas mortales contaba «entre 41 y 50 años». El segundo grupo de mayor riesgo comprende a mujeres de 31 a 40 años. Por contra, los supuestos agresores tienen mayoritariamente «entre 51 y 66 años», según los informes elaborados por el Ministerio de Igualdad.
Con el estado de alarma, las víctimas mortales por violencia machista descendieron. 55 en 2019 por 45 el año pasado. Distintos especialistas en la materia determinaron que «al tener el control sobre las víctimas, no necesitaban matarlas». 1.098 mujeres han fallecido por esta lacra desde 2003, primer año en que se empezó a computar este tipo de delincuencia.
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