El viernes se colaron por la parte trasera de un chalé en Estíbaliz, con los residentes dentro. Sin que estos se enteraran cortaron la valla que separaba su verdadero objetivo, otra vivienda anexa. Se las ingeniaron para anular al perro guardián y sólo desistieron cuando ... la alarma sobresaltó a la población de esta exclusiva urbanización levantada a unos nueve kilómetros de Vitoria. Desaparecieron como llegaron. Ayer sábado se les detectó en Ozaeta y en Elburgo.
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Son los últimos episodios conocidos de una banda itinerante de ladrones de chalés y caseríos que asola la provincia. En los últimos diez días, sus integrantes han asaltado, o lo han intentado, «más de una veintena» de viviendas, según fuentes internas de la Ertzaintza, cuerpo que sigue su pista. Los expedientes policiales abiertos les sitúan en diferentes propiedades de Ozaeta, Murgia, Campezo, Vitoriano, Estíbaliz, Elburgo y Rivabellosa.
Esta última oleada abarca, por tanto, a todos los puntos cardinales de Álava. Y a diferencia de otros grupos especializados, éste «suele colarse por las partes traseras». Actúa a cualquier hora del día. Elige propiedades en teoría vacías. «Suelen romper la valla, lo que les diferencia de otras bandas que han actuado antes por aquí», ilustran agentes especializados. Una vez dentro de la propiedad, «fuerzan alguna puerta o ventana de la parte trasera».
Cuando logran acceder al interior del inmueble siempre se repite el mismo proceso. Buscan joyas y dinero. No prestan la más mínima atención a televisores, ordenadores o móviles. Estos últimos dispositivos suelen contar con geolocalizadores que dificultan mucho su posterior venta en el mercado negro. «Apenas pasan cinco minutos en el interior de las casas».
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En Ozaeta 'palearon' (robaron) en tres chalés de una tacada el jueves. Ayer volvieron a otro. Como les sucedió en Estíbaliz, durante su incursión por Rivabellosa pincharon en hueso ya que los residentes se hallaban dentro, les dieron el alto y estos cacos huyeron a la carrera.
Siempre según medios internos de la Ertzaintza, se supone que son tres varones. Dos accederían al interior de las viviendas y uno se quedaría fuera, dentro de un vehículo, para vigilar o poder huir en caso de que algo saliera como no esperaban, como les sucedió la noche del viernes en la urbanización de Estíbaliz.
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En este punto, medios de la plantilla de la Policía vasca solicitan a los habitantes de estas urbanizaciones «alertar al 112 si ven coches extraños o desconocidos en actitud vigilante».
Entre enero y septiembre, las bases de datos oficiales de la Ertzaintza y la Policía Local muestran un preocupante aumento de las denuncias por robos en viviendas en Álava. En esos primeros nueve meses de 2022 se alcanzaron las 464 denuncias, lo que supone un incremento del 56% respecto al mismo periodo del año anterior.
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