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Una de las visitantes a la muestra 'Chillida. Usos aplicados', que se puede ver en Vitoria hasta el 2 de febrero. Igor Aizpuru

Chillida, de la política a las sudaderas de Zara

Artium acoge una muestra hasta el 2 de febrero en la que se pueden ver sus diseños para el Mundial del 82, el logotipo de la Universidad del País Vasco o carteles reivindicativos

Viernes, 25 de octubre 2024, 10:53

Realizó pósteres en homenaje al modisto Balenciaga, al matemático y poeta persa Omar Jayam, al mecenas Aimé Maeght. Su trazo se identifica en carteles de organizaciones como Amnistía Internacional, grandes eventos como el Mundial de fútbol del 82 en España o en el lema de ... manifestaciones por la paz 'Ahora y para siempre' ('Bakea orain eta betirako'), que diseñó para una manifestación contra ETA en marzo de 1989.

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Ahora, el museo Artium de Vitoria reúne muchos de esos trabajos como ilustrador de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002), uno de los artistas nacionales más universales e influyentes del pasado siglo. A la entrada de 'Chillida. Usos aplicados' -que permanecerá en la Sala 1 hasta el 2 de febrero de 2025- se puede ver una serigrafía titulada 'Gasteiz', en un claro guiño al centro expositivo de la ciudad que también cuenta con una de las más icónicas plazas diseñadas por él, la de los Fueros, junto a Luis Peña Ganchegui.

Vitoria se suma así a la conmemoración de un centenario que ha contado a lo largo del año con exposiciones, publicaciones y conciertos por medio mundo. Como ejemplos: las exhibiciones en Museum of Art de San Diego en Estados Unidos; el Würth de Künzelsau en Alemania o el Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En Chillida Leku, ese gran espacio ajardinado con un caserío próximo a Hernani, se puede visitar '100 años de Eduardo Chillida con la Colección Telefónica' hasta el 12 de enero.

La exposición permanecerá abierta hasta el 2 de febrero. Igor Aizpuru

Como si se tratase de un puzzle, a través de estas diferentes propuestas se acerca la figura total de un artista cuya obra tuvo una gran repercusión más allá de la escultura pública. De ello dan cuenta en Artium todos los folletos, llaveros, pines o carteles con «siluetas chillidianas», como denomina Peio Aguirre, comisario de la exposición, a ese particular trazo que se adivina también en estampados en textiles, tiene su reflejo en dibujos originales e incluso en joyas y lámparas. Hace tan solo cuatro años, la cadena textil Zara sacó a la venta una colección de prendas bajo el título 'Chillida' que se agotó en tan solo tres horas. Una de esas sudaderas se exhibe ya como algo exclusivo. Una prueba más de que es uno de los artistas españoles más reconocibles y cotizados de su generación.

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Esta exposición se complementa con la proyección del documental de José Luis Bakedano 'Chillida. Retrato en casa' (1983), donde conversa con el pintor donostiarra Rafael Ruiz Balerdi. Aguirre explica que a partir de los años cincuenta expandió su trabajo con la introducción de las artes gráficas convirtiéndose en grabador a la vez que escultor. Esta faceta la llevó al cartel, algo que empezó a notarse en los ideados para sus propias exposiciones.

Del 8M al 'no' a nucleares

Entre sus trabajos más conocidos se encuentra el logotipo de la Universidad del País Vasco o el emblema para los presos políticos del franquismo diseñado para una comisión creada en 1976. El artista se desvincularía tres años más tarde de esas Gestoras Pro Amnistía, pero la imagen siguió siendo empleada a pesar de su oposición. «Hay logotipos que adquieren vida propia y escapan de sus manos», resalta Aguirre.

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«Es un Chillida menos explorado, lo que es una contradicción porque al mismo tiempo es el más icónico», señala Beatriz Herráez, directora del museo, acerca de ese contraste entre unas obras que han formado parte de todo tipo de productos de mercadotecnia, además de servir de anuncio de grandes eventos y manifestaciones. Al mismo tiempo han sido las creaciones que menos se han visto en museos. El proceso para reunir esta colección ha sido extenso y ha conectado a familiares, historiadores y colaboradores.

La muestra cuenta con la colaboración de Chillida Leku y la Fundación Eduardo Chillida. Su nieto Mikel resalta la labor de «indagación» en el universo del artista para arrojar luz sobre determinados planteamientos. «He descubierto que todo este trabajo gráfico está cerquísima de la escultura pública del aitona», resalta acerca de la gran visibilidad que tienen incluso a día de hoy muchas de estas creaciones.

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Uno de los aspectos más destacados de la visita es que refleja su «implicación social», sostiene Mikel Chillida. Ese pulso y compromiso se extiende a diferentes ámbitos. Un ejemplo son los carteles poco conocidos que diseñó para un 8 de marzo como encargo de Emakunde (1995), en los que se puede ver un torso negro sobre blanco con ese trazo vibrante y reconocible. También se pueden ver los diseños serpenteantes en contra de las centrales nucleares que diseñó en 1978 para una concentración en la que se lee 'Ez ez ez. No Euskadi Nuclear'. Curiosamente, algunos de esos carteles se encuentran a la venta en portales de segunda mano sin bajar de las tres cifras.

Llama también la atención la selección de diseños en el terreno deportivo. El propio Chillida fue portero titular en la Real Sociedad antes de que una lesión le hiciera colgar los guantes. Son precisamente las manos las que cobran protagonismo en los diferentes carteles preparatorios para ese Mundial de Naranjito. Para anunciar la sede de San Mamés en Bilbao realizó una pieza en la que se ve un puño cerrado. Una década antes, en 1972, había firmado un cartel para los Juegos Olímpicos de Múnich en el que con su 'geometría del orden' y unas líneas ejemplifica el movimiento de un corredor. El influjo traspasa la moda. Este mismo año, la Real Sociedad ha sacado a la venta una equipación conmemorativa diseñada por Chillida Leku.

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