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Durante cuatro meses, el escenario ha sido una quimera para los artistas. The Garage devuelve a la realidad ese calor de los focos con el programa 'Jazz Club' que cuenta con Noa Lur entre sus invitados. La enérgica artista bilbaína, capaz de modular su voz ... hacia las notas más agudas sin aparente esfuerzo, presenta el álbum 'Troublemaker' este sábado 18 de julio, a las 20.00 horas. Traducido como liante o alborotadora, ese guiño desafiante junto a su abrumadora presencia sobre las tablas son las señas de identidad de una de las cantantes vascas con mayor proyección del circuito.
– ¿Cómo llega al jazz?
– Yo llegué al jazz a los trece años desde el soul, desde el funk y el hip-hop, desde Aretha Franklin, Lauryn Hill, James Brown... Fue un día en el estudio de mi amigo Guillermo Garmendia que me puso una grabación de Koldo, mítico cantante bajo, también bilbaíno, cantando 'Summertime'. Yo quedé impactada por la voz de él y por la pieza de Gershwin y le pregunté a Guillermo: «¿qué es esto?». Me dijo «esto es jazz» y hasta hoy. Empecé a investigar el género y di con las maestras Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Abbie Lincoln... y ahí sí que ya no hubo marcha atrás. Se me había metido el veneno dentro. ¡Quería ser como ellas!
– En alguna ocasión ha comentado que desde pequeña era inquieta: le gustaba también la pintura y la danza. ¿En qué momento la música pasa a ser prioridad?
– Siempre he sido muy autoexigente y recuerdo que en primero de carrera, en Periodismo, estaba en plena época de empollar a tope para los exámenes, también seguía bailando, iba a clases de canto, piano y lenguaje musical y los sábados por la mañana a pintar en el taller de Unzalu. Poco a poco preferiría cantar al resto de actividades. Sucedió de una manera muy natural, así que dejé la pintura y la danza e invertí todo el tiempo que me quedaba fuera de la universidad a desarrollar mi voz. Cuando acabé la carrera estuve varios años haciendo las dos cosas, dedicándome al marketing y cantando, pero llegó un punto en el que vi claro que quería hacer la apuesta por mi pasión y entonces grabé mi primer disco. A partir de ahí pude dedicarme a la música en exclusiva.
– En ese disco había una colaboración curiosísima ('Badakit'). Su voz, el piano de Moisés Sánchez y Oreka Tx, grupo de 'txalapartaris' . ¿Cómo surgió?
– 'Badakit' era un disco formado por duetos de piano y voz pero en este tema, que es una alegoría sobre el mar, sentí la necesidad de incluir un elemento que representara una energía más afín a la tierra, a las rocas y automáticamente pensé en la txalaparta. Pasó algo mágico, llamé a Harkaitz y Mikel (Oreka Tx) para hablarles de mi canción y me dijeron que acababan de construir una txalaparta con piedras recogidas del mar. No nos lo podíamos creer. Fue maravilloso y una conexión muy bonita.
– ¿Cuántos conciertos has visto cancelados estos meses de pandemia? ¿Se está apostando por aplazamientos o ganan las cancelaciones?
– El problema no ha sido solamente los conciertos cancelados o aplazados, en mi caso unos diez, sino todo el trabajo que estaba por generarse que no se ha generado. Marzo y abril son unos meses en los que se cierra gran parte de la programación de verano y del resto del año, y con la situación este año eso no ha sucedido. Por suerte, casi todos los conciertos que no hemos podido hacer tanto con 'Troublemaker' como con el proyecto Jazz for Children se han reubicado para más adelante. Los programadores están siendo muy colaborativos. Y luego están los valientes como Iñigo Zarate y el equipo del Festival de Jazz de Vitoria que han sacado adelante 'Jazz VG Club' demostrando que podemos seguir apostando por la cultura, y que es imprescindible hacerlo.
– ¿Es el primer concierto que da tras el confinamiento? ¿Cómo se afronta?
– Sí, es el primero. Con muchísimas ganas y emoción. Va a ser un momento único poder expresarnos y compartir después de tanto tiempo... Va a ser maravilloso.
– ¿Tiene recuerdos ligados al Festival de Jazz de Vitoria como artista o público?
– ¡Sí! Estuve hace muchísimos años viendo a Dee Dee Bridgewater, una de las grandes. Tal vez hace 12 o 13 años y fantaseando con formar parte del festival.Por eso, el concierto de mañana va a ser especial por muchos motivos.
– ¿El repertorio del concierto se centrará en 'Troublemaker' o también habrá alguna sorpresa?
– Se basará en 'Troublemaker' pero interpretaremos algún tema de mi primer disco, 'Badakit' e incluso alguna otra sorpresa.
– En el disco hay canciones que animan a bailar. ¿Cómo se replantea esto ante un público sentado?
– Realmente la mayoría de los conciertos que ofrecemos se dan en teatros con lo que estamos muy acostumbrados a tener al público sentado. Además, 'Troublemaker' es un disco muy equilibrado, con muchos momentos y paisajes que se pueden disfrutar de pie o sentado.
– Antes de dedicarse a la música había trabajado en la industria discográfica. Por lo que vives y le cuentan compañeros del sector. ¿Cuál es la mayor preocupación del sector en estos momentos?
– Hace once años que salí del sector discográfico como marketing manager, pero el 'feedback' que te puedo trasladar –que creo que no es sólo de las discográficas sino de la cultura en general– es que tenemos que pelear por un sistema con una estructura sólida que nos proteja. Nos hemos dado de bruces con la vulnerabilidad en la que siempre hemos navegado y que esta situación ha hecho más evidente. Yo soy muy positiva y creo que esto nos está haciendo más fuertes, exigentes y asertivos. Ahora necesitamos que la política esté a la altura.
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