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El arte no surge en condiciones de laboratorio. La creación plástica está asociada, en cada momento, a unas circunstancias sociales, políticas, culturales o históricas que dotan de significados tanto connotativos como denotativos a las propuestas generadas por artistas. Y así lo demuestra, con numerosos ejemplos, ' ... Zeru bat, hamaika bide. Prácticas artísticas en el País vasco entre 1977 y 2002', recién inaugurada en la sala A0 del Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo Artium de Álava.
«Han sido 14 meses de trabajo en una dirección para completar el proyecto de nuevas exposiciones», explicaba la directora, Beatriz Herráez, en torno a una apuesta que, en este caso, abarca «una cronología importante». Dentro de este cuarto de siglo, «desde las primeras elecciones democráticas tras la dictadura, en 1977, hasta el año en que se abre el museo como espacio físico», surge esta primera muestra de las que se sucederán, «vinculadas a los fondos públicos» que posee el Artium.
'Zeru bat, hamaika bide' ('Un Cielo, muchos caminos') plantea una narrativa abierta, que variará con la rotación de piezas de la colección. Este carácter de 'work in progress' buscará cruzar prácticas artísticas, momentos políticos, sociales o culturales para dibujar una historia a través del comisariado conjunto de Xabier Arakistain, Miren Jaio, Beatriz Herráez y Elena Roseras.
'Work in progress'
«Esta revisión de la colección desde distintas perspectivas resulta muy interesante», indicaba Arakis. Y es que a través de «4 perspectivas en juego» y el intercambio entre ellas ha surgido un conjunto en el que contrasta, por ejemplo, la implicación social de autores vascos como Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Agustín Ibarrola o Nestor Basterretxea con diversos aspectos político-sociales, tanto a través de proyectos de carácter pionero -de los que se recoge una muestra- como en la creación de logotipos, incluso en formatos de cartelería o pegatinas, que han pasado con el tiempo a formar parte de la iconografía visual de la sociedad vasca.
En este sentido, el recorrido en la sala A0 del Artium se abre con una gran pieza en madera al fondo. Parece la obra de Basterretxea para el Parlamento Vasco, pero es la versión de Ibon Aranberri, que incorporó a la escultura una radio, sintonizable al gusto. La pieza se estrenó en 2001, en el marco de Trayecto Galería.
Muy cerca, la 'performer' Esther Ferrer protagoniza 'Acciones corporales' en formato de vídeo, que es una de las más recientes incorporaciones a los fondos alaveses, como 'Paisajes de Euskadi', de Agustín Ibarrola. En otros casos, son obras premiadas en los Gure Artea las que se presentan al público, ya que están depositadas en el museo y permiten también apuntalar una cronología de múltiples lecturas.
Más allá del Artium
Por ejemplo, el transporte de un enfermo de sida por parte de distintos voluntarios, reproducido en fotografías en blanco y negro, como referencia de una sociedad en que se evitaba incluso el contacto físico con las personas afectadas por el VIH. Y que puede no resultar tan distinta de la que en estos días mira con recelo a personas de origen chino, en plena reacción ante el coronavirus, impregnada de miedo e ignorancia.
Un neón anaranjado sirve de barra de cortina a un lienzo donde se lee 'Hasta cuándo, Penélope, abusarás de tu paciencia', mientras en otra zona Bene Bergado presenta un 'Prototipo Demona' (1998) que remite al espectador a la pieza 'Lucy' de Elena Mendizabal, bien conocida por el público del Artium.
El desmesurado collar de Eduardo Sorrouille o la ironía de la foto de Miguel Ángel Gaüeca con el texto 'Nobody Knows I Am Working Class' para un posado elitista son algunas de las múltiples miradas que recoge y pone en contacto este múltiple camino al cielo. También permite recuperar, por ejemplo, al Iñaki Cerrajeria figurativo con una pintura que se incorporó en 1983 a los fondos alaveses.
O recordar en su contexto la apertura de centros de arte, como Arteleku, salas de exposiciones como Amárica, Rekalde o Koldo Mitxelena, así como galerías comerciales, en el caso de Trayecto. Tampoco se olvida la reivindicación vasca en la Bienal de Venecia de 1976 -con cine de Rebolledo o actuaciones de Mikel Laboa y los hermanos Arza-, además del surgimiento de revistas como 'Pott', 'Oh! Euzkadi', 'Euskadi Sioux', 'Araba Saudita' o 'Globo Rojo'.
Título. 'Zeru bat, hamaika bide. Prácticas artísticas en el País Vasco entre 1977 y 2002'. Sala A0.
Diversidad de piezas. Desde la escultura de la Escuela Vasca o los diseños de carteles y logotipos en la Transición hasta pintura, instalación o videoarte-performance.
Comisariado. Xabier Arakistain, Miren Jaio, Beatriz Herráez, Elena Roseras.
Visitas guiadas. Miércoles 12, 18.30 (en euskera), y domingo 23 de febrero, 12.30 (en castellano).
'Zeru bat, hamaika bide' es un proyecto que nace ambicioso y, de hecho, se completa con dos casos de estudio. En 'Hemen dira hutsunean igeri egindakoak. Tururu' ('Aquí están las que han nadado en el vacío') la historiadora Garazi Ansa aborda el movimiento feminista entre mediados de los años 70 y los 90, en relación con la creación artística, para visibilizar historias que han estado en la penumbra.
Por su parte, Laura Vallés plantea en formato expositivo una investigación en torno a las revistas Zehar (San Sebastián) y Arena (Madrid), '1989. A través de la arena', que fueron referentes en la crítica del arte contemporáneo. La comisaria exhibe cómo «las páginas cuentan su propia historia» y los archivos adquieren nueva vida y luz.
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