![«No hay un arrepentimiento real», aprecian los peritos sobre el asesino de Ana Belén](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202012/04/media/cortadas/ajuicioturisoacusado-kYbF-U120965068934lT-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Agustín H. B., asesino confeso de su aún pareja Ana Belén, carece de remordimientos. La Unidad de Valoración Forense Integral de Vitoria, encargada de estudiar a este procesado por asesinato con alevosía y a los dos hijos del matrimonio roto, ha esbozado un crudo retrato ... de este hombre. «Se muestra como víctima por su situación», han coincidido los expertos que han testificado esta mañana de viernes en la quinta jornada del juicio con jurado que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Álava.
Este exempleado de Mercedes se enfrenta a un castigo penal que oscilará entre los 15 y los 25 años de cárcel por su crimen machista. El 3 de octubre de 2017 mató en su casa de Turiso, en el municipio alavés de Lantarón, a su todavía esposa. Ana Belén estaba decidida a iniciar la separación legal tras meses de crisis profunda.
A los expertos médicos encargados de realizar un análisis psicológico de Agustín les ha sorprendido «lo poco que conecta emocionalmente con lo que ha hecho. No se ve autoculpa. No se ve dolor. No se ve un arrepentimiento real». La mató a martillazos en la cocina de su chalé tras atacarla por la espalda. El forense encargado de la autopsia ha cifrado «en no menos de 16 golpes» propinados a la víctima.
«Ella (por Ana Belén) se sentía anulada y quería recuperar su libertad», han descrito. Y al perder ese control, unido a que la sorprendió en una relación íntima con su vecino una semana antes de los hechos, el acusado presuntamente se decidió a acabar con su vida. Varios testigos calificaron al investigado en las sesiones previas de «celoso» y de «lobo con piel de cordero».
Los rasgos que definen a Agustín, según su estudio de personalidad, hablan de una persona «obsesiva, terca, con cierta hostilidad. Cuadriculado». Tras matar a Ana Belén y abandonar su cuerpo sin vida en una calle de Miranda, enseguida fue señalado como el único sospechoso por la Policía Nacional. El día 4 de octubre ya fue detenido. Poco después confesó su autoría. Tres años después se encuentra como preso preventivo en Zaballa. «Es un interno modelo», deslizan fuentes internas del centro penitenciario. «Se ha quedado tranquilo, está adaptado en prisión y tiene a sus hijos de su lado», han matizado los forenses.
¿Por qué la mató? «Lo hizo por sentirse humillado, lo hizo con conciencia. No hay signos de afectación emocional de entidad», han espetado.
Y estos peritos han dejado una valoración inquietante. «Este padre manipula afectivamente a sus hijos. Claramente. Especialmente en los últimos 6 meses» previos a los hechos. «A partir de ahí, ha habido un acercamiento más intenso a sus hijos, especialmente a ella (en referencia a la hija mayor)». Ambos le visitan regularmente en prisión. Y la mayor, ya adulta, el martes testificó en favor de su progenitor. Por las deudas que les dejó, deben abonar cada mes «1.500 euros».
Por otra parte, también han comparecido los forenses que practicaron la autopsia al cadáver de Ana Belén, una vitoriana de 45 años que llevaba casada con Agustín desde 1996. «Mínimo hubo 6 golpes de entidad, de contundencia. Golpes menores hubo más», ha expresado el experto médico. «El ataque fue aumentando de intensidad». Tras acabar con su vida limpió el escenario del crimen.
Si bien con el primer martillazo Ana Belén perdió la conciencia –no había signos de defensa–, el sexto golpe «fue mortal». El forense ha querido aclarar que «pudo dejarla inconsciente y el corazón seguir latiendo un minuto o dos». La agresión ocurrida en la cocina del chalé fue «de menos a más». Incluso rompió el mango del martillo a consecuencia de la virulencia con que se empleó. Uno de los agravantes sobre la mesa es el ensañamiento. Con esta información escuchada en la sala principal del Palacio de Justicia de Vitoria, el jurado –compuesto por nueve ciudadanos anónimos– deberá decidir si existió o no.
Agustín presentaba unos «arañazos» en la cara. Según el encausado, por golpearse contra un árbol. Sin embargo, los investigadores han deslizado que pudieron ser provocados en una riña previa de la pareja, tras la cual el procesado acudiría al cobertizo a por el arma homicida, un martillo.
Con una testigo todavía por declarar, está citada el próximo miércoles 9, el veredicto del jurado popular llegará ese día como pronto o el jueves. A partir de ahí, los años de cárcel corresponderán a la jueza Elena Cabero, que se enfrenta a su primer caso de asesinato.
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