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El convento de las Carmelitas Descalzas en Betoño fue reformado en 2006 para acoger un centro vanguardista relacionado con la danza, el cine, ... el vídeo, la música, la literatura, las artes plásticas, el teatro y, como entonces explicaban sus impulsores, «cualquier combinación entre ellas». Sin embargo, los responsables de la Caja Vital tiraron la toalla en 2011 por los «costes inasumibles» del proyecto bautizado como Krea. Tras siete años vacío y la fallida idea de convertirlo en una universidad privada, el próximo curso acogerá la Escuela de Diseño -actualmente en Zaramaga- y el centro Tknika, que rondará alrededor de la industria de los videojuegos y la animación 3D.
«Como arquitecto del edificio estoy contento de que se utilice después de tanto tiempo cerrado. Ha sido un desastre», aseguró este martes Roberto Ercilla en las Juntas Generales. Pese a respaldar el nuevo proyecto que existe para el convento, este reconocido profesional apuntó que ambos «ni siquiera llegarán a cubrir la mitad de los 6.000 metros cuadrados» que albergan talleres artísticos, habitaciones residenciales, locales de ensayo, salas de edición, laboratorios fotográficos y estudios de grabación. «Sobrará mucho espacio y me pregunto si existe un plan de viabilidad para que el edificio funcione», expuso el autor de este inmueble.
Porque Ercilla, junto al gestor cultural Roberto Gómez de la Iglesia, apostó en comisión por utilizar la superficie sobrante para recuperar el 'alma' de lo que iba a ser Krea y «cubrir las necesidades que tiene Álava en cuestión de talleres y puntos para la dinamización del tejido creativo». «Y si no lo ven posible habría que compensar de alguna forma -se entendió como la necesidad de habilitar un nuevo espacio- a estos artistas, ya que el nuevo uso que se le pretende dar nada tiene que ver con la idea original», lamentó ante los grupos políticos. Ninguno de los procuradores presentes puso en cuestión estas declaraciones.
«Impulsar la creación de videojuego, el diseño y otros sectores netamente industriales es fundamental, pero si desatendemos las artes aplicadas y los juicios creativos no vamos a tener base de desarrollo sostenible de ninguna clase de industria cultural ni ningún tipo de transformación en nuestro tejido productivo, pese a que alguno aún le puedan parecer pájaros y flores», lanzó Gómez de la Iglesia. «La automoción no va a ser posible toda la vida», remató reclamando una mayor apuesta económica para el Departamento de Cultura en los presupuestos de la Diputación.
Coincidieron los comparecientes y los junteros en subrayar la importancia de que el antiguo convento no siga vacío después de una inversión de 18 millones y que terminó dándose de bruces con la crisis financiera. «Estos dos proyectos (el traslado de la Escuela de Diseño y Tknika) están alejados del uso creativo que esperábamos darle a este edificio y que había quedado fijado en una moción de las Juntas Generales», admitió Juan José Celorio, juntero de Orain Araba. Su grupo junto al resto de la oposición dieron el visto bueno la posibilidad de que la Diputación busque una 'pata' más creativa para el convento de Betoño. Un punto sobre el que, eso sí, no fijaron posición los gobernantes PNV y PSE.
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