Arqueólogos urgen al Gobierno vasco que localice y proteja el Baco de Arkaia

Los hechos se remontan a 1976, a unas obras de saneamiento de aguas supervisadas por la Diputación. En una zanja, junto a la iglesia de Arkaia, apareció una cabecilla de mármol del dios Baco de la que se hizo cargo el entonces ingeniero foral de obras Jon Buesa Blanco, según confirmaron varias fuentes. En el museo de Arqueología hicieron fotos y una réplica en yeso, que se expuso hasta 2009, pero «la original volvió a manos de Buesa», determinan varias personas conocedoras del caso.

Este periódico contrastó dichas afirmaciones con el exingeniero foral, que llegó a ser director de Aguas de la Diputación y el Gobierno vasco, además de portavoz foral del PNV, ahora jubilado. Y éste defiende que no sabe nada de la pieza original. Sostiene que la suya es «una réplica idéntica a la que tiene el museo» aunque afirma desconocer cómo llegó a sus manos. «No sé cómo se hizo, ni quién la hizo ni quién me la dio». También asegura desconocer dónde se encuentra la auténtica. «Yo no la tengo. No tengo ni idea de quién tiene la original, pero me extraña que no la tenga el museo», respondió a las preguntas de EL CORREO.

Por contra, en el museo Bibat, dependiente de la Diputación, aseguran que la escultura está en manos de un particular, aseveración confirmada por la propia Diputación y repetida en varias publicaciones especializadas de la propia Entidad foral e incluso de la UPV. A pesar de ello, el Departamento foral de Cultura ha descartado tomar medidas en este tema para tratar de recuperar la pieza porque «el asunto ha prescrito». Y deja en la voluntad del propietario la posibilidad de que éste devuelva la cabecilla de Baco. «No hay mucho que hacer si los actuales poseedores no quieren entregar la pieza», aseguraron desde el Departamento que dirige Ana del Val.

Ante estas aparentes discordancias, y tras conocer el caso, varios colectivos de arqueólogos han tomado la iniciativa para que la escultura vuelva al dominio público. El Instituto Alavés de Arqueología entiende que la pieza «debería gozar de la categoría de Bien Cultural de Protección Especial» por lo que ayer solicitó al Gobierno vasco que la inscriba como tal en el Registro del Patrimonio Cultural Vasco. También pidió al Departamento vasco de Cultura y a la Diputación que «verifiquen los hechos publicados, se localice la pieza original y se compruebe su estado y condiciones de conservación».

La Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología, por su parte, fue más allá y remitió la noticia al ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, junto a un escrito en el que le pide que «garantice su conservación», «fomente y tutele el acceso de todos los ciudadanos a los bienes del Patrimonio Histórico Español» e inste al Gobierno vasco a que actúe en esta misma línea de defensa del patrimonio cultural, tal y como se promueve en la Ley de Patrimonio Cultural Vasco de 2019.