Arana plantea reconvertir las lonjas vacías en viviendas para revitalizar el barrio

La idea lleva tiempo sobrevolando el barrio. «Somos testigos de un continuo goteo de cierres. Hay calles en las que antes había diez comercios y ahora igual queda solo uno». Según datos municipales, actualmente son 28 negocios minoristas los que mantienen el pulso, entre hostelería, alimentación o servicios. Una situación que «apaga la vida en nuestras calles y provoca que algunos hagan vida en otros distritos», comenta Pello Salazar, al frente del colectivo vecinal.

El escenario actual entienden que se presenta como una oportunidad. Desde el Ayuntamiento de Vitoria se ha recalcado en reiteradas ocasiones que «a día de hoy no se contempla esta opción -convertir los bajos de la ciudad en viviendas-, pues se considera que ya existe un suficiente parque de vivienda». Sin embargo, todo queda «a la espera de lo que se contemple en la aprobación definitiva de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, que se encuentra actualmente en tramitación».

De manera que buscan aprovechar esta renovación del documento urbanístico para abrirle la puerta a su planteamiento. «Que se abra la mano. Entendemos que se fijen unos parámetros mínimos de habitabilidad o medidas de seguridad que habrían que cumplir, pero que al menos se contemple».

La propuesta de la administración en la aprobación inicial se inclina por aceptar este planteamiento, pero únicamente en los barrios nuevos (Zabalgana, Salburua y Lakua) para reconvertir las lonjas de titularidad municipal en alojamientos dotacionales, que pueden traducirse como viviendas temporales para colectivos específicos a cambio de una renta baja o un canon.

Pese a la negativa inicial, los vecinos insisten. Aunque subrayan que la prioridad son los comercios. Con este planteamiento, subrayan, buscan ampliar a los dueños el abanico de posibilidad, pero manteniendo como eje principal el tejido económico. Y en este punto, proponen «poner en marcha una campaña para impulsar el comercio local, tanto para que lleguen nuevas firmas que suban las persianas, como para que se consuma en el barrio». Una iniciativa que permita recuperar esa imagen de bolsas recorriendo las calles.

Porque la situación actual, explican, es que «para ir a comprar a una pescadería te tiene que salir del barrio, cuando antes había dos. Carnicería tenemos ya solo una. Y así más casos. La reducción del comercio vemos que es importante», exponen. En esta labor también piden la implicación por parte de la ciudadanía. «Hay vecinos a los que sus hijos, que vienen desde otros barrios les traen la compra».

Aunque, añaden, «quizá no compren aquí porque no encuentran sitio para aparcar. Es la pescadilla que se muerde la cola». Una problemática, la de la falta de plazas libres, por la que los vecinos dieron luz verde a la implantación de la OTA en sus calles.