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Pablo Martín (Gijón, 1973) mira cómo las ovejas del Parque Tecnológico de Miñano pastan en una campa cercana al edificio central. Tras la entrevista con este periódico, al presidente de Izertis -una firma que asesora en la transformación digital de las empresas- le espera un encuentro con otras compañías en la casa del BIC Araba.
Año y medio después de ampliar sus oficinas, la apuesta de la tecnológica asturiana por Vitoria empieza también a impactar en los resultados. De la oficina alavesa de la empresa dependen ya 69 trabajadores, pero el objetivo que tiene la compañía pasa por alcanzar el centenar de empleados a corto plazo y llegar a los 250 en el futuro.
- Izertis pretende facturar 250 millones de euros dentro de tres años. Es un objetivo ambicioso.
- Nuestras directrices han sido muy prudentes en el pasado; siempre hemos superado los objetivos. Tenemos que hacer pronósticos a varios años vista en un entorno volátil, por lo que siempre jugamos con un cierto colchón. Es un objetivo con el cual nos sentimos muy confortables y que creemos que es realmente muy asequible para nosotros.
- Presentarán los resultados de 2023 este mes. En el primer semestre sus ingresos habían subido un 45%. ¿Veremos algo parecido en el conjunto del año?
- Publicaremos los resultados esta semana y no puedo hacerlos públicos ahora mismo. Es cierto que hay un primer semestre que marca una tendencia. En septiembre dijimos que la tendencia general de todo el año parecía seguir esa misma línea y que no veíamos ningún tipo de nube negra. Con las proyecciones que se pueden sacar de ahí y las cifras de los analistas creo que es fácil llegar a algunas suposiciones que se verán ciertas dentro de poco.
- ¿Por qué han apostado tanto por Álava?
- Hemos visto una ciudad muy interesante a nivel de talento y extremadamente bien comunicada. Tiene un semillero, una universidad capaz de producir talento, hay grandes trabajadores... Buscamos una productividad alta vía talento, no una política de costes bajos. Hemos apostado por reducir oficinas y concentrar el talento en 'hubs': la aglomeración de recursos produce réditos en el largo plazo.
- ¿Qué papel juega Vitoria en esa política de 'hubs'?
- Hemos apostado por pasar de quince a nueve oficinas en la Península. En el norte del Estado quedarán tres oficinas: A Coruña, Gijón y Vitoria. Sobre ellas vamos a hacer ese esfuerzo de concentración. Hay 69 personas que dependen de la oficina de Vitoria. En los próximos meses veremos cómo esa cifra se incrementa de manera notable. En este nuevo modelo no tendremos ninguna oficina que esté por debajo de 100 empleados. Y queremos crear centros más grandes. El tamaño óptimo para una ciudad mediana es el que hemos conseguido en Gijón: 250 personas.
- Hablar de tecnología hoy significa hablar de inteligencia artificial. ¿Cómo ve este sector?
- Es una tecnología cuyo 'hype' es real. El mercado tecnológico no va tan rápido como pensamos. Ahora, en este sector han confluido grandes capacidades de computación y grandes cantidades de datos a precios asequibles, lo que han disparado a la IA. Es una tecnología tan transformadora como internet. Me atrevería a decir que mucho más de lo que supuso internet en su día.
- En el Mobile World Congress el Gobierno central anunció su intención de desarrollar un modelo de lenguaje de inteligencia artificial propio. ¿Cómo le suena la idea?
- No soy quién para juzgar las iniciativas públicas. Me parece fantástico que las instituciones hagan apuestas fuertes por el desarrollo tecnológico de los territorios. Desde mi punto de vista, sin embargo, de aterrizar eso, de hacer tecnologías propias y lograr implementarlas... El reto es, como mínimo, complejo, incluso con los tiempos que se han marcado. Es complicado y poco asequible.
- ¿Por qué?
- Posiblemente porque necesite muchísimo más tiempo para su desarrollo y una inversión y unos recursos que a lo mejor se han infravalorado.
- ¿No tendría más sentido, entonces, que la inversión del Gobierno se orientase a apoyar a las empresas privadas que ya trabajan en ello?
- Me imagino que estas iniciativas estén contando con el sector privado, porque dentro del público no existen recursos y capacidad para poder hacerlo. Pero hay que plantearse si muchas de estas cosas se pueden hacer en clave local o tienen que ir a una mucho más alta, al ámbito europeo. El 90% de los proyectos de IA que tenemos son de IA generativa y lo hacen empresas como Microsoft, OpenAI... El potencial y los recursos que tienen y están poniendo esas empresas son enormes, son de unas proporciones muy superiores al presupuesto de casi cualquier país de la Unión Europea.
- Álava y Euskadi llevan años esperando a una reforma fiscal que no termina de llegar. ¿Qué le gustaría ver en la futura fiscalidad alavesa?
- La fiscalidad es un factor de competitividad. Puede generar círculos virtuosos o desincentivos muy importantes. No podemos fijarnos en los resultados a corto plazo.
- Hay voces entre los empresarios que han advertido de que estamos perdiendo competitividad frente a quienes, como Madrid, están bajando impuestos. ¿Es así?
- Sí. Madrid es ahora mismo tremendamente atractiva en materia fiscal. Creo que la competencia entre territorios, además, es sana. Hay que buscar un equilibrio entre muchas cosas; no todo es fiscalidad: está la calidad de vida, que es muy buena en Euskadi, el talento... pero la fiscalidad también es importante. Tenemos que tener una fiscalidad atractiva. No se trata de recaudar mucho de pocos, sino poco de muchos
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