El Gobierno vasco compra por 7 millones de euros la antigua sede del Santander en la plaza del Arca de Vitoria

En la reunión que el pasado martes mantuvieron los miembros del Gabinete de Iñigo Urkullu, se aprobó una ampliación de crédito por importe de siete millones de euros para atender las necesidades del Departamento de Gobernanza Pública y Autogobierno, que dirige la peneuvista Olatz Garamendi. En un próximo consejo de gobierno, indican sus portavoces, se suscribirá la compra del que denominan 'edificio Arca' por 7 millones de euros, salvo que se produzcan cambios de última hora. En cualquier caso, esta operación no implica que las instalaciones de Ramiro de Maeztu dejen de prestar servicio de manera inminente.

Esta adquisición supone un 'volantazo' que nadie esperaba. Hace apenas tres meses trascendió que la entidad que preside Ana Botín había trasladado al Ayuntamiento de Vitoria su deseo de modificar el uso de su antigua sede -actualmente de tipo terciario comercial- para convertirse en un bloque de viviendas. Con ese objetivo, durante el último verano se presentaron alegaciones al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Sin embargo, esa petición se quedará en papel mojado en el caso de que, como se prevé, se culmine esta operación.

El edificio diseñado por el arquitecto Fernando Chueca Goitia fue construido en 1975. Cuenta con cinco plantas. Combina el uso comercial en altura, cada vez menos habitual, y tres viviendas en los pisos superiores que, en su día, estaban reservadas para el director de la sucursal y los vigilantes. Este palacete dispone de 6.035 metros cuadrados construidos, dos sótanos y garaje propio en el sótano. Y es que, pese a su cercanía con el aparcamiento del Arca, no está conectado de manera directa.

Mucho se ha especulado en la última década sobre qué uso se podría dar a este edificio cuyo diseño evoca a los estilos arquitectónicos surgidos a principios del siglo XX, aunque el torreón de la esquina y otros elementos -como las ventanas en forma de saeteras- recuerdan a construcciones medievales. En 2017, el entonces alcalde Gorka Urtaran lo incluyó dentro de su 'Masterplan Centro' como posible ubicación para un hotel. Esa idea jamás llegó a materializarse y los propios técnicos de Urbanismo deslizaron sus dudas sobre si podía llegar a cumplirse. Los mismos propietarios, de hecho, nunca vieron clara esta reconversión.

Los vitorianos más veteranos recordarán con cariño que en este punto se encontraba el entrañable bar Iruña, emblemático por sus camareros de chaquetilla blanca. El Santander llevaba tiempo buscando alguien que aprovechase estas instalaciones que jamás llegó a ocupar al 100%. En 2012, de hecho, lo sacaron a la venta por 20,1 millones y no consiguieron convencer a ningún grupo inversor. La necesidad de buscarle un nuevo destino se acentuó cuando las oficinas se trasladaron calle Dato arriba.

Además de esta operación, el Ejecutivo autonómico ha suscrito en los últimos meses la adquisición de distintas oficinas en la capital alavesa para la ampliación del equipamiento judicial.