Grafitis y pintadas en la fachada, verjas oxidadas y escombros aquí y allá. La maleza se ha adueñado del patio interior y también alrededor de los muros, donde echan raíces zarzas y líquenes. Desde hace una década, en la antigua clínica Arana solo habita el ... abandono. Una decena de empresas constructoras y estudios de arquitectura interesadas en participar en su rehabilitación comprobaron este martes el estado del vetusto edificio, sin uso desde 2013, que el Gobierno central pretende reconvertir en un centro de refugiados en 2024. Este periódico también pudo acceder a las entrañas del interior del viejo hospital general, que durante décadas vio nacer a miles de vitorianos.
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salvador arroyo
Al franquear sus puertas, selladas con enormes planchas metálicas a prueba de vándalos y okupas, sorprende el contraste entre el alarmante estado de dejadez del exterior del complejo, vigilado por cámaras de seguridad, y su estado interior. Los espacios, desnudos y desmantelados, precisan de una importante actualización, sí, pero conservan intactos todos sus elementos de calefacción, iluminación e incluso de prevención de incendios (la última inspección data de mayo de 2013, se puede leer en una pegatina adherida a un extintor). También la mayoría de los aseos conservan sanitarios y lavabos. En algunas habitaciones, que en los últimos años fueron el hogar de decenas de ancianos, incluso permanecen los visillos en sus ventanas y en la vieja capilla permanece intacta una vidriera y el pequeño altar de mármol.
A pesar de la suciedad, de algunas manchas de humedad, grietas, desconchones y de otras cicatrices propias de la desidia, signos inequívocos del abandono, resulta sorprendente que el edificio no se haya aprovechado para otros usos en estos años. A simple vista, se antoja perfectamente funcional. De hecho, uno de los arquitectos que participó en la visita de obra mostraba su sorpresa por el «aparente buen estado» del complejo. «Es viable para uso residencial, no hay que realizar grandes intervenciones estructurales y su superficie permitiría », destacaba el experto.
Un informe de viabilidad estructural encargado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones certifica esa primera impresión. Tras analizar el edificio «a partir de pruebas hechas in situ y en laboratorio», el arquitecto Iñigo Ibáñez Udaondo –encargado de realizar el estudio–, concluye que «el edificio es capaz de soportar cargas de uso que se el pretenden dar». «La mayoría de patologías que se observan son cuestiones propias de falta de impermeabilidad y de mantenimiento», señala el especialista en un completo análisis en el que, no obstante, sí se reconoce que será necesario realizar actuaciones en el forjado del edificio secundario, el más 'moderno' de los dos (el principal se levantó en 1957 y su ampliación data de 1968) y que llegó a contar con un centenar de camas de maternidad.
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Las empresas interesada contarán con plazos bastante ajustados. En el pliego de condiciones del proyecto constructivo se estima un plazo máximo de 12 meses de obras y un presupuesto de 14,1 millones de euros para transformar los 16.511 metros cuadrados que ocupa el complejo. Es una obra jugosa, de ahí que haya logrado captar el interés de importantes estudios de fuera de la provincia y grandes constructoras de primera fila, que acostumbran a realizar trabajos para la administración.
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