Afirmar que una obra es una tragedia clásica actualizada con un lenguaje contemporáneo suena a cliché. Es algo tan extendido que conecta casi con cualquier compañía actual que se enfrente a un clásico. En el caso de los montajes del director mexicano David Gaitán, 'Antígona', ... eso sí que suele cumplirse. Los cambios de registro, la sorpresa y los guiños a la actualidad son más que palpables. Incluso la protagonista Irene Arcos, en el papel protagonista, se marca un rap. «Es uno de esos quiebros sorprendentes y uno de los grandes momentos del espectáculo», cuenta el actor Fernando Cayo, que da vida a un Creonte poliédrico.
Publicidad
Esta particular 'Antígona' llega mañana al Teatro Principal (19.30 horas, 18-12,16 euros) tras su estreno en julio del año pasado en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Aquella primera toma de contacto con el público fue especial, ya que a dicha función acudieron los Reyes. Antes del comienzo, en la entrada de las majestades al templo extremeño se escucharon abucheos y aplausos. «Se armó un zipizape con gritos de viva España y vivas a la República. Pero fue muy bonito porque la función habla de eso, de una asamblea a favor y en contra del poder. Se formó un lío muy jugoso», recuerda Cayo.
El montaje está «cargada de todo el drama» de la tragedia y pone de relieve el enfrentamiento de «los ciudadanos contra el poder no cívico y la importancia de la desobediencia civil». Como ingredientes añadidos, un punto de humor. El reparto lo completan Clara Sanchís, Antonio Sansano, Isabel Moreno y Jorge Mayor. «Mucha gente al salir ha dicho que por fin ha entendido la tragedia».
En cada representación en las diferentes ciudades por las que ha pasado la gira han contado con presencia de jóvenes locales para el coro, lo que refuerza el «impacto juvenil». En esta ocasión, los veinte invitados de la función del viernes son alumnos del TAE (Taller de Artes Escénicas) y de Dantzerti. «Es como traer la calle al teatro».
Publicidad
El director David Gaitán traza un paralelismo entre la tragedia de Sófocles y la desaparición de 45 estudiantes en México (2014). «El espíritu de esta obra surge con la petición de las familias, que exigían que les devolvieran los cadáveres de sus hijos tras haber sido asesinados en una protesta igual», cuenta. De la misma manera que Antígona exigía el cuerpo de su hermano muerto en la guerra. «El conflicto es el mismo», apunta Cayo. En la función el mito de Antígona se transforma en un «vehículo de discursión popular sobre el poder» y se trata cómo la polarización, las 'fake news' se emplean como herramientas de control.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.