Delitos sexuales

6 años por violar durante 12 horas a una mujer con la que quedó para tener sexo en Vitoria

Durante las dos primeras horas, como reconoció la víctima, el sexo fue «consentido». A partir de ahí, ella se negó a continuar, pero él siguió. Hasta el día siguiente. Víctima en el pasado de malos tratos y considerada una persona «vulnerable», la víctima quedó tan «bloqueada» que fue incapaz de irse del piso o pedir ayuda a través de su móvil, siempre a su alcance. No se ha acreditado amenazas por parte del ahora sentenciado.

En el juicio, celebrado a mediados de julio, este hombre recordó que ya mantuvieron relaciones sexuales el día que se conocieron. Sobre el motivo de la denuncia, dejó frases como «la traté como una novia, pensé que había química», «al principio siempre se hace 'más' por el fuego del amor», «cuando te estás enamorando el tiempo vuela» o «sería incapaz de hacer algo por la fuerza. No me creo lo que me está pasando». En ese tiempo juntos consumió cocaína y cerveza.

Todo cambió al escuchar a esta mujer. Con evidente angustia narró cómo le pidió parar cuando él quiso mantener «sexo anal». Remarca el fallo que «ella le manifestó en cada ocasión que no quería». Sin éxito. Ante ese dramático giro, «me puse muy nerviosa. Me quedé paralizada por la situación, pasé mucho miedo».

Después de comer juntos «unos macarrones» preparados por el encausado, se armó de valor para escapar. «Se despidió de mi con un 'ha sido un placer'. Me sentí como si fuera alguien de compañía. Sólo le faltó pagarme». Dio la voz de alarma nada más llegar a su piso de acogida. El examen médico no reveló heridas por golpes. Sin embargo, ella tuvo que retomar un tratamiento psicológico recientemente abandonado.

Los magistrados Jesús Poncela -ponente del fallo-, Elena Cabero y Ana Zulueta dictan que «practicaron sexo durante dos horas de manera consensuada. Lo que sucedió a continuación no difiere gran cosa en el relato de uno y otro, pero hay discrepancia en un dato fundamental: si hubo o no consentimiento».

La terna se decanta por la segunda opción y especifica que la víctima «tenía miedo a su reacción (del procesado) porque no le conocía apenas. Se quedó paralizada por el miedo, era la situación lo que la bloqueó. Él había consumido cocaína y desconocía qué haría si se resistía. Se sentía obligada a permanecer en la casa».

El castigo que le imponen, reducido por la ley del 'sólo sí es sí', es de seis años de prisión. Serán sustituidos por la expulsión a su país natal, Brasil. Esta resolución judicial no es firme ya que la letrada del condenado, Silvia García, ha recurrido al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.