Ertzainas participantes en la búsqueda de Jesús G. P. el 17 de octubre de 2020. Tres días después fue detenido en Burlada.Jesús Andrade
23 años para el preso en tercer grado que violó y acuchilló a su novia en Vitoria
Violencia machista ·
La Audiencia de Álava condena por «tentativa de homicidio y agresión sexual» a este hombre que en 2002 ya mató de cinco puñaladas a su ex en la localidad navarra de Villava
La Audiencia Provincial de Álava ha condenado a un global de 23 años de cárcel a Jesús G. P. Estaba preso en tercer grado cuando acuchilló a su pareja, después de violarla, y agredió a la hija de ésta la mañana del 17 de octubre ... de 2020 en un piso de Arkaiate, la extensión más reciente del barrio de Salburua. No era la primera vez que este madrileño de nacimiento pero criado en Navarra atacaba a una mujer.
En abril de 2002 asesinó a su expareja con cinco puñaladas en una parada de autobús de la localidad navarra de Villava. Fue el primer juicio con jurado por violencia de género de la comunidad vecina. Entonces le impusieron 22 años entre rejas. Alicia Arístregui se llamaba su primera víctima.
Tres son los cargos por los que le sentencian ahora en el Palacio de Justicia de Vitoria. «Homicidio en grado de tentativa», por el que le imponen diez años de prisión; «agresión sexual con acceso carnal por vía bucal bajo intimidación, perpetrado con uso de arma» en el ámbito de la violencia de género, que le suponen once años y un día a la sombra;y «lesiones con instrumento peligroso sobre menor de catorce años», que suman otros dos años. La Fiscalía de Álava reclamaba un montante de 32 años, por 59 años de la acusación particular, a cargo de la letrada vitoriana Mercedes Betrán.
Un ertzaina toma fotos de una mancha de sangre el día de los hechos.
J. Andrade
Diecinueve años después del asesinato machista en Villaba, Jesús G. P. pasaba desapercibido en el barrio de Arkaiate. Residía con otros nueve reclusos –todos en tercer grado– en un piso compartido administrado por una conocida ONG. Obtuvo esa semilibertad con el informe desfavorable de Instituciones Penitenciarias, que todavía dirigía la prisión alavesa de Zaballa. El caso es que su entonces amiga especial –«novia» para él– también vivía en el mismo bloque.
La mañana del sábado 17 de octubre timbró a la casa de su amiga y de la hija de ésta, de sólo doce años. En los días anteriores, esta mujer le había rogado distancia «agobiada» ante su insistencia en afianzar la relación sentimental. Ella tenía pensado pasar el fin de semana con su familia. Lejos de él. Pero desplegó tal empecinamiento que le abrió la puerta. Siguió sin atender a razones y, con la excusa de que tenía sed, se dirigió a la cocina y cogió un cuchillo. Entonces la amenazó con matar su hija si no le practicaba una felación.
Alegó que fue «sexo consentido» y que por un «arrebató, quisé pincharla en el culo»
La versión del ahora condenado
No contento con este ataque sexual, a continuación la inmovilizó en el sofá. Comenzó a apuñalarla hasta que ella se defendió de manera «tan vigorosa y eficaz que llegó a romper con las manos el filo del cuchillo de cocina». Sin embargo, él siguió golpeándola con el trozo metálico que quedó unido al mango. Este incidente –concluyen los magistrados Jesús Poncela, Francisco García Romo y Elena Cabero– escondía un ánimo mortal. «Tras la agresión sexual, sentados ambos en el sofá, de forma repentina el acusado comenzó al ataque para acabar con la vida» de la víctima principal, concluye la resolución judicial, de 57 folios.
Cuando la menor, sobresaltada por los gritos de su madre, acudió en su ayuda, el ahora condenado la agarró e hirió. Ambas víctimas lograron zafarse y salir a la calle para pedir ayuda. Jesús G. P. se esfumó. Al parecer huyó por una puerta secundaria del bloque, de ocho alturas y con varios portales y salidas de emergencias. Ayudado por una cerrada niebla se las ingenió para superar el cerco de la Ertzaintza y la Policía Local, cuyas dotaciones tomaron el edificio y el barrio.
A 94 kilómetros
Tres días después, y gracias a la colaboración ciudadana, el fugado fue detenido en una bajera de su familia en el polígono Mugazuri de Burlada, localidad cosida a Pamplona. Se desconoce cómo recorrió los 94 kilómetros de distancia. Más aún cuando a su coche particular, estacionado enfrente del inmueble donde vivía, los investigadores le colocaron un cepo al poco de llegar al lugar.
En estas 72 horas de frenética búsqueda hasta su hijo biológico, Iosu Arístregui salió también en su busca. Este ahora treintañero contaba 14 años cuando su progenitor asesinó a su madre, Alicia, de la que se había separado. «No salí por venganza, sino para pararle los pies. Porque sabemos de lo que es capaz. Y mejor ir de cara antes de que consiguiera matar a alguien más», manifestó a este periódico.
El fallo de la Audiencia Provincial de Álava da total crédito a la versión de la mujer y de su hija. Porque hay que recordar que, durante la vista oral celebrada la segunda semana de febrero, el encausado habló de «sexo consentido» y de un posterior «arrebato». Cogió el arma blanca porque «quería pincharla en el culo».
Jesús G. P. tiene en la actualidad sesenta años y, desde su captura en Burlada, permanece recluido en la prisión alavesa de Zaballa. Esta resolución de la Audiencia no es firme y puede recurrirse ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).
Rebaja de dos años y medio de la pena por la ley del 'sólo sí es sí'
Otra reducción más. La sentencia contiene un apartado específico para la polémica ley del 'sólo sí es sí'. De nuevo, advierten sus los autores del fallo, se ven obligados a aplicar «la ley penal favorable al acusado». Y esa no es otra que la normativa ideada por Podemos, que en su momento contó con el apoyo de la mayoría de fuerzas parlamentarias (PSOE, PNV, Bildu...). El descuento para Jesús G. P. respecto a la normativa anterior es de dos años y medio de cárcel.
Lo explica en la propia sentencia el ponente, Jesús Poncela, en un dictamen en el que también participan los magistrados Francisco García Romo y Elena Cabero. «Con la anterior regulación, la sanción (por la agresión sexual a su pareja) oscila entre los doce y los quince años. Con la actual, iría de siete a quince años». Y como sobre estas horquillas se aplica la mitad superior, de ahí salen los once años para este caso. Aparte suma otros diez de la tentativa de homicidio y dos por las lesiones a la menor.
Con la ley anterior en la mano, la condena por este delito en concreto hubiera subido a trece años y medio. «En la comparativa, vemos que es más favorable la norma actual, cuyo límite inferior es más reducido en su duración», abunda el dictamen del presidente de la sala, muy respetado en el Palacio de Justicia de Vitoria como sus dos compañeros.
Hasta la fecha se han rebasado las 750 rebajas de condena, con más de 70 excarcelaciones, en el conjunto del país. En nuestra provincia, al menos dos agresores sexuales han recuperado la libertad y una veintena ha visto disminuidas sus periodos entre rejas. La lista alavesa incluye a un padrastro que violó a su hijastra de 14 años, los dos violadores de un treintañero en el parque de La Florida, el joven que forzó a una mujer tras amedrentarla con una táser o cuatro condenados del 'caso Sansoheta', por contratar a menores tutelados para tener sexo.
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