![Uno de cada tres hogares vitorianos tiene mascotas, que «ayudan» a soportar la pandemia](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202011/29/media/cortadas/ala-animales-kovu-k7BI-U120895030444zh-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Uno de cada tres hogares vitorianos tiene mascotas, que «ayudan» a soportar la pandemia](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202011/29/media/cortadas/ala-animales-kovu-k7BI-U120895030444zh-1248x770@El%20Correo.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los animales cazaron a la primera que algo raro pasaba en casa. No sabían por qué pero sus dueños, de repente, apenas pisaban la calle, los paseos eran fugaces y los niños que antes sólo les dedicaban un ratito tenían horas y horas para jugar. ... La pandemia ha condicionado también la rutina de las mascotas que viven en uno de cada tres hogares vitorianos donde, según los primeros estudios sobre la convivencia con perros, gatos y otros compañeros durante estos meses, su presencia ha generado «alivio» e incluso ha beneficiado a la salud mental. «En los momentos difíciles te dan la vida», asegura Haizea Álava, que comparte sus días con dos canes en la capital alavesa y acogió a otro más durante el confinamiento.
Entonces, con las relaciones sociales limitadas al contacto virtual, y también ahora que los planes se concentran de puertas para dentro de casa, los animales echan una pata a sus propietarios para sobrellevar la situación. Una reciente encuesta de la farmacéutica Bayer en España –dentro del proyecto 'Dejemos huella'– revela que la mascota ha hecho «feliz» al 98% de los dueños y su afecto ha ayudado a «estar saludable» al 95% durante estos meses tan extraños. «Se han convertido en un salvavidas totalmente y ni te cuento si hablamos de personas mayores que viven solas», comenta Sara Lema, especialista en terapia con animales, desde el Colegio Oficial de Psicólogos de Álava. Ofrecen compañía, cariño y, además, «te hacen estar más activo».
MARISOL CUENCA, VETERINARIA
En la ciudad, según el registro que maneja el Gobierno vasco, hay 43.026 mascotas, con una inmensa mayoría canina (92,4%) entre sus ejemplares. La veterinaria Marisol Cuenca atiende en la Clínica Salburua y cree que «el vínculo que establece el propietario no depende de la especie, da igual que sea un gato o una iguana». Sin embargo, los vitorianos prefieren cruzarse en su hogar con perros (39.744) y felinos (3.137) aunque por los pasillos de sus casas se pasean casi medio centenar de hurones, conejos, aves con plumaje de todos los colores... y algún reptil. «Se supone que los animales más grandes aportan más beneficios por el tacto, el calor e incluso los lametazos que te pueden dar pero si tienes una tortuga y la amas, también te va a aportar», afirma Lema.
En las consultas veterinarias de Vitoria, eso sí, no han observado un incremento de personas que hayan decidido ceder un espacio de su piso a una mascota tras la experiencia del confinamiento. Haizea, por ejemplo, amplió la familia por unas semanas con la acogida de Nico, un cachorrito mestizo que después encontró hogar definitivo a través de un amigo. Ella había colaborado con Apasos como voluntaria y tenía ya dos perras adoptadas, Coco y Dana, que en este complicado 2020 le han ayudado a tirar hacia adelante. «Estaba muy agobiada por el teletrabajo, entré en un ERTE... pero los animales me animan y me distraen de las preocupaciones», reconoce esta vecina de la capital alavesa.
sara lema, psicóloga
Un informe de la Fundación Affinity, que desde los años ochenta investiga los beneficios de la compañía animal en la sociedad, sabe que el apoyo que Haizea sintió en sus perras es real. De hecho, según un análisis de esta entidad, el 74% de los dueños de canes y gatos «pasaron mejor» los primeros meses de esta pandemia, cuando la vida se puso del revés. «No sólo son un distractor más sino que te obligan a estar alerta y a hacer cosas, como ducharte y salir para que hagan sus necesidades, aunque no te apetezca moverte de casa», explica la psicóloga. También facilitan la regulación del sueño y reducen el estrés, dice, consciente de que las mascotas habrán evitado incluso «depresiones».
A falta hoy de bares donde charlar un rato, los parques y los jardines se han convertido en el centro de encuentro de sus dueños. Sobre la hierba corretean unos 2.000 yorkshire terrier y otros tantos setter ingleses o casi 1.400 pastores alemanes, las tres razas caninas más comunes en la ciudad. «Los perros se benefician mucho de que sus dueños pasen más tiempo en casa, mientras que la mayoría de los gatos están acostumbrados a que la casa sea para ellos y esté en silencio y con esta nueva situación se han podido estresar», retrata Cuenca. Entre esos felinos hartos de los hogares «hiperactivos» se hallan en Vitoria, sobre todo, europeos –más de un tercio del total– y siameses, las dos especies más habituales aunque hay algún ejemplar de angora turco, persa o siberiano, entre otros.
Ver a los humanos pegados al ordenador por el teletrabajo, que se pasen los fines de semana en el sofá porque apenas hay planes fuera del hogar o que los niños estén en su habitación cuando deberían ir a clase da pistas a las mascotas de que «algo está pasando aunque no sepan lo que es», advierte Lema. La veterinaria lo sabe por experiencia: «Los animales leen muy bien el lenguaje corporal y nuestras feromonas, y se ponen en alerta».
Estíbaliz Navarro nunca había compartido su vida con un perro hasta que hace cinco años se cruzó con Kovu y, admite, «me enamoré». La pandemia ha puesto a prueba su relación y dueña y mascota se han dado cuenta de que están hechas la una para la otra. «Me ha aportado serenidad, en mayúsculas, y paz sólo con acariciarle o que me pusiera su cabeza en mi pierna. Estos meses habrían sido mucho más complicados si no le hubiera tenido», cuenta antes de dar un paseo junto a su pastor alemán por las campas de Armentia.
Kovu –un homenaje a la película 'El rey león'– es «muy miedica» aunque motivos no le faltan después de que fuera abandonado en la carretera que conecta Jaca con Sabiñánigo, donde lo encontró Estíbaliz. «Con la gente que no conoce es esquivo pero con el resto es fiel, cariñoso, le encanta jugar...», retrata. Y este extraño 2020 le ha regalado unas cuantas horas extra de diversión junto a su propietaria, a la que de repente comenzó a ver 24 horas al día en casa. «Cuando volví a la vida normal después del confinamiento tenía que ponerle más límites, le costó un mes volver a quedarse solo», recuerda. Los expertos lo llaman ansiedad por separación, algo así como lo que sienten los niños cuando sus padres les dejan en la guardería.
Ella ha pensado en estos meses también en la soledad que el coronavirus ha impuesto en muchos hogares. «Sé que hay gente que ha decidido coger un perro después de la cuarentena porque hace mucha compañía», comparte. La presencia de un animal, dice, «por supuestísimo que ayuda» en estos momentos en los que las relaciones sociales se hallan limitadas. «En casa entras en un bucle, todo el día con el ordenador o delante de la tele, y el perro te obliga a bajar a la calle aunque no te apetezca, te hace salir y desconectar un rato», describe esta veinteañera que de cría tuvo un pez. «Era divertido pero no tiene nada que ver», reconoce.
Con su pastor alemán de seis años juega «como si fuera un niño» y resulta imposible «aburrirse». «Además, los perros, dentro de sus limitaciones porque no pueden hablar, te muestran su cariño de muchas formas», explica Estíbaliz, a quien se le dispara la «felicidad» cuando vuelve a su piso de Zabalgana después de una jornada de estudio. «Hasta que no tienes un animal no entiendes este amor».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.