Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La exigencia de algunas disciplinas deportivas o artísticas respecto al cuerpo es muy elevada. Tanto que algunos mensajes pueden ser malinterpretados por niños y adolescentes hasta el punto de que desarrollen un trastorno de la conducta alimentaria. Los más conocidos son la anorexia y ... la bulimia, pero hay otros, y todos pueden llegar a ser devastadores. El alumnado del Conservatorio de Danza José Uruñuela pertenece a un colectivo «vulnerable» ante este tipo de desórdenes debido a las cualidades físicas que requiere el ballet clásico. Su directora, Ainhoa Arenaza, ha decidido plantarle cara a este problema y tomar medidas para evitar que los conflictos con la alimentación trunquen el sueño de alguno de los 175 aprendices de entre 5 y 18 años que meten horas en la barra entre 'tendus' y 'demi-plié'.
Con el respaldo del Departamento municipal de Cultura ha organizado talleres que buscan formar a profesores, bailarines y familias para ahuyentar el fantasma de la anorexia y bulimia. «El ballet clásico exige una forma de los cuerpos diferente, requiere que las chicas estén delgadas. Y aunque poco a poco esto va cambiando y empiezan a valorarse los cuerpos atléticos, aún son más sensibles», indica Arenaza.
El psicólogo Edgar Ilg, de la asociación vitoriana Acabe, es el encargado de dar pautas a docentes, alumnas y padres para saber identificar el problema y atajarlo. «Es muy importante contarlo lo antes posible porque en un trastorno así se entra muy rápido y si se prolonga más de seis meses, es muy difícil salir sin ayuda». A Acabe, que tiene sede en Vicente Abreu, llegan 125 casos nuevos cada año y son sólo la punta de lo que hay. Por cada persona con anorexia, explica, hay seis con bulimia, un trastorno más fácil de ocultar, pero con consecuencias igualmente duras. Se calcula que estos desórdenes pueden afectar ya al 13% de las alavesas de 10 a 21 años y va aumentando también el número de hombres afectados. Además de los problemas nutritivos y de deterioro de órganos vitales, en los casos más graves se llega al suicidio.
En el ballet, la gimnasia rítmica, el fútbol, el baloncesto o la natación, el entrenador o profesor es clave, señala. «Son una referencia para los chicos y uno de sus mayores factores de protección, pero también hay que saber a qué dan importancia y cómo transmiten eso. Hoy se es muy competitivo desde muy pequeño y hay niños a los que con pocos años ya se les dice que tienen que perder peso o no van a bajar de marca o se les sube a una báscula», reflexiona. Ilg es consciente de que los docentes se han educado también con las mismas exigencias «y lo han normalizado», pero tiene un papel clave para proteger a sus alumnos.
Los profesores del conservatorio ya se han formado contra todo esto y en los próximos días serán los bailarines y las familias los que van a aprender a identificar los riesgos. «A veces son los propios padres los que sin querer les meten presión». «Que esta iniciativa haya partido del propio centro y que implique a todos es buenísimo».
También Estíbaliz Canto, concejala de Cultura y presidenta del Conservatorio municipal, aplaude la iniciativa. «Las instituciones debemos sensibilizar a alumnas y alumnos, profesorado y familias en cualquier ámbito, pero especialmente en aquellos en los que el cuerpo es una herramienta fundamental. Visibilizar los trastornos alimentarios y hablar sobre cómo detectarlos y afrontarlos es valiente y nos ayuda a prevenir y mejorar», resume.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.