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El vitoriano Pío Fernández de Pinedo, el primer criminólogo de la historia, en blanco y negro.
El alguacil vitoriano que capturó al Sacamantecas a lo 'CSI'
Historias perdidas de Álava

El alguacil vitoriano que capturó al Sacamantecas a lo 'CSI'

Una nueva investigación aporta que Pío Fernández de Pinedo fue un pionero de la ciencia criminalística

Martes, 16 de mayo 2023, 00:30

Conseguir el perfil criminal de un asesino en serie es el objetivo número uno de cualquier detective que se precie. La popular serie televisiva 'CSI' ha puesto de relieve esa técnica policial, entre otras muchas, como el uso del ADN o la huella dactilar. Una reciente investigación realizada por el vitoriano Manuel González Arana en su TFG (Trabajo Fin de Grado) de Criminalística destaca que el alguacil Pío Fernández de Pinedo, el policía que capturó al legendario asesino en serie Juan Díaz de Garayo el 'Sacamantecas', utilizó métodos adelantados a su tiempo, especialmente el perfil del criminal. Es decir, en aquella Vitoria, de las décadas de 1870 y 1880, la capital alavesa engendró el «primer perfilador criminal de la historia», en palabras del investigador.

«Es que Pío se preocupó, en su tiempo libre, de analizar y estudiar las heridas que presentaban en el cuello las fallecidas María Dolores de Cortázar y Manuela Audícana, entre otras víctimas, para relacionarlas con las que tenía la molinera Ángela Armentia. En su libreta, que debería estar expuesta en el mejor de los museos criminológicos, el alguacil vitoriano iba anotando los detalles de aquel modus operandi del 'Sacamantecas', así como la relación de las personas que habían estado encarceladas en la prisión de Vitoria, incluyendo sus antecedentes, para elaborar su lista de sospechosos como si de fichas policiales se tratara», señala González Arana.

El pasado 11 de mayo se cumplieron 142 años de la ejecución a garrote vil de Juan Díaz de Garayo, en el Polvorín Viejo de Vitoria, por parte del verdugo Lorenzo Huertas, al que se le pagaron 700 pesetas por el trabajo. Se le había condenado por la muerte de seis mujeres (probablemente fueron más) después de violar a algunas de ellas. La capital alavesa vivía horrorizada aquel momento.

Pío Fernández de Pinedo era un policía tan falto de reconocimiento como excepcional al capturar al 'Sacamantecas' y a los asesinos de un matrimonio y su criada en la Venta del Grillo de Betoño. Pero se desconocía el enorme valor académico y ejemplar de su método deductivo y científico, que se resalta en la investigación de González Arana que se titula 'Análisis histórico-criminalístico del caso del Sacamantecas. Un punto de inflexión en la criminología alavesa'. Álava y, especialmente Vitoria, están en deuda con él. Ni el cine ni la literatura sobre 'Sacamantecas' han estado a la altura, a pesar de la obsesión de escritores y guionistas en buscar detectives para la novela negra o el cine de suspense. Ahí tienen uno real.

Hay que recordar que el primer libro sobre la importancia de las huellas dactilares no se escribió hasta 1882; que los relatos ficticios de Arthur Conan Doyle y su detective Sherlock Holmes no arrancaron hasta 1887 y que Scotland Yard no se tuvo que enfrentar a 'Jack el Destripador', asesino de al menos 5 mujeres en Londres, hasta 1888. Pinedo investiga una década antes de que los británicos vivieran y sufrieran aquella convulsión, lo cual hace que su labor detectivesca cobre una relevancia muy significativa, porque en sus pesquisas utilizó técnicas científicas de criminalística.

Según la investigación, cincuenta años antes de que se divulgara por ejemplo el principio de intercambio de Locard, otra herramienta básica en la ciencia criminológica, Pinedo ya lo puso en marcha al recorrer toda Vitoria y los pueblos limítrofes para dar con el paradero de Díaz de Garayo. Según ese principio, «cualquier presencia en un lugar deja y se lleva vestigios, sean éstos visibles o no». Manifestaba también este procedimiento fundamental de la Criminalística, que «es imposible que un criminal actúe, especialmente durante la tensión de la acción criminal, sin dejar rastros de su presencia».

González Arana llega a indicar en su trabajo que hay que reconocer y reivindicar la figura de Pío Fernández de Pinedo por su gran labor policial y por ser el pionero, siendo un modesto alguacil, a la hora de elaborar un primitivo perfil criminal en el caso del `Sacamantecas'. Ese conocimiento sirvió para dar caza a este asesino en serie que durante diez años tuvo en jaque a la provincia de Álava.

Curiosamente, esta provincia antes del año 1870, fecha en la que se inician los macabros crímenes, presumía de ser la provincia española con el nivel de delincuencia más bajo, considerándose el territorio más seguro del país y existiendo por ello un menor número de efectivos de la Guardia Civil.

Los alguaciles de Vitoria

Sacamantecas rompió aquella tranquilidad. Era un delincuente en serie, el primero de forma oficial en nuestro país junto con Manuel Blanco Romasanta (el llamado 'hombre lobo' de Allariz, que asesinó al menos a 13 personas), siendo esta tipología delictiva la más paradigmática y llamativa, no solo por el impacto que produce, sino también por las dificultades que entraña su estudio, persecución y prevención. La ciudad de Vitoria contaba en aquella década con un cuerpo de Alguaciles, embrión de la actual Policía Local, cuyas funciones se limitaban a hacer cumplir las ordenanzas que regían la convivencia urbana. Pío Fernández de Pinedo, que formaba parte de aquel cuerpo policial, fue el artífice de la captura del 'Sacamantecas'. Su figura fue ensalzada públicamente por el gran psiquiatra José María Esquerdo en sus ya conocidas conferencias, demandando mayor premio para el alguacil.

El cuerpo de Alguaciles de Vitoria contaba con 12 efectivos en el año 1880, en una ciudad que tenía, aproximadamente, 26.000 habitantes censados.

González Arana supone también que el caso tan mediático del 'Sacamantecas' de Vitoria pudo servir como toque de atención a las autoridades, y sobre todo al gobierno, a la hora de replantearse nuevas estrategias policiales y nuevas competencias en materia de seguridad, un tanto arcaicas en el país. Resulta curioso comprobar cómo la técnica del perfil criminal surge, de forma oficial, en el año 1888 en Londres debido a la investigación policial llevaba a cabo para tratar de capturar al famoso asesino en serie 'Jack el Destripador'. Sus cinco víctimas fueron examinadas por dos médicos de la Policía Metropolitana de Londres llamados George Bagster Phillips (1835-1897) y Thomas Bond (1841-1901). George Phillips fue el responsable de la autopsia de las víctimas, desarrollando una técnica llamada modelo-herida que consistía en analizar y estudiar la relación existente entre las heridas que tiene la víctima y su agresor, con el objetivo de buscar, en las lesiones causadas a las víctimas, el propósito psicológico de los actos del criminal. El cirujano Thomas Bond elaboró un perfil criminal del homicida 'Jack el Destripador' para tratar de saber algo más de aquel asesino serial en relación a si los cinco asesinatos fueron obra de una misma persona, si había actuado solo o con más cómplices, si era hombre o mujer y sobre todo, lo más importante, para esbozar y delinear posibles características de su personalidad, e incluso físicas, así como las motivaciones que le impulsaban a cometer los espantosos crímenes. A Thomas Bond se le debe la primera perfilación criminal oficial de la historia, pero el alguacil Pío Fernández de Pinedo, sin saberlo y sin ser consciente de ello, y aplicando una lógica de astuto policía e innovador investigador, fue el primero en utilizar esta revolucionaria técnica de investigación policial en una ciudad llamada Vitoria, ocho años antes que Thomas Bond. Fernández de Pinedo dio caza él solo y con muy pocos medios a uno de los más temibles asesinos en serie de España, el 'Sacamantecas', que tenía más crímenes a sus espaldas que el histórico 'Jack el Destripador' y que, por cierto, nunca fue capturado, sin poderse conocer jamás su identidad.

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