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En el recreo, mientras unos dan patadas al balón y otros comentan el último capítulo de la serie del momento, hay «alumnos de Secundaria que están ganando dinero con las criptomonedas». La Asociación Alavesa de Jugadores en Rehabilitación (Asajer) se los ha encontrado en las ... actividades preventivas que realizan en centros escolares y, aunque no son muchos casos, la alerta está encendida. «La adicción necesita un tiempo de desarrollo y el número todavía no es importante, pero la idea de obtener dinero fácil y sin esfuerzo es muy atractiva, sobre todo, para los más jóvenes», advierte Ana Herrezuelo, psicóloga de este colectivo, consciente del creciente fenómeno dentro y fuera del territorio.
Lo habitual es que las personas que funden su paga, en unos casos, o su nómina, en otros, en este negocio virtual arrastren un enganche anterior. «Se trata más de una sustitución de una adicción, como pasó hace años con las inversiones en Bolsa», retrata. Antes se dedicaban al póker, las apuestas deportivas... y ahora intentan engordar su cartera con estas monedas que ni ven, ni pueden tocar o incluso, apunta Herrezuelo, «algunas personas que habían abandonado el juego han empezado a tontear con las criptomonedas». «En los casos que van llegando a la asociación apreciamos que hay otras adicciones», constata. Y, a menudo, existe asimismo «un vínculo previo con el juego online o con el mundo de los videojuegos» que les facilita dar el salto.
Los jóvenes se mueven «mejor» en ese mundo digital y, además, consideran que «lo controlan y esa sensación de control» impide muchas veces detectar el riesgo que acompaña a las criptomonedas. Y no darse cuenta tampoco del tiempo que pasan delante de una pantalla, las horas que roban al sueño para seguir al detalle la cotización de su dinero virtual... «Han surgido personas que son como gurús del tema y se dejan llevar a pies juntillas por ellas, acaban creyendo que hacerse millonario sin trabajar es fácil», lamenta la psicóloga de Asajer, que trata a algo más de un centenar de jugadores alaveses -de manera individual y en grupo- en rehabilitación de diversos perfiles. En 2021 llegó a 125 ludópatas que querían dejar de serlo.
Desde el estallido de la pandemia también han evolucionado las adicciones. Las inversiones, por ejemplo en Bolsa, aumentaron en un primer momento porque durante meses «las apuestas estuvieron paradas al no haber acontecimientos deportivos». En algunos casos, en cambio, la crisis sanitaria trajo «un tiempo de no juego» aunque, reconoce Herrezuelo, con la vuelta progresiva a la normalidad «han aparecido muchas recaídas». El enganche se nota sobre todo en los casinos, las ruletas, las apuestas deportivas... «pero las tragaperras siguen estando ahí y los jóvenes también juegan a ellas», recuerda la experta de Asajer, sabedora de que se imagina a personas de más edad delante de esas máquinas.
En la asociación, que echa una mano también al entorno de los jugadores, ponen ya la vista en octubre, cuando los salones de juego vascos -en Álava funcionan cuarenta- deberán controlar el acceso mediante el reconocimiento facial para evitar que menores y personas en rehabilitación crucen su puerta.
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