Será difícil de olvidar para propietarios, dirección y trabajadores de Quesos Aldanondo la madrugada del 13 de agosto del año pasado. Un devastador incendio, causado por un fallo eléctrico en el cableado de una máquina limpiadora que estaba cargando la batería junto a una ... zona con numerosos envases de plástico, arrasó por completo el pabellón de la compañía en Salvatierra y también se llevó por delante dos millones de quesos que había en su interior.
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Casi cinco meses después han comenzado los trabajos para desmantelar la planta de Agurain y limpiar la parcela para dejarla «a cota cero». Es el primer paso para después contratar el proyecto para construir las nuevas instalaciones. Aldanondo no tiene todavía presupuestada la inversión necesaria «pero la referencia que tenemos es la que ya manejamos tras el incendio, que el valor de las instalaciones ascendía a 20 millones de euros», explica a EL CORREO el gerente de la empresa, Héctor Fernández.
Tendrán que comprar maquinaria y, por supuesto, materia prima para reanudar la actividad. Aunque eso todavía queda lejos en el tiempo y ni siquiera esperan que de cara a la campaña navideña de este ejercicio 2019 -una época importante para la venta de quesos- esté lista la nueva planta. «Más bien será dentro de año y medio cuando podamos ver de nuevo producción en Aldanondo», añade uno de sus responsables.
De hecho, las labores de desmantelamiento en el polígono Litutxipi durarán ocho semanas. Entonces, estará «avanzado» el proyecto de reconstrucción de la nueva fábrica y «se decidirá la empresa encargada de la obra civil».
Ante la falta de actividad en Aldanondo, la dirección planteó un expediente de regulación de empleo (ERE) de suspensión durante un año, hasta octubre de 2019. Se han visto afectados una quincena de operarios -quedaron al margen tres personas de administración, una de mantenimiento y otra del departamento comercial- «pero algunos están haciendo trabajos para otras empresas de Salvatierra o de la zona» hasta que llegue el momento de volver a la compañía de quesos. Porque «el puesto está garantizado para todos ellos», añade Fernández.
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Desde el año 2016, la cooperativa navarra Saiona es el principal accionista de la firma al comprar el 75%. Además de la sede en Salvatierra -ahora tiene oficinas en la calle Zapatari- tiene otras en Olaberria (Gipuzkoa) y Galdakao (Bizkaia). Con ese cambio en la propiedad el modelo de negocio también varió de forma considerable y se centró más en la producción de queso de leche de vaca. De hecho, los pastores alaveses apenas vendían ya leche de oveja a Aldanondo, que redujo también la elaboración de queso Idiazabal.
20 millones de euros, según cálculos de Quesos Aldanondo, era el valor de las instalaciones que quedaron arrasadas por el devastador fuego de la madrugada del 13 de agosto.
2 millones de quesos había en el interior de la planta de Salvatierra en el momento del incendio, originado por un fallo eléctrico en una máquina.
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