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La mitad de las 51 alcaldías de Álava se ha renovado. Hay savia nueva que ha saltado de la oposición o debuta en el ruedo político. Las cosas no son como antes. Que no se entienda con aire nostálgico. Es así. La política de proximidad ... augura un rejuvenecimiento que, aunque pausado, parece constante. Siete ayuntamientos alaveses corresponden a personas que no superan los 40 años. Aún no dominan el mapa consistorial, pero compatibilizan juventud, experiencia y energía de cambio con el fin de sacar lustro a sus localidades en los próximos cuatro años.
Los veteranos, de más de 60, son también minoría. Conforman el 20% del total. El poder municipal parece estar equilibrado con la franja dominante de la mediana edad. Es lógico. No obstante, por ser relevo generacional en el mando, merece la pena acercarse aquí a esos pocos que oscilan entre la veintena y la treintena.
Una semana después de que levantaran la makila, los alcaldes más jóvenes del territorio protagonizan estas páginas, en las que se presentan con sobrado conocimiento. Lo advierten, de sus municipios. Desde sus despachos mantienen un estrecho contacto con sus vecinos y, por el momento, eso les parece suficiente para empezar a desenvolverse en este tablero. Son Daniel García, de Labastida; Raúl García Ezquerro, de Laguardia, y Larraitz Waliño, del Valle de Arana.
Larraitz Waliño aterrizó casi de casualidad en las montañas de Álava. Esta ingeniera agrónoma, oriunda de Zarautz (Gipuzkoa), vive con su pareja en el Valle de Arana. Al partido se afilió por su suegra, también jeltzale. Así que todo queda en familia en este municipio de 220 habitantes. «No tenía ni idea de nada», confiesa esta veinteañera, que asegura haber aceptado el cargo porque puede hacerlo compatible con su profesión. «Eso no quita para que esté totalmente involucrada», previene. «Puedo ser un ejemplo a seguir en el pueblo. Somos muy pocos los jóvenes que vivimos aquí todo el año. Tenemos una población muy envejecida y debemos asegurar el relevo generacional», defiende.
Waliño tiene claro los retos. Pero comprende que primero tiene que conocer lo que está en marcha. «Me voy empapando», reconoce. Considera que puede aportar «frescura» y abarcar preocupaciones en las que otros no incurran. Se refiere a mejorar las conexiones para facilitar el teletrabajo –en auge– o a renovar la comunicación para acceder en transporte público a las ciudades próximas. No obstante, como la mayor parte de la población la forman los mayores «debemos impulsar el envejecimiento activo». Y es que no importa en qué municipio se pregunte. Todos buscan que los ciudadanos se queden en el pueblo para que desarrollen «con calidad» sus proyectos de vida.
Hay más. «Tenemos que intensificar la relación con las juntas administrativas, fomentar las actividades social y culturales, además de recuperar y poner en valor el patrimonio histórico del Valle». La alcaldesa está convencida de que logrará parte de lo propuesto por su «inquietud» y capacidad de desenvolverse «con soltura» en diferentes ámbitos. «Nunca había tenido la intención de alcanzar este puesto. Pero las oportunidades llegan y hay que cogerlas», ataja.
La persona más mayor del equipo de Gobierno de Raúl García Ezquerro tiene 35 años. El alcalde reelecto remarca con mucho orgullo el dato. «Muchas veces los partidos son reticentes a que la gente joven encabece sus listas, pero aportamos dinamismo y energía», valora, tras un año en el cargo. Su militancia empezó en el PNV a los 22 años. Permaneció durante una legislatura en la oposición con el PP de Pedro León García de Olano y en los comicios de 2019 se hizo con el cargo de concejal de Cultura y regidor síndico. «No me pegué un sopapo cuando me senté en la silla central porque ya era la mano derecha de Lucio Castañeda, pero hay que meter más horas. Es normal, se abren otros frentes», reflexiona. 'Lo suyo' era, hasta ese momento, todo lo relacionado con los festejos. Este animador sociocultural, realizador audiovisual y 'dantzari' se conoce «al dedillo» todas las asociaciones culturales del municipio. «He trabajado por el pueblo toda la vida. Cuando llamaron a mi puerta varios partidos, pensé que sólo era aportar un poco más».
García Ezquerro se expresa como un joven cualquiera que se ha criado en una localidad de poco más de 1.500 habitantes. «Los días previos a la investidura fueron muy duros. Pero hay que seguir. Con mucha ilusión, ganas y curro», se anima tras el alivio.
Al relatar las preocupaciones vecinales asevera que «es caro e incómodo vivir aquí». «Queremos mejorar la calidad de vida. No puede ser que los vendimiadores se vayan a aparcar a veinte minutos de sus bodegas o que cueste hacer una acera dos años». La burocracia, priorizar las plazas de aparcamiento para los residentes... Tiene más. «Crear el centro médico va a ser mi prioridad absoluta, junto con dar facilidades para acceder a una vivienda. El 90% de licencias de obras que firmo son para la rehabilitación de pisos turísticos. Tengo cuatro años por delante», remata, muy convencido.
«Yo no he tenido un recorrido muy grande, pero me he curtido a base de errores y aciertos». Puede sonar atrevido en un primer momento el balance político que hace Daniel García, de 26 años, tras una legislatura en la oposición de Labastida con el PP. Lo cierto es que en los dos últimos comicios municipales se ha visto envuelto en polémicas. En 2019 mantuvo contacto con los abertzales sin que su partido tuviera constancia de ese encuentro. Los populares alaveses le guardaron su confianza y achacaron la controversia a su «inexperiencia». Lo convulso de este año es de sobra conocido. Con todo, García resta importancia a esas tensiones. «No se puede mirar lo que acontece en los pueblos con las gafas de la política nacional. La convivencia es buena. Y, cuando uno actúa en base a su conciencia, siempre está tranquilo», sentencia.
Todavía está «aterrizando» en su nuevo despacho, pero prefiere centrarse en la legislatura que viene, para la que parece más que preparado. Se ha formado en Administración y Dirección de Empresas, se ha graduado con dos máster, en Gestión de Negocios Internacionales y de Profesorado, y ha escrito tres libros. Cuando se publicó el primero, a sus 16 años, sentía «desafección política». «Por la corrupción que se mostraba en esos momentos en los telediarios», justifica. «Conocer a José Luis Pérez Pastor, senador en La Rioja, cambió mi visión. Tienes que rodearte de gente que sea crítica contigo», expresa.
García piensa en su mandato como «una forma de ayudar a la sociedad». «Más allá de ideologías», dice marcar su prioridad en el interés vecinal. «Toda la corporación debe enfrentarse al problema de la vivienda. Hay que intentar que Labastida sea un lugar atractivo con agendas culturales y deportivas porque la vida son más que ocho horas de trabajo. Es la única forma de enraizar a las familias en el pueblo», asevera.
Tras las elecciones
Labastida El PP ganó las elecciones al lograr cuatro concejales por los tres del PNV y los dos de EH Bildu. El candidato jeltzale Eduardo Barinaga renunció tras ordenar su partido que gobernasen los populares.
Laguardia El PNV reeditó su pacto con EH Bildu en la villa amurallada. En la noche electoral fue el PP quien obtuvo la victoria con cuatro ediles.
Valle de Arana. Los jeltzales repiten gobierno en el municipio después de una legislatura «muy positiva» y con calcados resultados a los de 2019.
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