![El albergue de la catedral reabrirá el lunes 24 con la mitad de sus plazas](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202105/20/media/cortadas/albergue-plazas-U140278816578riD-U140419892261bgB-1248x770@El%20Correo-ElCorreo.jpg)
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Las ganas de saludar de nuevo a los viajeros traspasan la mampara que protege la recepción del albergue de la catedral Santa María. El alojamiento con vistas a la 'joya' del Casco Medieval echó el cierre al turismo antes de que acabara el pasado verano ... , cuando la pandemia se asomaba a su segunda ola, y tras más de medio año convertido en recurso foral para la lucha contra la covid recuperará su actividad. Lo hará el próximo lunes 24, con unas cuantas restricciones en su funcionamiento y varias reservas ya apuntadas «de cara a junio y julio». «Mucha gente pregunta ahora por la cancelación, por si habrá algún problema en caso de tener que anular», retrata Beatriz Taramundi, al frente de este complejo desde su inauguración.
En los nueve años que el albergue lleva en marcha, sin embargo, jamás se había enfrentado a un parón igual. En 2020 cerró primero entre marzo y junio y, por segunda vez, en septiembre. Hasta ahora. «Con los cierres perimetrales no tenía mucho sentido estar abiertos», reconoce. Las instalaciones echaron la llave al turismo pero no se vaciaron pues fueron cedidas al Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) como hogar temporal para personas en situación de vulnerabilidad que hubieran estado en contacto con un positivo. Con el fin del estado de alarma, y la recuperación de un pedazo de la normalidad también en la movilidad, en sus camas volverán a dormir los viajeros a partir del día 24. Antes del coronavirus rondaban las 1.500 pernoctaciones al mes de media y la ocupación se situaba en torno al 90%. El verano pasado se quedaron por debajo de la mitad.
Las medidas sanitarias condicionarán asimismo las cifras de la temporada que arrancará el lunes. El aforo del albergue se ha reducido (sólo habrá 40 plazas disponibles de 90 posibles) aunque un par de habitaciones, con seis camas cada una, se reservarán para su uso completo sólo por parte de personas convivientes. La cocina, además, continuará cerrada, y la mascarilla, las distancias en las zonas comunes y la ventilación constante de los espacios formarán parte de la estancia de los huéspedes. Taramundi prevé que por la recepción pasen, sobre todo, visitantes «nacionales» frente a extranjeros, que antes suponían alrededor del 25% de los alojados.
En el complejo de la calle Cuchillería se esperan también peregrinos del Camino de Santiago. Hasta 2019 daban la bienvenida a unos 300 anuales y, en un año Xacobeo como el actual, se habrían multiplicado en el libro de reservas si no fuera porque en su recorrido se ha cruzado un virus. «Estamos en una situación muy especial», asume. Tanto que el Año Santo se prolongará hasta final de 2022 y coincidirá con la celebración de la primera década del albergue vitoriano.
El coronavirus se ha cruzado como una piedra en el camino de los peregrinos hacia Santiago de Compostela. Entre las complicaciones derivadas de la pandemia se encuentran con el cierre de numerosos albergues donde hacer noche, como ocurre en Álava, que lleva meses sin alojamientos para este colectivo que cubre cuatro etapas entre Zegama (Gipuzkoa) y Briñas (La Rioja) que discurren sobre suelo alavés.
Javier Corcuera, presidente de la asociación Amigos de los caminos de Santiago de Álava, cuya sede lleva cerrada más de un año, advierte de que aún habrá que esperar «un poco más» para que la media docena de albergues que salpican el territorio vuelva a la actividad. «Más hacia el verano, a ver cómo va funcionando primero la reapertura de la movilidad», sugiere. Los alojamientos donde se quedan los peregrinos, explica, «suelen estar atendidos por personas mayores» y algunos incluso han sido cedidos en estos meses a otros fines. En Irún, por ejemplo, Cruz Roja gestiona ahora uno para la asistencia a personas migrantes.
El cierre de instalaciones coincide con la caída de peregrinos por culpa del coronavirus a pesar del Año Xacobeo (2021 y, por decisión del Papa ante la extraordinaria situación, también 2022). Corcuera apunta algunas cifras registradas en la asociación: en 2019 contaron 1.300 credenciales y en 2020, unas 400. «El verano pasado fue muy flojo», admite «a la expectativa» del impacto de la nueva normalidad.
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