Año Nuevo en el Zaldiaran «en bermudas»

«Este cielo tan azul es un regalo», agradecía Pilu, que junto con su marido Josetxu paseaba cuesta arriba, como hacen cada año. La total ausencia de nubosidad permitía a su esposo señalar algunos de los macizos y cordilleras más destacados de la comunidad. «Ahí se ve el San Lorenzo, y ahí el Aitxuri, que es el más alto de la comunidad autónoma, con 1.551 metros, en la sierra de Aizkorri-Aratz. Muchos creen que es el Aizkorri (1.528) o el Gorbea (1.481)», ilustraba durante un alto en el recorrido desde el aparcamiento de la carretera principal, un kilómetro más abajo, que completó esta pareja de jubilados hasta coronar la cima.

Entre felicitaciones de año nuevo y palabras de ánimo, decenas de grupos y familias volvieron a retratarse junto al belén colocado en la cruz de esta cumbre. Brindis, 'selfis' y almuerzos improvisados se sucedieron a lo largo de la primera mitad del día en un enclave que se llenó de mendizales de todas las edades. «Aunque no tanto como otros años. Con este buen tiempo, sin hielo ni nieve, parece que muchos han aprovechado para irse a otros montes o incluso a la playa», era el comentario generalizado entre los excursionistas.

Si bien los espacios y apartaderos donde estacionaban los coches, furgonetas y SUVs ya estaban completos para antes de las once. Los que no fallaron fueron los integrantes del Club de Montaña Gazteiz, que cumple medio siglo. «Esto es vida y esto es un bidón, urte berri on!», saludaba de nuevo bromista su integrante Mitxel Gutiérrez, de 72 años y también miembro de la Manuel Iradier, «la Manuela». «De chavales veníamos a pie desde la calle Prado, desde el centro de Vitoria, para traer el nacimiento hasta la cumbre». En 2022, coincidía este montañero, «hay menos gente, pero nosotros no perdonamos».

Así lo refrendaban sus compañeros de la entidad montañera, todos ataviados con camisetas conmemorativas del aniversario, que se refrescaban a su alrededor. Ahí estaban Cristina Castro, Blanca y Teresa Vicente, José María Azkorreta y Alicia Lasanta. Mitxel amenizaba el receso tocando su cuerno para felicitar el año. «Soy un hombre con muchos cuernos», se cachondeaba.

Por segundo año, los del club Gazteiz se quedaron sin poder organizar su tradicional reparto de vino, chorizo y pastas a causa del covid. Algo que no supuso un problema para otros 'fijos' a la subida como Ricardo Sáez de Heredia, abad de la Cofradía de la Virgen Blanca, y su hija Amaia, que saludaron al 2022 con un pintxo de chorizo regado con Rioja Alavesa. «Estamos como en Marbella», comentaban mientras almorzaban sentados al sol junto al repetidor.

A falta de cotillones, algunos grupos de chavales optaron también por calzarse las botas de trekking. Ataviados con gorros y collares festivos, Nagore Caicedo, Iker Pesquera, Jorge Izquierdo y Leire Arrasate chocaron sus vasos de sidra tras coronar el Zaldiaran, al que ascendieron en su último tramo por el camino de las cuerdas en lugar de hacerlo por las rampas. «Aunque alguno de nosotros ya apuramos hasta tarde en la velada de anoche», comentaban con una sonrisa pícara.

La romería de paseantes, ciclistas y deportistas fue en realidad una constante por distintos rincones de la capital alavesa. A ello contribuyó la temperatura máxima de 17 grados que registró ayer Vitoria según los registros de la agencia vasca de meteorología Euskalmet.