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La crisis energética demostró hace justo dos años la enorme dependencia que padece Euskadi. Todo el gas que se consume llega a través de buques ... metaneros y oleoductos terrestres que en ocasiones dependen en exceso de la geopolítica. Por eso, cada vez resulta más necesario levantar industrias que permitan avanzar hacia el autoabastecimiento. Precisamente, en ese sentido apunta la planta que la empresa alavesa Oleofat proyecta para el municipio de Berantevilla. Según ha podido saber ELCORREO, su idea es generar energía a través de purín, estiércol, residuos orgánicos agrícolas y alperujo de oliva, es decir, huesos y trozos desechados de las aceitunas.
No se trata de una iniciativa de carácter menor. Su idea es generar anualmente 35 Gwh (gigavatios hora) a través de biometano, que es el equivalente al consumo de gas natural doméstico de una población de 27.000 habitantes o, lo que es lo mismo, el 8% de los alaveses. Porque lo que se produzca en esta planta, que se quiere levantar entre la 'autovía a Rioja Alavesa' (N-124) y la entidad local de Escanzana, se inyectará directamente a la red que sirve para calentar y dar luz a los hogares de la provincia.
Este proyecto se encuentra en fase de tramitación administrativa, con la modificación puntual del plan general de ordenación urbana (PGOU) y la evaluación ambiental. El objetivo de Oleofat es que las obras arranquen el año que viene y se ponga en marcha para 2026. Se trataría del primer proyecto de carácter industrial de producción de gas a través de residuos agropecuarios de Euskadi. Fuentes del sector reconocen que en el resto del país se está observando un 'boom' a raíz de los apuros energéticos por la guerra de Ucrania y el conflicto diplomático con Argelia, aunque también con la urgente necesidad de buscarle una 'segunda vida' a este tipo de residuos.
La idea de esta compañía es que cuando la planta esté en su pleno rendimiento reciba 300 toneladas diarias de purín y estiércol (58%), gallinaza (22,3%), materia orgánica (13,4%), paja cereal (4%) y alperujo de oliva (2,2%), aunque no se descartan recibir otra clase de desperdicios del sector vitivinícola o patatero, más acordes con la realidad alavesa. Ese 'mix' se conduce hacia una serie de naves estancas, donde se produce una descomposición en ausencia de oxígeno mediante una serie de microorganismos que transforman la parte orgánica en gas, líquido y sólido. No se quiere desperdiciar nada, ya que el líquido se aprovechará para riego y el digestato es una especia de fertilizante natural que se puede aprovechar de nuevo en el campo tras un proceso de pasteurización. «Es una alternativa sostenible y alineada con las estrategias frente al cambio climático, fomentando la economía circular y oportunamente adecuada al proceso de transformación que se está viviendo actualmente en Euskadi y en Europa», destaca Rafael Lavín, el director general de Oleofat, una firma que hasta ahora había centrado su actividad sobre todo en biocombustibles que sirven incluso como sustitutivos del queroseno de los aviones.
¿Por qué se ha elegido Berantevilla para instalar esta obra? Supone una oportunidad por estar cerca del 'nudo' de Armiñón (la conexión entre la antigua AP-1 y la A-1), la entrada a la AP-68 a través de Zambrana y a las 'puertas' de una comarca eminentemente agrícola como Rioja Alavesa. Pero también por encontrarse a menos de cien metros del enganche a la red de distribución de Nedgia (del grupo Naturgy), en el polígono industrial de Lacorzanilla, y dos gaseoductos troncales de Enagás. La cuestión es que la parcela está clasificada como suelo no urbanizable y, por lo tanto, se necesita una modificación del PGOU.
El biometano que se generaría en Berantevilla es «primo-hermano» del gas natural que se extrae de yacimientos petrolíferos. Porque, hasta la fecha, los residuos agrícolas y ganaderos –Euskadi genera 2,6 millones de toneladas anuales– acaban en vertederos o en plantas de compostaje que, en ambos casos, suponen emisiones contaminantes a la atmósfera. Los impulsores de esta iniciativa, que cuenta con una similar en Ólvega (Soria), afirman que este proceso «no desprende malos olores» –una de las principales preocupaciones de los vecinos– por tratarse de cámaras herméticas en las que se desarrolla un proceso de descomposición sin oxígeno.
«Hay una necesidad imperiosa, la generación de residuos agroganaderos supone una fuente de contaminación muy grande y hay una directiva comunitaria de 2022 que pide que se intensifiquen los esfuerzos en la producción de biometano para una solución de autosuficiencia energética», explica Rafael Lavín. Además de la planta de tratamiento de residuos, se quiere implantar en esta parcela un invernadero con una superficie de 10.000 metros cuadrados para el cultivo hidropónico –en vez de usar tierra para el desarrollo de vegetales, se hace con agua y una serie de elementos químicos esenciales– de frutos rojos.
AL DETALLE
300 toneladas al día. Purín y estiércol (58%), gallinaza (22,3%), materia orgánica (13,4%), paja cereal (4%) y alperujo de oliva (2,2%).
Localización Entre el 'nudo' de Armiñón y la entrada a la AP-68 a través de Zambrana.
Invernadero hidropónico. 10.000 metros cuadrados para frutos rojos que se cultivan sin agua.
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