Los alaveses de 2023

Corredores, un entrenador de baloncesto, un ciclista... Pero también ese trabajo desarrollado con devoción en el ámbito de la cultura en un sentido amplio ha sido el desencadenante de otros protagonistas de estas páginas. En esa otra forma de entrenamiento intelectual se ha creado un festival en Vitoria que viene a agitar la programación cultural apostando por el género fantástico y se ha defendido la 'memoria' de nuestros caminos en el pasado, como ese Vasco-Navarro declarado Bien Cultural de Protección Especial, sobre todo gracias a la lucha de lo que llamamos un ciudadano anónimo al que ponemos ahora nombre: Javier Suso.

Asimismo, ha habido quienes han puesto voz a los que no la tienen y han recurrido a la expresión artística como herramienta para combatir la sinrazón. Un ejemplo es la vitoriana-ucraniana Julia Butenko, que confía en poner música y pentagrama pronto a sus mejores versos porque eso significará que ha acabado la guerra en su país. Sabe que en la paz también habrá muchas páginas por escribir.

Fue en pleno franquismo cuando nació Olabide, la primera ikastola de toda Álava. Tan solo catorce alumnos se sentaban entonces en sus pupitres atentos a la lección de Izaskun Arrue. Un salto en el tiempo hasta el presente curso sirve para ver su evolución. En la actualidad, cerca de 1.6000 alumnos pasan por las aulas del que es uno de los centros escolares de mayor tamaño de la provincia. Con motivo del 60 aniversario, este centro de referencia en la euskaldunización de los alaveses se ganó el reconocimiento. Fue destinado a una «gran familia», como describió Aritza Martínez, el presidente de la junta rectora de la cooperativa de padres al centro que espera seguir soplando velas.

Pasó de salvar al Unicaja de Málaga del descenso a hacerlo campeón de Copa. Cualquiera firmaría un gráfico de progresión así. El entrenador vitoriano, que dio sus primeros pasos en 'Coras' y ejerció de técnico asistente en el Baskonia, pasea por el parqué del Carpena mientras escucha el mensaje de confianza de la afición sureña. 'Ibon tiene un plan', le corean. Vaya si lo tenía ese 19 de febrero, cuando alcanzó la gloria y se convirtió en el segundo preparador alavés después de Pablo Laso en alzar ese gran trofeo de Copa. Con una comunión con la plantilla admirable, este ingeniero en Químicas mantiene la alegría como carta de presentación.

«Tengo ganas de escribir la canción que celebre el final de la guerra en Ucrania». De esta manera se expresa Julia Butenko, que escribe poesía y pule melodías que saben reflejar todo tipo de emociones. De esas que te recuerdan lo malo, pero también que te cargan de energía en un mal día. Esta ucraniana y vitoriana –que reside desde hace casi una década en la capital alavesa– decidió no quedarse de brazos cruzados ante la invasión rusa. Contra el ruido de las bombas impulsó varios conciertos solidarios con su grupo Infraganti. Además, desarrolla su labor en el ámbito de la cooperación en CEAR. Sí, confía en escribir pronto su canción más hermosa.

Veteranía, dedicación, talento. Desde el escenario del acogedor teatro Ortzai en el Casco Viejo, pero también frente a las cámaras con la dirección al otro lado de Almodóvar ('La flor de mi secreto'), Urresola ('20.000 especies de abejas'), De Silva ( 'Hadas') o Colomo ( 'Famosos y familia'). La actriz Teresa Ibáñez sabe de primera mano que la interpretación exige sobre todo trabajo. Por ello repasa los guiones «a diario». Junto a su hijo Iker Ortiz de Zárate lleva años animando la programación cultural de Vitoria. Una lección magistral que se sucede cada semana en los pocos metros de uno de los escenarios fuera del circuito institucional con más encanto del País Vasco.

La sombra de Eneko Llanos es alargada. Su huella, bien marcada como un ejemplo de sacrificio y dedicación. Tras 30 años dedicado al triatlón, el vitoriano decidió marcar la línea de meta a su carrera profesional. Apodado 'El kaiser', este alavés que ya en 1995 se proclamó campeón de España junior, pasó por los Juegos Olímpicos de Sidney y Atenas y se proclamó campeón del mundo y de Europa en media distancia ha escrito grandes páginas de gloria del deporte alavés. Desde hace unos años centrado en su labor como bombero, todavía muchos recuerdan que fue segundo en el campeonato del mundo de Hawai de 2008.

«He aprendido que aparte de pegar debes prepararte para encajar golpes». De la forma de hablar de Mireia Vizuete, de tan solo 17 años, parece que se pueden establecer símiles con la vida, casi lecciones vitales sacadas de la práctica del deporte. Hasta eso sorprende de la vitoriana, presente y futuro del deporte. ¿Genética? ¿Perseverancia? ¿Talento natural? Lo que tienen claro los entendidos de su disciplina es que ese apellido, Vizuete, está tocado por algo. La última de una saga familiar de karatekas) logró nada menos que el oro en el Europeo junior 'shinkyokushinkai'. Un par de años antes, en 2021, había conseguido el bronce en la Youth League. No parece tener techo.

Pocos tenían dudas de que iba a acabar despuntando y el año pasado fue el de su consolidación profesional. El ciclista del equipo Movistar Team vive entre pedaladas. «En un no parar en el que apenas te da tiempo a pensar sobre la victoria», contaba a este periódico. Lo hacía tras proclamarse campeón de España en ruta, deslumbrar también en Francia haciéndose con su primera vuelta por etapas y brillar en Bélgica. Una muestra de compromiso y competitividad que contrasta con su carácter tranquilo. Un chaval de 24 años del barrio de Adurza que se formó en cadetes y juveniles con el Zirauna e Iturribero. Sí, promete muchas más alegrías.

Patricia García lleva doce años como gerente de Gasteiz On, la mayor asociación de comercio y hostelería de Vitoria con cerca de 500 empresas asociadas. En ese tiempo han sido (y son) casi incontables las iniciativas que ha llevado a cabo la entidad. Una pasarela, una feria del vino de Rioja Alavesa, campañas de Navidad, aplicaciones para visibilizar los comercios en la red... También los lemas, algunos que se recuerdan con simpatía como 'I love/like Vitoria-Gasteiz' o 'Compra aquí y haz ciudad'. Pero sobre todo por la defensa del comercio local, el trato cercano y contribuir a que los negocios de barrio sigan levantado la persiana.

La pasión de Javier Suso (1955, Vitoria) por el 'trenico' le viene de familia. Su padre fue el responsable de hacienda en el Ferrocarril del Vasco-Navarro, que dejó de funcionar en 1967. «Le tocó desmantelarlo», dice. Aquello le llevó a investigar, guardar una ingente documentación acerca del tren y reivindicar una de las obras de ingeniería civil más importante de la primera mitad del siglo XX. Sin su labor seguramente el Gobierno vasco no hubiera declarado lo que queda del Vasco-Navarro como Bien Cultural de Protección Especial. En la actualidad, la mayor parte del recorrido es una vía verde que disfrutan ciclistas y senderistas. Una «buena forma de preservarlo».

Se convirtió en el primer autor en ganar con la misma obra el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y el Premio Euskadi. En apenas unas semanas, el escritor nacido en Ordizia y afincado en Vitoria desde hace años celebraba el doble reconocimiento a 'Zerria' (Erein), una obra que se sitúa en los glaciares, se «aleja de la simplicidad y de los tópicos» y plantea reflexiones acerca del hombre y la bestialidad. Una historia antigua y contemporánea a la vez que verá a la luz en castellano en primavera con Eldevives. No cabe duda de que es uno de los grandes autores vascos en lo que va de siglo, gran traductor y voz única que pasea por las letras con una sensibilidad asombrosa.

El penúltimo mes del año vino acompañado de la creación de un festival: Tartalo, la Semana de lo Fantástico en las Artes. Su impulsor Raúl Montero, profesor de Filología en el campus universitario de Álava, ha sabido leer la afición que había en la provincia, además de configurar un programa con artistas (escritores, fotógrafos, directores de cine...) y estudiosos llegados de diferentes rincones del mundo para participar en cerca de 60 actividades. Algo inaudito para una primera edición. El festival Tartalo prepara una segunda entrega con la que desea convertirse en una cita de referencia «mundial» dedicada al género fantástico.

«Correr es mi vida». Y esa sensación deja a su paso, con gestos en la carrera en los que se adivina dolor, pero también disfrute. Sobre todo cuando llega a línea de meta sintiendo que lo ha hecho de la mejor manera posible. Majida Maayouf, que llegó a España desde su Brarha (Marruecos) natal y reside en Agurain, nunca lo ha tenido fácil. En 2011 pidió una visa con la excusa de correr el maratón de Barcelona como única forma de salir de Marruecos. No ha sido hasta junio de 2023 cuando consiguió la nacionalidad española. En diciembre, en su primera carrera como española logró el récord nacional de maratón con una marca de 2.21.27. Casi nada.