De vermut y pintxos por Eibar antes del partido

Será una jornada en la que la tensión se mezclará con la jarana. La afición alavesista viajará a Eibar para animar a los babazorros y, de paso, gozar de un día festivo en el que no faltarán las citas gastronómicas. Hay que alimentar el cuerpo para darle energía al espíritu. Aterrizar en la localidad armera y tomarse un mantecado en La Eibarresa (Plaza Unzaga) es ya una tradición para muchos visitantes. Tiene helados de infinitos sabores, pero el de vainilla es para bailarle un aurresku. En la misma plaza, a pocos metros, está El Txoko, un bar de los de toda la vida en el que lo mismo disfrutas de una sabrosa tortilla que apuestas por una ración de rabas o pulpo.

El Gure Leku (Isasi, 3) es ideal para picar unos pintxos de esos artesanos, caseros. Su morcilla de verduras de Beasain, que sirven con tomate, es para chuparse los dedos. Más bocados, el Bar Alberto, subiendo la carretera de Elgeta, presume de unos champis para quitarse el sombrero, y el Amesti (Ziriako Agirre, 2) elabora una tortilla de patatas que cosecha suspiros de pasión, es generosa y está en el top de las tortillas eibarresas.

El vermut está de moda y en el municipio guipuzcoano lo saben. El Laurel y Hardy (Plaza Unzaga) es un templo con una extensa carta de vermuts elaborados con mimo. También tienen vinos de numerosas denominaciones y, si apetece hincar el diente, proponen latas de almejas al natural, mejillones en escabeche, caviar de erizo, zamburiñas a la gallega o pulpo en aceite. El de Urkizu Taberna (Urkizu pasalekua, 12) es otro vermut. Allí reina un ambiente futbolero y es el lugar indicado para picar su famoso croquetón, los tigres caseros o sus patatas roquefort. También hay platos de esos que te trasladan a la cocina de la abuela. Las albóndigas, los champiñones en salsa, el bacalao con pisto o las carrilleras son de aúpa. También tienen bocatas de categoría y, a modo de homenaje, llevan el nombre de futbolistas destacados.

Si hay que almorzar con fuste, son recomendables el Ongi Etorri (Toribio Etxebarria, 21) o el Arkupe (Isasi, 2). El primero apuesta por productos locales, de km0, y en su carta sobresalen las alcachofas (a la plancha, con crema de foie o con papada ibérica), los huevos rotos con jamón, el rabo de toro con parmentier de patatas o, si hay buen saque, la chuleta de mayor. En el segundo hay que probar el rape y las chuletas de buey. Otra cosa es Baratze Gourmet (Bidebarrieta, 39), un nuevo concepto de templo del sabor en el que cuidan la materia prima y, si te gusta su oferta, puedes llevártela a casa porque disponen de un 'take away' increíble. El tako de cochinita pibil, las verduras salteadas con cremoso de foie gras y huevo a baja temperatura, el pulpo a la plancha sobre patata rota al pimentón, el risotto de puntalette con bacalao en tempura y cremoso de calabaza o la costilla de ternera lacada a baja temperatura en cítrico de contrastes son algunas de sus delicias.

A las seis de la tarde comienza el partido, pero antes se puede saborear un café completo en La Bolera, justo frente al campo de Ipurua. Se trata de un rincón acogedor en el que también se puede comer, apostando por el asado de cordero, el rape o el rodaballo, pero es lugar de peregrinación para tomarse un café en su terraza con vistas al estadio. Y si hay tiempo, nada mejor que un gin-tonic en el Ametsa (Toribio Etxebarria, 2), donde les apasiona crear y elaborar sus combinados de forma especial. Su especialidad son los gin-tonics y cuentan con una amplia carta personalizada. En sus 25 años de experiencia llevan más de un millón de cócteles preparados.

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