Álava se estanca en el reciclaje de orgánica y queda lejos de los objetivos mundiales

Los redactores del informe foral recuerdan que, a diferencia de 2017, ya están extendidos por toda Álava los medios de recogida separada de biorresiduos, «por lo que se espera que esta fracción vaya desapareciendo de los residuos mezclados». La pregunta es ¿cuándo?, porque en Vitoria por ejemplo, donde desde el año pasado están implantados los contenedores marrones con chip, el peso de lo órganico en las bolsas de resto es incluso mayor que el de la media alavesa y alcanza el 54%. Sólo el 13% del contendios de esas bolsas corresponde con lo que se entiende como materiales no valorizables, ya que junto a los restos de comida hay envases ligeros, papel-cartón, textiles, vidrio o madera.

Por cuadrillas, los vecinos de Añana son los que mejor lo hacen. Los restos de comidas no ocupan más que el 38% de esa bolsa y el 20% está bien vertido. En Gorbeialdea, los analistas alertan de la presencia de residuos peligrosos en estas bolsas lo que se explica porque «es la única que de momento no cuenta con un garbigune donde depositar ese tipo de materiales». Como conclusión general de todas las comarcas, los autores de este informe creen que «es necesario de manera prioritaria recuperar la materia orgánica presente en esta fracción y destinarla a recogida separada, compostaje comunitario o compostaje doméstico para favorecer una gestión de residuos más eficiente».

Este estudio del contenido de las bolsas grises y de las de orgánico va un poco más allá. Los analistas han analizado la composición de los biorresiduos. Junto a restos de poda y jardinerías, papel de cocina, restos no comestibles de comidas y lo que se desecha al limpiar verduras o pescados, se han encontrado alimentos que podrían haberse destinado al consumo. Constituyen lo que se llama desperdicio alimentario comestible (DAC). Según sus cálculos, cada alavés tira a la basura entre 37 y 39 kilos de alimentos aptos para consumo cada año.

A la vista de estos datos preliminares, el colectivo Gasteiz Zero Zabor vuelve a hablar del «fracaso de este sistema actual de recogida mediante contenedores». Defiende la eficacia de otros métodos «más eficientes y económicos» como la recogida puerta a puerta que ya funciona en Kripan, Elciego o Barrundia. «Creemos que es el momento de dar un giro a la planificación de residuos de Álava y asumir compromisos reales. Si no se aprovecha esta oportunidad, empeorará la situación y entonces sí, saldrán las infraestructuras que nadie quiere, como única y mágica solución», señala en alusión a las polémicas incineradoras de basuras. «Que las decisiones actuales no hipotequen el futuro de las próximas generaciones», pide.