Álava se suma a la carrera por el euskera

Dentro de las reivindicaciones también hubo hueco para diversas reivindicaciones. Cuando apenas quedaban unos kilómetros para llegar a los 1.000, por Kuartango, el sindicato UAGA cogió el testigo, con algunos tractores acompañándo a los korrikolaris. Tampoco faltaron las denuncias contra «el genocidio en Palestina» ni los reclamos de «presoak etxera».

En cuanto al ejercicio, los alaveses más madrugadores fueron los de Campezo, que a las 4.54 horas de la mañana de ayer ya se habían calzado sus mejores deportivas y habían salido a la carrera para unirse a la Korrika que pasaba el testigo a Álava. La intención sigue siendo la misma: mantener viva la tradición y la lengua vasca. Niños y adultos fueron de la mano por Campezo, Laguardia, Treviño, La Puebla de Arganzón, Kuartango, Murgia y hasta que llegó a la capital vasca donde ya esperaban expectantes horas antes algunos vitorianos cerca de la Virgen Blanca donde se colocó la caseta de la Korrika.

Mientras había quienes todavía no habían despertado, durante la mañana de ayer, después de que hubiesen recorrido unas cuantas horas desde Campezo, y ya con las primeras luces del amanecer de fondo, los participantes fueron, 'tipi-tapa', monte arriba hacia Laguardia, donde llegaron sobre las 8.15 horas de la mañana. La música y el ambiente festivo no faltaron en ningún momento del recorrido. El tramo más complicado para los participantes fue el Puerto de Herrera, donde los corredores se esforzaron por sus empinadas cuestas hasta los 1.100 metros de este hito alavés, el punto más alto del recorrido.

Por su parte, los pequeños fueron los protagonistas de gran parte de las estampas que se vieron a lo largo del día de ayer, con iniciativas en favor del euskera en muchos colegios. Así, durante una parte del recorrido el testigo lo cogieron los alumnos de Labastida hasta atravesar la entrada del pequeño pueblo de Peñacerrada. Pasito a pasito, fueron recorriendo todas las esquinas del territorio alavés, aprovechando unas temperaturas primaverales que convirtieron el día en una fiesta.