El verano llegará a Álava la próxima semana

Y no es el único influjo del anticiclón sobre la capital alavesa. Este mes de abril es, a fecha de hoy, uno de los más secos desde 1945, primer año del que se tienen registros pluviométricos en el viejo Instituto. Según Aemet, el abril más seco de toda la serie fue el de 2010, año en el que se recogieron sólo 10,2 litros por metro cuadrado en la Llanada. A estas alturas de mes, se han anotado 8,4 litros y no parece que la lluvia que va a caer entre la noche del viernes y la mañana del sábado vaya a cambiar este panorama radicalmente. Abril suele ser muy lluvioso en el territorio histórico. Las precipitaciones dejan una media de 73 litros por metro cuadrado en la capital alavesa y alrededores. De hecho, la lluvia es tan habitual por estas fechas que el patrono de la provincia, San Prudencio, es conocido como el santo «meón».

Desde la agencia vasca Euskalmet, la meteoróloga Onintze Salazar, tampoco cree que la lluvia prevista entre el viernes y el sábado vaya a ser abundante. Euskadi sufre un déficit de precipitaciones que es más «significativo» en Álava, explica la especialista. El agua que caiga en «unas horas», agrega, no va a ser suficiente para tranquilizar a los agricultores. Y la tendencia a partir del domingo es que las borrascas sigan lejanas y las máximas «por encima de la media». Es decir, más de 20 grados, que podrían superar los 25 el miércoles y jueves. Eso sí, con noches frescas.

Pese a esta ausencia de precipitaciones en el primer cuatrimestre del año, los embalses del Zadorra que abastecen a Vitoria y al Gran Bilbao, de momento aguantan. Ullibarri-Gamboa se halla al 76,2% de su capacidad. Es un 12% menos que lo que tenía el pasado año por estas fechas y hay que recordar que en lo meteorológico, 2022 ya fue «extremadamente cálido y seco». Urrunaga se encuentra al 71%, con un 4% de volumen menos que en abril de 2022. En el conjunto de la cuenca del Ebro, la situación es de sólo 54,6%, con un 18% de agua menos que el ejercicio anterior.