Álava vendimia 10 millones de kilos menos que en 2023 y refuerza su apuesta por los blancos

Javier San Pedro tira de tradición familiar para explicar el dato de este año: «Mi abuelo decía que en primavera, en floración, las viñas se preñan para el año siguiente». Y después de dos cursos de rendimientos altos -basta pensar en las cartas por sobreproducción que remitió Logroño a decenas de viticultores en 2023-, los viñedos se han plegado este año.

«Ha habido que hacer una vendimia muy selectiva», corrobora Jesús Mendoza, director técnico de Remírez de Ganuza. Juanjo García, presidente de la UAGA en Rioja Alavesa, coincide en este punto, pero pone sobre la mesa otra cuestión para explicar la situación de los viñedos alaveses: el cambio climático. «Viene derivado de que no tenemos inviernos y de que muchas veces las tormentas que caen tampoco nos benefician mucho».

En un año en el que la cosecha en verde -el arranque de las uvas antes de que maduren- y las heladas ya habían recortado la recolecta de la uva, la naturaleza también ha puesto de su parte. La que en el conjunto de la DOCa Rioja es la añada más corta del siglo, en Álava se disputará el título con la del 2012, cuando se recogieron 67,2 millones de kilos. «No ha habido menos racimos, sino racimos infinitamente más pequeños», explica el presidente de la UAGA en Rioja Alavesa.

La baja añada ha provocado una vendimia fugaz y en la que «se ha corrido mucho», recalca García. Había que «asegurarse en el zurrón» la uva de calidad, como dice Mendoza. Y eso que este año han faltado temporeros: el 90% de los agricultores han tenido problemas para hacer frente a la recogida. «En la UAGA ha habido menos gente. Han faltado unas 80 personas y han sido los más profesionales. Aun así, lo hemos hecho todo a muy buena velocidad», explica García. San Pedro no esconde que esta ha sido la vendimia «más complicada» de toda su vida.

En esta campaña breve la meteorología también ha influido. Según Euskalmet, entre septiembre y la primera mitad de octubre la lluvia ha dejado un acumulado de 77 litros por metros cuadrado en Páganos (Laguardia) y de 59,7 litros en Moreda. «Los primeros 30 litros vienen bien, pero después ya no tanto», recalca Mendoza. La amenaza de que la uva coja demasiada agua y empiece a pudrirse también está ahí. Y vendimiar en fincas embarradas no es nada sencillo.

En esta campaña, y en línea con la tendencia del mercado, el vino blanco tomará más peso en el 'mix' de Rioja Alavesa. Por primera vez, la uva clara representará uno de cada diez granos recogido. Hasta la fecha, estas variedades representan el 11,28% de la producción de nuestro territorio.

El dato no es baladí. El crecimiento del mercado está yendo por este tipo de vinos y así lo reflejan desde hace tiempo las distintas estadísticas. Rafael del Rey, director general del Observatorio Español del Mercado del Vino, lo ponía negro sobre blanco hace unos meses en este periódico: cada vez se demandan «vinos más frescos y fáciles de consumir». «El mercado está virando hacia blancos, espumosos y bebidas de baja graduación», señaló en conversación con EL CORREO.

Javier San Pedro lo ejemplifica de una forma todavía más clara. «En los restaurantes que hacen maridajes te ofrecen seis o siete vinos. De ellos, cinco son blancos y dos son tintos muy fluidos». En su caso, los blancos ya representan entre un 30 y un 35% de la oferta de su bodega. Y es ahí hacia donde poco a poco está tratando de virar Rioja Alavesa. La DOCa también está potenciando esto: el recorte que fijó a los rendimientos de la uva tinta no existe cuando se habla de vino blanco.

Y para quienes hayan hecho los deberes puede ser un muy buen año. O así lo ve, al menos, Jesús Mendoza. «Tenemos unas parcelas extraordinarias de uva blanca. Este año el que haya trabajado va a tener muy buenos blancos y, también, muy buenos tintos». Esa percepción no es sólo suya: otros bodegueros confían en privado esa misma impresión. «Cuando me mandaron los primeros análisis, llamé al enólogo y le dije: '¿Pero estos son los de este año o me estás mandando los de 2023?' Estamos muy contentos», certifica uno de ellos.

Quienes no disfrutarán tanto este año son los productores de uva que no hacen los caldos. Ellos tendrán que convivir con una producción baja y un precio que en algunos casos, resulta «irrisorio» a ojos de Mendoza.

«Confío en que los bodegueros se den cuenta del problema y hagan un esfuerzo por el sector», afirma, esperanzado, García. Según la UAGA, mientras la uva no alcance los 85 céntimos los agricultores no llegan a cubrir los costes de producción. La campaña de este año, confían, debería ayudar a bajar la temida ratio, la relación de cosechas almacenada, que no ha dejado de crecer por la caída de las ventas.