La moto intenta hacerse hueco en Vitoria, donde la bicicleta reina entre las dos ruedas. Igor Martín

Álava es la segunda provincia menos motera, con 7 por cada 100 vehículos

El parque móvil ronda las 15.000 pero su presencia ha crecido un 55% desde 2012. La climatología y la facilidad para moverse en bici condicionan su uso

Lunes, 31 de mayo 2021, 00:40

Las motos rugen con timidez sobre el asfalto en Álava. Apenas representan el 7% del parque móvil de la provincia que, condicionada sobre todo por una climatología poco amable durante buena parte del año, destaca en el mapa como la segunda menos motera de ... España. En su censo, calcula la Asociación Empresarial del Seguro, Unespa, figuran 14.569 escúteres, ciclomotores y motocicletas o, lo que es lo mismo, en el territorio hay 4.434 de estos vehículos por cada 100.000 habitantes, una cifra a rebufo sólo de A Coruña (4.335) y justo por encima de la vecina Bizkaia (4.503). Quienes conocen el sector, sin embargo, vaticinan «una tendencia a más» de este modo de moverse por la carretera, también en el territorio alavés, que desde 2012 ha experimentado un crecimiento del 55%.

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A la moto, eso sí, le separa por ahora una gran distancia de sus compañeros de asfalto. El número de turismos es diez veces mayor en la provincia (un total de 159.129, según el último recuento del Eustat) y las bicicletas no se quedan muy atrás, con más de 118.000 sólo en Vitoria, una ciudad que no arma de razones a conductores y ciclistas para convertirse en motoristas, como sí ocurre en otras capitales. Con una orografía cómoda, distancias cortas -en veinte minutos se llega, por ejemplo, de Abetxuko a Aretxabaleta sobre el sillín- y sin grandes atascos ni accesos congestionados, el día a día se puede solucionar a pedaladas.

José María Riaño, secretario general de la Asociación nacional de empresas del sector de dos ruedas (Anesdor), no cree que la bici le plante «competencia» a la moto, incluso considera que son vehículos «complementarios», y apunta a otros factores que hacen que Álava tenga un censo motero tan reducido, similar al de Cuenca, Huesca o Lugo. «El clima es fundamental, tiene una gran incidencia en el uso, y estamos hablando de una provincia fría», plantea. El mal tiempo resulta «incómodo» al manillar pero también «un riesgo» rodar por vías mojadas y, sobre todo, heladas. De hecho, la presencia de este vehículo se dispara en zonas templadas, como Girona o Málaga, con casi 11.000 por cada 100.000 habitantes, y en Gipuzkoa rozan las 9.000, más del doble de la tasa alavesa.

El tirón de la escúter

«La gente no se anima a sacar la moto cuando caen cuatro gotas porque sabe que es peligroso», confirma Txetxu Sobrino, presidente del Vespa Club Vitoria, con 37 socios en sus filas. Las escúteres se encuentran precisamente detrás del aumento del colectivo motero en la provincia. «Ha crecido muchísimo por su orientación urbana», sugiere Riaño. En Álava, repasa el informe de Unespa, hay 3.895 de estos modelos más ligeros además de 9.601 motocicletas y 1.073 ciclomotores, y el 1% de este parque automovilístico posee la categoría de clásico por superar los treinta años sobre sus ruedas. La antigüedad media de las motos en el territorio ronda los 12,9 años, la mayor de Euskadi.

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Pero no son pocos los alaveses que han estrenado uno de estos vehículos en los últimos años, lo que sitúa a la provincia entre las cinco del Estado donde más motos se han asegurado entre 2012 y 2019. En concreto, un 55% más, un acelerón sólo por detrás del que registran Bizkaia, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y las Islas Baleares. «En poco años hemos ido a más y con personas de todo tipo de perfiles», constata el responsable del Vespa Club Vitoria, que volvió en 2008 a encender los motores tras un largo parón. «La moto antes era una cosa del motero y ahora la gente la usa por su utilidad», coincide Riaño, convencido de que la covid ha beneficiado al sector al sacar a muchos viajeros del transporte público «por miedo al contagio».

Entre los nuevos motoristas se encuentran, por supuesto, mujeres pero en Álava aún son una llamativa minoría. Ellas sólo suman el 8,8% de los conductores de la provincia, algo más (9,2%) si se mira sólo hacia Vitoria, lejísimos del 21% que alcanzan en San Sebastián o del 25% en Barcelona. El análisis de Unespa reconoce que el retrato robot de quien maneja hoy una moto tiene cara de hombre, de unos 46 años, con más de una década de experiencia en la carretera, que no comparte su vehículo con nadie... y, añadiría Sobrino, que mantiene «una buena convivencia» con la bicicleta, al menos, en la capital alavesa. «La movilidad se ha transformado en las ciudades y la gente se ha vuelto multimodal», describe el secretario general de Anesdor. El ahorro o el medio ambiente, señala, son algunas de sus motivaciones.

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La realidad es que, animados por una u otra razón, los alaveses no han parado en los últimos años de subirse a la moto. En 2020, por ejemplo, el mercado aumentó aquí un 17% a pesar del mordisco que le dio la pandemia y que sí se notó en el conjunto del Estado, donde se desplomó un 9,2%. Y en el primer cuatrimestre de este año subió un 35% comparado con 2019, el último ejercicio a pleno rendimiento. «El crecimiento es evidente», insiste Riaño, consciente de que muchas personas han optado también por «un camino intermedio», la bicicleta eléctrica, para recorrer la ciudad.

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