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Desde finales de diciembre los vecinos de Moreda, en Rioja Alavesa, no pueden ir al banco en su pueblo. Esta situación la sufren en otros 21 municipios del territorio, el 40% del total, que carecen de oficina bancaria y en la mayoría de los casos ... también de cajeros, «y los que tenemos están casi siempre estropeados», denuncian los alcaldes consultados por EL CORREO. La Álava rural comienza a movilizarse clamando por unos «mejores servicios» y cargando contra las entidades financieras «que piensan únicamente en hacer negocio a costa de los ciudadanos, en muchos casos clientes de toda la vida. Cuando además la atención que ofrecen es cada vez peor».
En Urkabustaiz, un grupo de residentes ha comenzado una campaña de recogida de firmas para intentar que Kutxabank reconsidere su decisión de abrir solo los lunes la sucursal de Izarra. «Hemos pasado de tres días de apertura por semana a uno en apenas dos años y nos tememos que el siguiente paso que den sea el cierre», denuncia el alcalde, Xabier Álvarez de Arcaya.
El malestar en el pueblo, donde también opera el Banco Santander, «es importante y más de 300 vecinos -hay 1.300 en total- han firmado contra esa medida en apenas dos días». La población de mayor edad «necesita tener cerca su oficina bancaria con la que siempre han trabajado, porque ellos no están habituados a funcionar con internet», añade el primer edil, y los comerciantes también expresan su enfado «porque de martes a viernes no podemos ir a por cambios si necesitamos». Y con las recaudaciones diarias «¿qué hacen? ¿Guardan el dinero debajo del colchón como antaño?», opina.
Esas críticas son compartidas en el municipio limítrofe de Zuia, con más de 2.300 empadronados «y una atención bancaria de dos días a la semana y bajando. Además, los horarios son reducidos a la hora de pagar recibos o sacar dinero. Así se pierde el arraigo», señala el alcalde, Unai Gutiérrez, dirigiendo sus críticas a Kutxabank. «En el Ayuntamiento también nos estamos planteando dónde tener las cuentas».
Sin embargo, desde el banco vasco recuerdan que son la única entidad presente en quince pueblos «y donde no está Kutxabank no está nadie». En el último año, «solo se ha cerrado la sede de Moreda, ninguna más, y los vecinos de ese pueblo tienen cerca la de Oion» e incluso Lanciego, confiesan portavoces autorizados. «Se está haciendo un esfuerzo enorme por mantener la capilaridad con el territorio de Álava».
Pero hay comarcas, además de Gorbeialdea, donde crece el malestar por lo que consideran un «recorte considerable en atención y servicios. Hace tres o cuatro años, Kutxabank abría en Asparrena -la cabecera del municipio es Araia- los lunes, miércoles y viernes, ahora solo los jueves», lamenta la alcaldesa, Txelo Auzmendi. El pleno de este ayuntamiento de la Llanada ha solicitado a la Diputación la mediación con Kutxabank y también explicaciones «porque con estas situaciones se agrava el desequilibrio en la zona rural y el despoblamiento».
La regidora de EH Bildu cree que «los criterios de mercado no son los únicos que deben prevalecer. Es importante también el compromiso social más allá del negocio». En este sentido, la alcaldesa de Campezo, la independiente Ibernalo Basterra, también censura la gestión de Kutxabank y Laboral Kutxa, que han reducido últimamente sus aperturas en la capital de la Montaña alavesa a dos días por semana.
«Los ayuntamientos de la cuadrilla hemos expresado nuestras quejas a ambas entidades financieras, porque también el servicio deja mucho que desear. Pero de momento no han tenido efecto», reconoce. Ahora también les preocupa que el Santander cierre «porque lleva un tiempo sin venir la persona -un agente colaborador- que atiende a la clientela. No sabemos qué pasará».
Operaciones antes habituales en las sucursales como ingresar o sacar dinero, hacer transferencias, pagar recibos o actualizar libretas se han reducido al 50% en los últimos años. «Y ya no se acude tanto a la oficina bancaria, porque las aplicaciones móviles cada vez se usan más. Pero esa transición de la atención personalizada a la digital hay que hacerla más pausada, sobre todo en la zona rural», explica el primer edil de Arraia-Maeztu, Anartz Gorrotxategi.
En la cuadrilla de Añana también sufren recortes en el servicio que presta, en este caso casi en exclusiva, Kutxabank. «Desde hace dos semanas la oficina de Espejo -en Valdegovía- solo abre dos días, lunes y miércoles. Claro que nos gustaría que lo hiciera más tiempo, pero tenemos que reconocer que la masa de población es la que es. El recorte no ha sido tan agresivo», señala el alcalde del PNV, Juan Carlos Ramírez-Escudero.
Rioja Alavesa, la comarca con más número de municipios (15), tiene oficina en diez, aunque en casos como Navaridas atiende cada dos semanas. «En Labastida, Kutxabank abre a diario y por lo que nos dicen el cajero es de los más activos del territorio, en proporción de población», asegura la regidora Laura Pérez, que destaca que «tenemos mucha gente vizcaína y guipuzcoana con segunda residencia aquí. Eso influye».
En el valle de Ayala están las dos localidades más pobladas de Álava después de Vitoria. La cobertura es elevada en Llodio y Amurrio -en ambos municipios y en Salvatierra el Santander, tras absorber el Popular, se ha quedado con una sola oficina cuando hace un año tenía dos-. Pero Ayala, con casi 3.000 habitantes, carece de sucursal. «Nuestra problema es la dispersión, somos 24 núcleos de población», reconoce el primer edil, Gentza Alamillo. Un cajero en Luiaondo da servicio a todo el municipio. «Pero tenemos cerca las oficinas de Artziniega, Llodio y Amurrio». Es la realidad financiera de la Álava rural.
Las entidades financieras relacionan en muchas ocasiones el número de sucursales y de boticas que hay en las zonas rurales para salir al paso de las críticas de los vecinos ante la ausencia de un banco en el que hacer sus operaciones diarias de sacar dinero o pagar recibos.
En Álava hay más municipios sin farmacia (24) -no se incluyen los botiquines- que sin oficina bancaria (22), aunque también existen cuatro pueblos sin sucursal pero con farmacia: Ayala -la cabecera es Respaldiza-, Okondo, Ozaeta (Barrundia) y Salinas de Añana. La situación inversa de tener un banco cerca de casa pero carecer de botica sucede en Ribera Baja, Berantevilla, Arraia-Maeztu, Moreda, Baños de Ebro, Navaridas y Elvillar de Álava.
a ruta arranca el lunes bien prontito por la mañana, a las ocho, en Salinillas de Buradón, junta administrativa del municipio de Labastida, y acaba el viernes casi a la hora de comer, a poco más de seis kilómetros de distancia, en Zambrana. Pero durante toda la semana el autobús de Kutxabank recorre un buen puñado de poblaciones del territorio y llega a diez municipios que carecen de sucursal.
En Rioja Alavesa, por donde arranca el recorrido este 'autocar financiero' del banco vasco, hace parada además de en Salinillas también en Navaridas, Kripan, Leza y Samaniego. Con el cierre de la oficina de Moreda el pasado año, es junto a Yécora el único municipio que se queda sin ningún cobertura, por el momento, en la comarca vitivinícola.
El vehículo de Kutxabank también visita la cuadrilla de Añana con diferentes pueblos; además de Zambrana, también atiende a los clientes de Armiñón, los núcleos de Puentelarrá y Fontecha en Lantarón, Salinas de Añana y Bóveda en Valdegovía.
Peñacerrada, en Montaña alavesa, y Gopegi, en Zigoitia, son otros lugares de paso del autobús de Kutxabank, además de Albaina, en Treviño. «En nuestro caso viene un par de horas los lunes por la mañana y el servicio que da es mínimo y eso cuando puede darlo», lamenta el alcalde de Peñacerrada, Juanjo Betolaza. Se refiere a que «a veces hay problemas con el wifi» y las operaciones de sacar o meter dinero, hacer transferencias o pagar recibos «tampoco se pueden materializar».
La ausencia de cajeros automáticos también supone un problema en la zona rural. En este sentido, la Diputación ha encargado un inventario del número de dispensadores que hay en el territorio. «Pocos, muy pocos, insuficientes», asegura el alcalde de Zambrana, por cuyo municipio pasó el viernes el autobús de Kutxabank y no volverá a hacerlo hasta siete días después.
«Y sin cajero todo se complica más, sobre todo para la gente mayor. Desde el Ayuntamiento hemos hablado con diferentes entidades financieras y les hemos buscado locales para que habiliten un cajero. Pero no quieren, nos dicen que no les sale rentable porque se hacen pocos movimientos», censura.
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