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¿Es el clima de Álava, que no se caracteriza precisamente por tener muchos días de sol, especialmente ahora en invierno, el idóneo para apostar por la energía solar? Si lo es más al norte, como en Alemania o Reino Unido, naturalmente que aquí también. ... Con más de 400 plantas fotovoltaicas –transforman directamente la radiación solar en energía– que suponen el 20% de las más de 2.000 que hay instaladas en la comunidad autónoma, según datos del Ente Vasco de la Energía (EVE), la provincia experimentará un fuerte impulso en el sector con la construcción este año del parque solar más grande de Euskadi en el polígono de Arasur (Ribabellosa).
Con 55 hectáreas de superficie, este recinto llamado Ekian tendrá 67.000 paneles y producirá energía a plena capacidad a final de 2019 –las obras se quieren iniciar el mes que viene–, según prevén sus promotores, el EVE y el grupo Krean, que además cuentan con el respaldo de una serie de grandes firmas vascas. Este parque, que llegará a producir 40.000 megavatios/hora anuales –equivalente al consumo de 15.000 hogares en un año, si bien la energía producida en este huerto se inyectará a la red general–, multiplicará las dimensiones de las huertas construidas hasta ahora en Álava. El territorio, no obstante, alberga cuatro de las principales plantas del País Vasco: dos en Salvatierra, otra en Ribera Alta –todas ellas de titularidad privada y que venden la producción a la red eléctrica general– y la cuarta en el Valle de Arana. Esta última, la más relevante, produce unos 480.000 kilovatios hora anuales –el consumo medio anual de 150 viviendas– y la gestiona la sociedad formada por el Ayuntamiento del municipio y el EVE. Tiene una potencia instalada de 300 kilovatios y cuenta con seguidores de doble eje –se orientan en todo momento frente al sol–. Con el proyecto de Arasur, Álava reforzará su apuesta por esta energía renovable, que «queramos o no, va a ser el futuro», reflexiona Enrique Del Valle, gerente de la firma alavesa Del Valle Aguayo, una de las empresas que se ha sumado a esta iniciativa además de ser referente en el sector.
El futuro parque del polígono ubicado en Ribera Baja será «muy importante», una «apuesta» hacia el objetivo de la UE de alcanzar el 20% en renovables. Desde luego, desde la perspectiva empresarial, «ahora es un momento espléndido, muy bueno, para la inversión en energía renovable y concretamente en fotovoltaica», valora Del Valle, quien hace referencia al Real Decreto del Gobierno aprobado en octubre que «ha quitado muchas trabas administrativas y costes en el peaje» y «ha abierto una gran expectativa».
Esto pone fin a unos años «con un sistema regulatorio muy restrictivo, en el que se ha hecho muy poco. Sin embargo creo que estamos en una etapa nueva que no tiene retorno y que es el futuro por el que está apostando el mundo», subraya. Y pone como ejemplo a Alemania, donde «aunque la radiación solar es muy inferior a España, tiene diez veces más de potencia instalada en fotovoltaica».
Al margen de las plantas de producción o del ámbito empresarial, los paneles que aprovechan la luz del sol para generar energía están presentes desde hace años en las cubiertas de distintos edificios y recintos del territorio, fundamentalmente en los de uso terciario. En Vitoria, según traslada el Ayuntamiento, existen instalaciones fotovoltaicas en la estación de autobuses, el Palacio Europa, las piscinas de Mendizorroza y Gamarra, las oficinas municipales de San Martín y el CEIP Mariturri, todas destinadas al autoconsumo. También en el Centro de Estudios Ambientales, en Olárizu, y en el Centro Sociocultural de Mayores de Ariznabarra, que venden la energía a la red.
67.000 paneles de última generación formarán el gran parque de Arasur. Generará lo equivalente al consumo de 15.000 hogares.
20% de las 2.000 plantas solares del País Vasco están en Álava.
El Consistorio también tiene previsto colocar paneles en Ataria, el Parque de Bomberos, el Centro Municipal de Empresas en Júndiz y las huertas de Olárizu y Abetxuko. Para ello está en curso una licitación por 153.690 euros. Asimismo, de acuerdo con datos del EVE, estos módulos fotovoltaicos se encuentran en 24 institutos alaveses así como en seis facultades el Campus de la UPV/EHU, además de en cuatro ikastolas del territorio.
En edificios particulares, las placas fotovoltaicas son «muy poco comunes» y la mayoría de las que se ven en Vitoria son termosolares que precalientan el agua caliente sanitaria, apunta la arquitecta Jimena Ruiz de Landa, especializada en el estándar de construcción Passivhaus (casa pasiva). Estos paneles requieren una menor inversión que los fotovoltaicos, que son más caros y no se rentabilizan. Por ejemplo, una de las torres de Bulevar de Salburua cuenta con estas placas térmicas, detalla la firma de mantenimiento Alysat.
Álava reúne algunos de los requisitos necesarios para sacar partido a la energía solar. «El lugar perfecto para una instalación fotovoltaica es aquel que disponga de mucha radiación solar directa, cuanto más cerca del Ecuador mejor, con un clima frío, que cuente con grandes consumidores eléctricos cerca y estar libre de polución y partículas en suspensión que difracten la luz», ilustra el físico e ingeniero en electrónica Miguel Ángel Muiños, gerente de F&M Energía.
«Con los números en la mano, en muchas zonas de Álava no tenemos un índice de atenuación por nubes significativo». «En los días nublados, las instalaciones fotovoltaicas generan mucha menos energía (aproximadamente un 10% de la capacidad del panel), porque necesitan la incidencia directa de un fotón para que se produzca el efecto fotoeléctrico en la oblea de silicio. Los paneles solares térmicos, como estos únicamente aprovechan la radiación infrarroja del espectro, funcionan incluso en los días nublados».
Todo ello, sin embargo, no ha frenado el desarrollo de esta energía renovable en países europeos de más al Norte, y eso que «el modelo energético en España es muy parecido al de lugares como Alemania». Aquí, la energía solar «primero estuvo primada –se ganó mucho dinero–, después ha estado agravada con el mal llamado impuesto al sol, que ahora se elimina», repasa el experto. A su juicio, detrás de la diferencia entre países hay «una cuestión de concienciación social. Invertir más de 10.000 euros en una instalación fotovoltaica para rentabilizarlo en 10 años es algo a lo que aquí no estamos acostumbrados».
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