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El otoño se resistió este año a llegar a Álava. A finales de octubre, el territorio soportaba varias noches tropicales y, a mediados de noviembre, su termómetro rozaba todavía los 20 grados en las horas centrales. Con esos valores no extraña que esté a punto ... de despedirse como «el segundo más cálido» de su historia. Y el estreno del invierno, el miércoles, se presenta también «suave». «No hay ni un amago de que vayan a entrar masas de aire frío por aquí», pronostica Miguel Ángel Manjón desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en el País Vasco. El tiempo estable, con temperaturas agradables y muy poca probabilidad de lluvias, marcará asimismo el inicio de las fiestas navideñas.
Los últimos días de 2022 confirmarán un año que se asoma también histórico en el mercurio, con «una acumulación de meses cálidos» desde enero, y en el pluviómetro, con una evidente falta de precipitaciones. Y el otoño sólo ha continuado con esa tendencia. En Álava ha arrojado una temperatura media de 11,1º en el observatorio que Aemet vigila en Foronda (2,3 grados por encima del promedio para la época) sólo superada, y por una única décima, en 1989. «Ha sido muy cálido», confirma Manjón. A ello ha ayudado el «superávit» de horas de sol sobre la provincia (con 345 frente a las 313 habituales), mientras que vizcaínos y guipuzcoanos han sufrido un déficit de insolación.
La lluvia, en cambio, ha escaseado en la estación en la que suele descargar más agua. En ese sentido, el territorio apura las últimas horas de un otoño «muy seco» -más que en Bizkaia, donde se ha calificado como seco, y Gipuzkoa, normal- con 161,2 litros por metro cuadrado. De media, en esta época se superan los 250 y en 2021, cuando Álava sufrió las peores inundaciones en casi dos décadas, el aeropuerto acumuló hasta 396,1. «Después del verano baja el chorro polar y se produce la entrada de frentes, lo que está pasando ahora en el resto de la Península», explica el experto de Aemet. Aquí, en cambio, el paraguas apenas ha salido a la calle y en Vitoria, por ejemplo, ha llovido 22 días desde septiembre y no ha caído ni un copo de nieve.
La previsión, sin embargo, es que el otoño se marche con algo de lluvia -el martes- y dé paso a un invierno que arrancará con temperaturas «templadas» por el viento del Sur que subirán ligeramente con máximas en torno a los 15 grados que se mantendrán, al menos, durante el primer fin de semana de Navidad.
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