Hay 70.000 alaveses que superan los 65 años y la esperanza de vida se extiende hasta los 87 años de media entre las mujeres y en el caso de los hombres alcanza los 81. Y eso que una parte de la numerosa generación de ... los 'baby boom' aún aguarda a la jubilación. Un escenario que obliga a la Diputación, la institución competente en materia de dependencia, a repensar el actual modelo de cuidados para garantizar que los usuarios puedan envejecer en su domicilio durante el mayor tiempo posible -el 80% así lo desea-, pero que cuando esto ya sea imposible, reciban el trato más personalizado posible en un centro. La preocupación existía antes de la pandemia y el covid ha constatado la necesidad de sectorizar los equipamientos para mantener separación entre grupos.
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Saioa Echeazarra Iñigo Crespo
La Administración foral pretende replicar en el resto de la red el esquema del geriátrico Arabarren -el centro público-privado que toma forma detrás de la comisaría de la Ertzaintza en Portal de Foronda- con módulos independientes de máximo 25 internos. De esta manera, se pretende que ese grupo de usuarios comparta salas de comedor y actividades al margen del resto del centro para que la atención sea más «personalizada» y se satisfagan las necesidades de cada uno.
La experiencia arrancará en el geriátrico de Samaniego -construido en 1980 y que reclama a gritos una reforma- para después seguir en los centros forales de San Antón de Armuru (Amurrio), Txagorritxu y Ajuria, así como en el equipamiento especializado para personas con discapacidad de Goizalde. Más allá de la efectividad que este tipo de medidas puede tener ante los contagios, se quiere que las residencias sean «cada vez más un hogar». Es una estrategia que poco a poco se extenderá al resto.
Además, se quieren aprovechar las nuevas tecnologías y los sistemas de realidad virtual para avanzar en terapias de rehabilitación y mantenimiento de la condición física entre los residentes con actividades como la marcha, el equilibrio, la protección frente a caídas, el manejo del dolor o las facultades intelectuales. Al tratarse de personas que en muchos casos sufren un deterioro cognitivo severo (como demencias o Alzheimer) se pretende utilizar la inteligencia artificial para identificar ese dolor que no consiguen comunicar.
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Esta iniciativa vendrá respaldada con 18 millones de euros procedentes de fondos europeos Next Generation y se incluye dentro de un paquete global que este lunes presentó el diputado general de Álava, Ramiro González, junto al titular de Políticas Sociales, Emilio Sola, en el centro-museo Artium. «La estrategia que presentamos servirá de hoja de ruta para los próximos años y establece un marco para orientar el desarrollo futuro de los cuidados de larga duración, que sea sostenible, garantizar unos servicios sociales de calidad, mejorar las condiciones del sector de los cuidados y desarrollar modelos de atención integral cuyo espacio de cuidados sea el domicilio hasta donde sea posible», recalcó el máximo mandatario foral, quien explicó que actualmente hay otras 12.000 personas con discapacidad o enfermedad mental con un grado de dependencia diagnosticado.
Pero antes de que alguien acceda a una residencia se quieren agotar el resto de alternativas. De ahí nace el denominado Etxean Bai, un programa que pretende garantizar una serie de atenciones a domicilio que sean equiparables a las que podrían recibir en un geriátrico. Para incentivar este plan ya se ha incrementado en un 20% la prestación para contratar asistentes personales (la más conocida como PEAP) y se han establecido deducciones fiscales específicas.
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Como en el caso de la modernización de los geriátricos, se echará mano de las nuevas tecnologías para enviar avisos, visualizar posibles incidencias, controlar pautas de medicación, monitorizar constantes, hacer un seguimiento nutricional o la estimulación cognitiva. Para ello, se colocarán sensores en los domicilios y sistemas de domótica.
Paralelamente también existe el plan denominado Araba a Punto para crear redes de solidaridad ciudadana frente a situaciones de soledad no deseada y Gizarea, que busca una mayor implicación emocional por parte de los cuidadores, familiares o profesionales. «Aquí no hablamos de números, sino de personas», recalcó el diputado general ante representantes de sectores políticos y sociales.
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No está previsto que abra sus puertas hasta el próximo año, pero el edificio del centro Arabarren -impulsado junto al Grupo Mondragón- ya ha cogido altura en la trasera de la comisaría de la Ertzaintza, en Lakua. Este nuevo 'vecino' contará con un esquema innovador en el territorio histórico. 25 plazas se dedicarán a gente con discapacidad física severa, la misma cifra se reservará para mayores con enfermedad mental y otras tantas serán para personas con diversidad intelectual que han envejecido, un colectivo que va en aumento gracias a los avances de la medicina. Las cincuenta restantes se destinarán a psicogeriatría, es decir, demencias u otro tipo de enfermedades que están estrechamente ligadas a la edad como el Alzheimer. También habrá un centro de día para 25 mayores.
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