El centro para la atención a personas con discapacidad intelectual Lakondoa ocupa las instalaciones de lo que en su época fue el polémico centro de menores Sansoheta. La Diputación ha dedicado el último año a adaptar estas instalaciones de Arzubiaga (Arrazua-Ubarrundia), a escasos metros ... del polígono vitoriano de Gamarra, para que los primeros usuarios empiecen a utilizarlas a partir de otoño. Quienes las estrenen no serán sus moradores definitivos, ya que el rodaje lo llevará a cabo un grupo de usuarios del mismo perfil que en la actualidad convive en un recurso foral que se debe someter a obras menores. Será una 'prueba de fuego' para saber si el remozado edificio cumple con las necesidades de sus nuevos habitantes.
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El Departamentos de Políticas Sociales de la Diputación, que dirige en funciones Emilio Sola (PNV), ha dedicado cerca de un millón de euros -financiado por fondosNext Generation- para rehabilitar los 1.249 metros cuadrados de esta estructura modular dividida en dos alturas. No queda ni rastro de los múltiples desperfectos que habían quedado de su vida anterior, se ha modernizado el sistema de climatización y finalmente se ha instalado un ascensor, ya que existía un hueco vacío sin elevador.
Fue un recurso de estancia permanente para 17 jóvenes conflictivos hasta que se vació en junio de 2022 y ahora pasará a ser el 'hogar' de doce residentes con discapacidad intelectual, además de un centro de día para 25 usuarios más. ¿Quiénes serán exactamente los nuevos habitantes de Lakondoa? Serán personas con trastornos genéticos o que por razones biológicas y ambientales tienen alteraciones cognitivas que pueden originarles dificultades para desarrollar su vida cotidiana para lo que necesitan un impulso.
«No son personas que tuviesen previsto emanciparse, pero van a encontrar en Lakondoa la sede para desarrollar su proyecto vital», explica Begoña Rodríguez, subdirectora del Área de Personas con Discapacidad del Instituto de Bienestar Social de la Diputación (IFBS). En sus 1.249 metros cuadrados habrá talleres, aulas de informática, sala de psicoestimulación, 'habitación de calmado' y una zona para promover la autonomía personal. En esta última, los usuarios contarán con una vitrocerámica, un pequeño frigorífico, un lavavajillas y una lavadora en la que podrán aprender a desarrollar labores domésticas.
Las doce plazas de Lakondoa no serán fijas y es que una se reserva para imprevistos o situaciones concretas. Como consecuencia de que la esperanza de vida de las personas con discapacidad intelectual se ha alargado de forma notable en las últimas décadas, sus progenitores acaban peinando canas y arrastrando achaques físicos, por lo que muchas veces necesitan ayuda de los servicios públicos de forma puntual. Así, alguien puede entrar mientras sus padres-cuidadores están convalecientes o en el marco del 'programa respiro' que permite un ingreso puntual para irse de vacaciones.
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El edificio luce como nuevo. Se han rehabilitado todos los interiores y también los exteriores. Se ha reparado por completo, se han instalado nuevos zócalos y se ha adecentado todo el entorno. En la parte trasera se ha eliminado el campo de futbito y se ha habilitado un gimnasio de mantenimiento al aire libre con vistas a Zurbano, además de una pérgola en la que podrán disfrutar cuando la meteorología lo permita.
La estructura está compuesta por ocho módulos cuadrados que cuentan con lucernarios, grandes ventanales y están conectados por un largo pasillo acristalado que multiplica la claridad. Cada uno de estos volúmenes se ha pintado de un color distinto para intentar que sus nuevos habitantes se puedan orientar fácilmente. Además, hay zonas reservadas para la plantilla que cuentan con cerraduras electrónicas que limitan el acceso para aquellos que cuenten con tarjeta o un brazalete especial.
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Algunos de sus futuros residentes es posible que vayan en silla de ruedas o arrastren serios problemas de movilidad. Por esa razón, los responsables del Servicio de Arquitectura de la Diputación -Javier Olmeda y Nerea Otaduy- se afanan en comprobar que se han eliminado todos los escalones y algunas puertas se han ampliado hasta el metro de anchura. Los aseos y los cuartos de baño se han adaptado para sus nuevos usuarios, a la vez que se han colocado duchas para garantizar la higiene.
Los 17 jóvenes que estaban en el CET Gasteiz, más conocido como Sansoheta, viven ahora en otros equipamientos de la Diputación situados en el área urbana de Vitoria. El objetivo de la Diputación con este cambio de uso y nombre (ahora se llama Lakondoa) ha sido «desestigmatizar» un equipamiento que quedó marcado por el caso de corrupción de menores descubierto en noviembre de 2016 y que en diciembre terminó con nueve personas condenadas a hasta 15 años de cárcel.
Los antiguos inquilinos de Sansoheta se encuentran ahora en un entorno más hogareño a la espera de que se disponga de un centro definitivo con la esperanza de que se pueda separar a los jóvenes con problemas de conducta y aquellos con una escala grave.
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