Aitor quiere ser funcionario

Aitor se está preparando a conciencia para lograr buena nota, aunque lo ve «difícil». «Me gustaría poder trabajar en el Ayuntamiento, pero el temario es complicado», confiesa este vitoriano, que pertenece a la asociación Down Araba-Isabel Orbe que celebra su 30 aniversario. Estudia todos los días en casa –«más los fines de semana porque tengo más tiempo»– y también recibe apoyo externo para asimilar algunos de los conceptos. El temario abarca desde la Constitución Española de 1978 a la organización municipal, la estructura administrativa o las funciones de los empleados públicos pasando por la ley para la igualdad o cuestiones sobre reciclaje.

«El tema de la Constitución es bastante pesado, pero algunas cosas ya me las sé porque también estuve estudiando para la OPE del Gobierno vasco», explica Aitor. Aquella vez no tuvo suerte y espera que este año sea el suyo. «Me gustaría trabajar en algo relacionado con Hacienda porque son los que manejan la pasta», confiesa entre risas.

Está previsto que a las pruebas se presenten más de 200 personas que deberán acreditar un grado de discapacidad igual o superior al 33%. «Sabemos que se presenta también gente de Bizkaia y de Gipuzkoa, así que eso pone las cosas más difíciles. Si no quedo entre los 16 primeros, espero que al menos esté entre los 32 mejores y así me puedan llamar por si hay una baja o algo similar», sostiene el joven.

Quienes se presenten deberán realizar dos exámenes tipo test y los que logren plaza desarrollarán tareas relacionadas con la información, la reprografía, el reciclaje, mensajería, limpieza y vigilancia de edificios. La materia objeto de estudio ha sido adaptada a lectura fácil. Cada lección está además acompañada de algunos dibujos. Sin embargo, «para ellos sigue siendo complicado entender muchos de los conceptos», trasladan desde la asociación Isabel Orbe.

En el caso de Aitor, que vive con sus padres, ya sabe lo que es trabajar en tareas administrativas. Y es que hizo prácticas tanto en la Diputación como en la EPA (educación para adultos) Paulo Freire. «Hacía fotocopias y otras labores en la secretaría. Ahí aprendí mucho», comparte. Lo que ahora se le abre es la posibilidad de un empleo estable y mayor independencia. Según trasladó el concejal de Función Pública, Jon Armentia, la OPE nace de la apuesta del Gobierno local por hacer del Ayuntamiento «una administración inclusiva» a la par que «más justa y diversa dando opciones al colectivo de personas con discapacidad intelectual para ganar en autonomía, integración y calidad de vida».

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Aitor también tiene experiencia en cocina, una de sus aficiones, y pasó una década trabajando como ayudante de cocina en el Seminario, «dando de comer a los curas». Su experiencia allí fue muy positiva hasta que cambió la empresa de gestión del servicio. «No me trataban bien y lo dejé». Así que ahora cocina de vez en cuando en casa, sobre todo pintxos. El de guacamole con arenque, por cierto, es su especialidad.

Los fogones no son, ni mucho menos, su único 'hobby'. Entre horas y horas de estudio también saca tiempo para hacer muchas más cosas. «Todos los miércoles entreno a baloncesto, una hora en el centro cívico Aldabe. Y de vez en cuando tenemos partido», relata este miembro del equipo inclusivo Mixed Ability de la Fundación Baskonia-Alavés. Es asiduo al Buesa Arena y no permite que se ponga en duda la actual temporada de Markus Howard, su jugador favorito. «Se están diciendo muchas cosas de él... pero tiene una gran calidad», zanja cuando le sacan el tema.

Su relación con el deporte no acaba ahí, porque también acude a la piscina una vez por semana «para mantenerme en forma» y es miembro del grupo de danza de la asociación. «Hacemos baile creativo y este año vamos a actuar en la retreta de San Prudencio. Estamos preparando algo muy bonito y especial, pero no puedo dar detalles», avanza enigmático. A todas estas aficiones se suma su amor por la poesía e incluso ha publicado un libro: 'Una virtud dentro de un baúl', en el que expone al mundo sus sentimientos, experiencias, alegrías y tristezas «que describen cómo soy».

La familia de Aitor es una de las 60 que integran ahora la asociación Isabel Orbe, que cuenta con 9 trabajadoras y 20 voluntarios. Mientras ultiman los preparativos de su aniversario no descuidan sus reivindicaciones. «Todavía hay muchos prejuicios en la sociedad. Se les sobreprotege o se les trata con condescendencia», dicen Javier Aguirreurreta, presidente, e Isabel López, vicepresidenta. Suman las dificultades del colectivo para acceder a un trabajo.

Pero pese a los obstáculos ha habido avances que han mejorado la calidad de vida de estos chavales, como que casi todos están alfabetizados y que han ganado mucho en ocio y relaciones sociales, así como en autonomía gracias a programas como Enebizia. La asociación también ofrece apoyo escolar, formación para el empleo, logopedia y psicología, además de salidas al monte, al cine o danza.