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La gran soprano vasca Ainhoa Arteta (Tolosa, 59 años) se subirá mañana a las tablas del Teatro Principal (19.30 horas, entradas de 9 a 30 euros) para cantar el 'Homenaje a Puccini y Fauré' en formato de recital. El escenario vitoriano acogerá a una ... voz excepcional, con una trayectoria internacional a la altura de las grandes divas del bel canto. Un lujo para los amantes de la clásica justo al mismo tiempo que el rock atruena en Mendizabala. Arteta viene acompañada por Javier Carmena al piano con un concierto ante el que se confiesa emocionada. «Fauré y Puccini han tenido una gran influencia en mi carrera, soy una gran 'pucciniana'»
– Ha actuado en numerosos escenarios y ahora viene aquí a Vitoria con un homenaje a dos grandes compositores. ¿Por qué les ha escogido a ellos?
– Es el centenario de su muerte. Son compositores que tienen que ver con el impresionismo, tanto francés en el caso de Fauré, como italiano con Puccini. Con ambos se ve de forma clara la diferencia entre el movimiento artístico en ambos países. Es un recital muy bonito, ameno y a la vez muy purista. Me gustaría que el público, y sobre todo estando en casa, pudiera disfrutar de este espectáculo. Así que voy con mucha ilusión, la verdad.
– Además de conciertos también hace recitales como en este caso.
– El recital para mí es el néctar del canto, porque siempre se une la mejor poesía con el mejor compositor. El resultado son auténticas joyas. Llevo muchos años de carrera de recitalista y he descubierto más con el recital que con la ópera. Porque el recital hay que trabajarlo desde un punto de vista mucho más intelectual y mucho más profundo. Además, hay que hacer un ejercicio muy importante de entrar y salir en menos de tres minutos en una canción y luego la siguiente igual no tiene nada que ver con la que has interpretado anteriormente. Es un ejercicio de interpretación muy grande, con lo cual yo tengo una admiración tremenda por el recital.
– ¿Los compositores a los que homenajea han tenido alguna influencia en su carrera?
– Claro que sí. Yo empecé cantando mucho repertorio francés por la voz y las cualidades que tenía. Además de que creo que he sido y soy una gran cantante 'pucciniana'. Es un autor que me va muy bien a la voz. Han sido primeras espadas para mí en los recitales. Me siento muy identificada con ellos.
– ¿Se apuesta más por las voces jóvenes?
– Aunque lo que voy a decir parezca ridículo, hay que apostar por cantantes que ya tienen una cierta experiencia en el mundo del canto porque ellos tienen muchísima más profesión, información y años de trabajo. Son ellos los que están realizando cosas interesantes e importantes a nivel intelectual. Lo he visto con los cantantes que me precedieron, como Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé o Renata Espoto o Alfredo Krauss. Que están bien apostar por cantantes jóvenes, pero sí es verdad que estamos pasando un periodo, no en el recital, pero sí en la ópera, en el que yo creo que el cine ha hecho daño, no ha favorecido al cantante con cierta experiencia y trayectoria.
– ¿Por qué?
– Pienso que ahora cantantes como Caballé hubieran tenido dificultades en el sentido de que se prioriza el físico, porque va a salir una pantalla grande. Cuando no tienen ni idea que vocalmente ese cantante igual no está dando ese rol, aunque con las manipulaciones técnicas pueden pasar desapercibidas. Yo si quiero oír a un cantante voy al teatro y ahí es donde se ve la verdad. Es donde te llevas las grandes sorpresas de que grandes nombres no tienen grandes voces.
– Volviendo a su recital, le acompaña al piano Javier Carmena, ¿Ha sido cuestión de agenda? ¿Se siente más cómoda o encaja mejor en este formato?
– Llevo trabajando con Javier años y me siento muy a gusto con él, porque además de ser un gran pianista, es un gran cantante. Para un cantante que te pueda acompañar otro, es importante porque saben perfectamente dónde respiras, saben el aire que has cogido, estás actuando con alguien que te está leyendo a la perfección. Para mí la experiencia cuando voy acompañada de artistas que encima conocen el canto, es mucho más fácil.
– Con 33 años de carrera no entenderá su vida sin los escenarios.
– La verdad es que no. Me imagino que algún día me retiraré, pero me gustaría hacerlo por elección y no obligada a ello. Es mi modus, no mi modus vivendi, sino mi modus operandi. En un escenario me siento como pez en el agua, y eso me encanta. Es lo que transmito, o lo que intento, al público para que pasemos una velada muy agradable.
– ¿Cuánto sacrificio hay detrás de toda su trayectoria?
– En cuanto a sacrificio personal hay mucho, pero también complicidad por parte de la familia. Son carreras en los que se viaja mucho, hay que estar en continuo movimiento. Me pasa con mis hijos que no puedo estar todo el tiempo que me gustaría, pero ellos lo entienden. De hecho, cuando a veces me planteo dejarlo por no querer perderme tanto de ellos, me dicen que ni se me ocurra. Me conocen lo suficiente como para saber que no puedes estar sin salir al escenario. Tengo dos hijos maravillosos que lo comprenden y que además me ayudan. Pero ese sacrificio sigue estando ahí.
– Entiendo que de una profesión que tanto disfruta tendrá muchas cosas buenas que decir, pero también otras menos positivas.
– Todo el trabajo que hay por detrás para salir a un escenario, pero no musical sino más bien el negociar con teatros. No con todos, pero hay ciertos personajes por ahí que aparte de ser unos incultos que no tienen ni idea de lo que es cantar, están llevando un teatro y te toca negociar con ellos. Hacerlo con alguien que sabe lo que lleva y de lo que está hablando, suele ser fácil, pero negociar con auténticos palurdos que están puestos ahí a dedo y que no tienen ni idea de lo que están hablando, pues la verdad es que me molesta mucho, pero es parte de la profesión.
– Después de tantos años en este campo, ¿cómo ve la evolución musical en España?
– Los que tienen que decidir cosas en este país, no se enteran de que la cultura en vez de ser la hermanita pobre, podría ser una de las principales potencias en este país, porque tenemos una riqueza histórico-cultural brutal. Además somos uno de los países con mayor número de teatros y auditorios de Europa. No sé qué están esperando para no promulgar más el turismo cultural.
– Tiene unas fechas bastante exigentes, ¿cuáles son sus trucos para cuidar y entrenar la voz?
– El descanso y el silencio. El recital para mí no empieza propio día, sino la víspera. Luego, me suelo acostar muy temprano y suelo estar callada. Es una vida casi monjil, porque estás todo el rato descansando o estudiando. Con el mismo instrumento con el que hablo, es con el que canto, por lo que es importante cuidarlo y no forzarlo demasiado.
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