'Caso De Miguel'

Ainhoa Alberdi, la abogada que no quiso «pasar por caja»

Las grabaciones y correos electrónicos que aportó en diciembre de 2009 a la Fiscalía Provincial de Álava sirvió para tirar del hilo que descubrió la red encabezada por De Miguel

Jueves, 6 de julio 2023, 13:38

Ainhoa Alberdi sabe que ella «no vale para ser espía». Ella misma ironizó de esta manera en enero de 2018 después de que la sala del 'caso De Miguel' escuchase más de una hora de grabaciones sobre cómo le habían exigido 'mordidas' a cambio de ... un contrato público en el parque tecnológico de Miñano. Algunas resultaban casi inaudibles porque había escondido el dispositivo 'Olympus VN-5500' bajo las medias y otras directamente eran irrelevantes por ser comentarios sobre su vida personal, una visita al veterinario o paseos por el barrio bilbaíno de Rekalde.

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Pero esos audios y los correos electrónicos que el 2 de diciembre de 2009 remitió a la Fiscalía Provincial de Álava sirvieron para empezar a tirar del hilo y descubrir la mayor red corrupta de Euskadi que gestionaba Alfredo de Miguel desde su despacho en la Casa Palacio de la Provincia. Tras una reunión en la sede de la Diputación en «un día que nevaba» -precisó Alberdi en el jucio- fue el detonante para que empezase para registrar sus siguientes encuentros con 'Txitxo' -como todos conocen al encarcelado burukide- para protegerse al constatar la sensación de «impunidad» con la que se movían los miembros de la trama para pedirle que «pasase por caja». «Cuando veo que se me sigue coaccionado y que esto nunca va a acabarse acudo a la Fiscalía», explicó en sala.

Su declaración ante los jueces se desarrolló sin la posibilidad de tomar imágenes y es que es muy celosa de su intimidad. De hecho, la única fotografía que se ha publicado de ella -en la que aparecía junto a su perro- acabó en juicio. El empeño de algunas defensas en presionarla durante su declaración ante la sala en el 'caso De Miguel' sirvieron de poco y no encontraron contradicciones, ya que prácticamente corroboró ante los jueces lo mismo que trasladó al fiscal en 2009.

Pero todo este proceso ha tenido un enorme coste profesional para Ainhoa Alberdi. Cuando denunció el caso apenas tenía 30 años y a partir de ahí se le rescindieron contratos e incluso una «persona política» le sugirió no volver a presentarse a ningún concurso público durante un tiempo. A la vez, De Miguel era promocionado en la sociedad pública Hazi y actuaba en representación del Gobierno vasco en otras autonomías, y Koldo Ochandiano regresaba a su plaza de contable del parque tecnológico de Miñano.

También tuvo consecuencias para su vida personal y confesó que había tenido que recibir tratamiento psicológico después de que trascendiese todo este asunto. Ella decidió dejar al margen a su padre, un reconocido militante del PNV de Bilbao, a quien la trama también intentó presionar. «A mi padre le oculto información desde hace tiempo, pero la relación con él no es objeto de este proceso», zanjó.

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