Cuando el agua pasada vuelve a mover molino

A comienzos del siglo XX, sin tendido eléctrico, la única forma de llevar la luz a Apellániz, como a tantísimos otros pueblos montaraces y del resto de la provincia, pasaba por aprovechar la fuerza del agua. Entonces, a alguien se le ocurrió que no sería mala idea instalar una turbina hidroeléctrica, todo un prodigio ingenieril en la época. Se buscó, se rebuscó y se encontró a un fabricante alemán, que la trajo de Hamburgo en 1921. El modelo, de tipo Penton, costó 3.160 pesetas y hoy, restaurada, todavía funciona. No fue mala compra.

La 'minicentral' aprovechaba el salto de agua de la pequeña prensa del Karrantan que, gracias a una caída de 80 metros, hace que el agua baje alborotada hasta allí. Estuvo en funcionamiento hasta entrados los años 50, cuando la llegada del tendido eléctrico, que prometía energía más estable y cómoda, la dejó en desuso. Desde entonces, los vecinos del pueblo anhelaban recuperarla. Finalmente, un proyecto de la Diputación alavesa, que ha costado 400.000 euros, lo ha hecho posible.

Se remozó la presa y se renovó el azul, también se instalaron nuevas bombas y motores y ahora un sistema automatizado permite regular la entrada caudal, programar la potencia producida y hasta controlar los arranques y paradas de forma remota. El sistema es capaz de producir hasta 10 kilowatios a la hora, suficientes para garantizar el alumbrado público de todo el pueblo. Según sus promotores, evitará un vertido de, al menos, 15,5 toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Antes era necesario que algún vecino subiera hasta allí, hasta lo alto del pueblo, para levantar las tajaderas y abrir las llaves de paso. Hoy, con sólo apretar un botón, el agua empieza a entrar en la instalación. Al principio es un rumor, un leve gorgoteo que, a los pocos segundos deriva en un estruendoso chorro de agua. «Ya está llegando a los 9 kilowatios», certifica Víctor Vargas, el fiel de fechos –el secretario–, de la Junta Administrativa de Apellániz.

La central no le permite al pueblo desengancharse del sistema eléctrico, autoabastecerse, como sí lo hacían en los años 20 que gozaban, sin planteárselo y muy a su pesar, de eso que hoy llamamos soberanía energética. «Con las necesidades que tiene hoy un vivienda, apenas sería una potencia suficiente para abastecer a tres casas, pero lo importante es que muestra que con un proyecto pequeño se puede producir energía limpia», comenta Vargas, a la puerta del edificio, con vistas hacia los Montes de Iturrieta, donde se pretende instalar un gran parque eólico, que será capaz de producir hasta 75 megawatios. «Este y el de ese parque son dos modelos completamente distintos, diría que hasta antagónicos», suspira el fiel de fechos de Apellániz.

En una visita a las instalaciones, el diputado general , Ramiro González, quiso conocer el funcionamiento de la 'mini-hidráulica' y destacó cómo la actuación foral permitirá producir «energía sostenible y de kilómetro cero». «Todos los proyectos para generar energía limpia son importantes para Álava, no sólo los grandes como el parque sola de Ekian (en Ribera Baja), también estos de menor tamaño son un paso adelante para el territorio. Todo suma en favor del medio ambiente y contra el cambio climático», se congratuló el diputado.