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Con un ojo puesto en el cielo y otro en la tierra, rezando para que no llueva. Están siendo semanas de incertidumbre para los agricultores alaveses, que se enfrentan a una cosecha de patata atípica debido a las intensas y continuadas lluvias que están dificultando ... mucho el trabajo y en algunos casos, directamente impidiéndolo. «Estamos ante una campaña muy complicada», resume Javier Díaz de Espada, gerente de la cooperativa Nuestra Señora de Ocón de Bernedo. La fotografía en la Llanada y en Valdegovía es algo más optimista, aunque también allí llevan «muchos años» sin sufrir una climatología tan adversa para esta labor. En Álava, salvo sorpresa de última hora, se prevén importantes pérdidas para los agricultores.
La situación más preocupante se está produciendo en la zona de la Montaña Alavesa, donde todavía queda por recolectar cerca del 50% de la producción. Unas 250 hectáreas. «Hace muchos años que no vivimos algo así, que yo recuerde el año 1992 fue el último tan complicado», echa la vista atrás Díaz de Espada. «Suele llover, sí, pero no en tanta cantidad y frecuencia como este año. Son lluvias muy persistentes y que no están dejando ni una semana completa para que la tierra seque», añade. A finales del mes de agosto ya aparecieron las precipitaciones y el inicio de la campaña se retrasó unos diez días, hasta inicios de octubre. Aunque la mayoría de agricultures está pudiendo trabajar con dificultades hay casos en los que ni han empezado ya que en las tierras menos firmes es imposible introducir la maquinaria. Y cuanta más humedad va cogiendo el terreno más se complica la labor.
«Lo que no se recoja para finales de noviembre ya estará casi perdido por completo», explican desde la cooperativa. A esto se suma la bajada del precio al que se les paga el kilo a los agricultores. «Unos 25 o 30 céntimos» es lo que están recibiendo.
Pero las preocupaciones no terminan una vez que se haga la recolección, en los casos en los que se pueda. Los productores temen la manera en la que la humedad de la tierra pueda afectar a los tubérculos una vez en el almacén y las posibles enfermedades que les puedan afectar basadas en la proliferación de bacterias y hongos. Por eso deberán hacer un esfuerzo extra en lo que respecta al mantenimiento del producto en los almacenes y centrarse en los procesos de secado y aireación.
En el caso de la zona de la Llanada Alavesa y Valdegovía la situación es más favorable, las fincas de patata de siembra se han podido recoger al completo y en el caso de las de consumo queda cerca del 15% por sacar, unas 1.800 toneladas. «La cosecha arrancó sobre el 15 de agosto pero la pluviometría, con trombas de hasta 50 litros algunos días, ha imposibilitado las labores de campo», señala Alfonso Sáenz de Cámara, director general de la cooperativa Udapa. «Normalmente los septiembres son calurosos y secos, llevábamos muchos años sin una climatología tan adversa. Lo normal hubiera sido que ya tuviéramos toda la cosecha hecha, pero esta siendo imposible».
El punto positivo es la calidad de la patata en esta campaña, «excepcional», la definen desde Udapa, donde animan a los agricultores a apostar por estos cultivos en tierras alavesas. «Los precios van a ser bastante favorables y el margen es bueno, lo que demuestra que se puede ganar dinero con estos cultivos. En Francia ya se está hablando de la patata como el 'oro agrícola' por su buena rentabilidad», concluye Sáenz de Cámara.
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