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24 horas después de solicitar un 'rescate' de 187 millones de euros para salvar 60.000 empleos, la hostelería vasca se encontró anoche con lo que nunca deseó escuchar, aunque se lo temía desde hace días. La pandemia ha llevado al Gobierno vasco a decretar ... el cierre de toda la hostelería y restauración durante lo que queda de noviembre. El cerrojazo se impone a partir de mañana. Durará como mínimo el mes y deja muy tocado a un sector clave, motor económico y social, que siente señalado.
A pesar de ello, el vicepresidente de SEA-Hostelería, Juan Carlos Antolín, intentó anoche ver el vaso medio lleno. «Ante todo la salud, y este plan del Gobierno vasco será -o se supone- para salvar la Navidad», aseveró el patrón del Kotarro y Berenjenal, entre otros. «Y por muy tristes y arruinados que estemos, debemos de atender a la salud de la ciudadanía, si no en un futuro tampoco tendremos clientes».
Tras esta reflexión, Antolín hizo hincapié en la desesperada situación de un sector agujereado por el coronavirus y las restricciones de las autoridades. «Necesitamos apoyo económico y rescates urgentes», clamó, ¿La razón de su ruego? «Ya estábamos agonizando y esto supone una última estocada para muchos empresarios del sector».
En los bares, restaurantes y tascas, la elección de mañana como fecha para el cerrojazo sentó a castigo doble. «Lo de no dejarnos abrir el sábado ha sido un golpe bajo. Hay pedidos ya hechos, reservas, horarios... En fin, prefiero no seguir», consideró el vicepresidente de SEA-Hostelería. Duele también la decisión por los esfuerzos dedicados durante los últimos meses a eliminar cualquier estigma relacionado con los contagios. «Mira los interiores de los locales. Están súper cuidados. Hay limpieza y la separación. La gente se siente segura».
Según avanzaba la conversación, el desánimo caló más en este agudo portavoz de los tasqueros. «Esto ya es la puntilla para el sector de la hostelería, un sector que ha estado asumiendo todas las restricciones a las que ha sido sometido desde el inicio de esta pandemia por el bien de la salud de todos los ciudadanos. Pero que en este momento se encuentra sin ayudas directas, reales y contundentes». El lehendakari habló ayer de esta opción, aunque no especificó en ningún momento en qué se traducirá.
«Ya trasladamos el miércoles la imperiosa necesidad de recibirlas -las cifraron en 187 millones de euros para todo el País Vasco- y que partan de la implicación de todas las administraciones», agregó en referencia al Gobierno central, vasco, diputaciones y ayuntamientos. Sin ese balón de oxígeno, prevé que 60.000 familias vascas «se verán abocadas a una auténtica ruina».
Con similar inquietud se postuló Diego Martínez de San Vicente, máximo responsable de Gasteiz On, que representa a 200 locales hosteleros. «No me esperaba una medida tan drástica como el cierre total de la hostelería a cal y canto. Sí algunas medidas parciales, pero esto...», reconoció apesadumbrado. «La hostelería va a sufrir mucho con este nuevo mazazo y necesita ayudas directas ya. Los hosteleros están siendo los paganos y necesitan un apoyo real, es urgente un paquete de medidas», demandó a los gobernantes.
También lanzó un alegato Martínez de San Vicente en favor de este gremio. «Hay que dejar muy claro que esto (en referencia a la pandemia) no es culpa del hostelero sino que somos los propios consumidores los que quizá no estamos cumpliendo las normas». En este punto enfatizó que «pasas por cualquier terraza y ves a gente sin mascarilla cuando se ha repetido una y otra vez que sólo puede quitarse en la ingesta. Es una pena, no aprendemos como sociedad y hemos tenido que llegar a esto otra vez», lamentó Martínez de San Vicente.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anunció ayer que su Ejecutivo activará ayudas que irán desde los 2.200 hasta los 7.000 euros para los titulares de establecimientos de la hostelería afectados por la pandemia y las últimas restricciones aprobadas en Galicia, donde la actividad se cerrará en las siete principales ciudades y otros 53 ayuntamientos. La clausura se mantendrá en principio durante un mes.
Estas subvenciones serán complementarias a las prestaciones ya derivadas automáticamente del cese de la actividad y su rango más bajo se destinará a aquellos titulares autonómos con establecimientos sin empleados, mientras que el más alto lo podrían alcanzar los propietarios de negocios con trabajadores.
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