![Las aerolíneas dicen que Foronda «carece de operativa» para los vuelos desviados en Loiu](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/01/08/ala-avion-kEFC-U21011698558823EH-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Siete aviones no pudieron aterrizar el martes en el aeropuerto de Bilbao como consecuencia del viento. Cuatro se redirigieron a Madrid (a 400 kilómetros de la capital vizcaína), dos se desviaron a Barcelona (a 600) y uno acabó en Zaragoza (a 300). Ninguno aprovechó Foronda, ... que está a escasos 70 kilómetros. No se trata de una situación particular, ya que -según los últimos datos aportados por Aena- tan sólo tres de los 200 aviones que no pudieron tomar tierra en Loiu y Hondarribia durante 2022 terminaron en la terminal alavesa. Un 1,5%.
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Lejos, muy lejos queda aquella época en que Vitoria era un referente para los vuelos desviados. En 2006 acogió a 113 aeronaves que no pudieron llegar a su destino. Ahora son habas contadas. «Las compañías son soberanas para elegir los aeropuertos alternativos que eligen», justifican los portavoces de la sociedad pública Aena. EL CORREO ha contactado con Vueling y sus responsables oficiales justifican que sus aviones no se redirigen a Foronda porque «carece de una operativa comercial amplia» que permita improvisar rápidamente el servicio de escalera y atención en tierra, la recogida de maletas y fletar un transporte (normalmente buses) para llevarles hasta Bilbao. De ahí que elijan enviar sus aeronaves a Barcelona, donde se encuentra su base central, para reubicarlos en los siguientes vuelos, aunque otros acaban completando un largo viaje de siete horas en autocar para llegar a su destino final.
«Prima la logística de las compañías sobre los derechos del consumidor», opina Kepa Loizaga, delegado de OCU en el País Vasco. «Las compañías prefieren no dejar sus naves en Vitoria porque les supone un coste añadido al tener que sufragar los costes de los servicios que se les presten y al no poder enlazar con un próximo vuelo», analiza Egoitz Larrea, de la asociación AirHelp, quien a continuación subraya que los viajeros afectados cuentan con una serie de derechos que obligan a las aerolíneas a reubicarlos en el siguiente vuelo o por carretera, además de sufragar el alimento y un posible alojamiento.
Ni el Gobierno vasco, ni la Diputación de Álava, ni el Ayuntamiento de Vitoria, ni la delegación del Ejecutivo central en Euskadi, ni la Cámara de Comercio, ni SEA-Empresas Alavesas han querido entrar a valorar 'en caliente' este asunto y algunos de los consultados reiteran que son las compañías aéreas quienes deciden dónde aterrizar.
Hace seis años, y ante un panorama semejante, el entonces alcalde Gorka Urtaran fue claro. Calificó de «sinsentido» que se desvíen aviones a «300 kilómetros teniendo Foronda» que, en su opinión, es «el mejor aeropuerto de Euskadi». En los dos últimos días no ha existido una reivindicación de semejante calado por parte de los actuales responsables de las instituciones del territorio.
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