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Tras más de un mes de parada, la planta de Mercedes-Benz en Vitoria se reactivó este lunes al ralentí y con medidas de seguridad reforzadas para luchar contra el coronavirus. Entre 1.000 y 1.200 trabajadores de los 5.000 empleados directos que ... tiene la factoría, la mayor del País Vasco, han regresado a sus puestos en el turno de mañana, el único que ha arrancado en esta fase inicial.
EL CORREO ha pulsado a pie de fábrica las sensaciones de los primeros operarios en reincoporarse a sus puestos a la salida del turno, a las 14.00 horas y de forma escalonada, como marca el nuevo protocolo. El ritmo de producción ha ido «bastante bien para ser el primer día», habiendo fabricado más de ese centenar de vehículos que estaban previstos para esta jornada inicial (antes de la crisis rondaban los 700), según han calculado distintos operarios. Eso sí, la plantilla ha tenido dos horas de formación, por lo que no se han completado las ocho horas.
La vuelta al trabajo para Aroa Santamaría, operaria de la sección de Montaje Final, resultó bastante favorable para tratarse de la jornada de arranque. Llevar los equipos de protección puede llegar a ser «un poco agobiante», como reconocía a la salida de la planta a las 14.00 horas tras finalizar el turno de mañana. Cuentan con geles hidroalcohólicos a mano en todo momento y el protocolo para mantener las distancias «lo llevamos a rajatabla». El ritmo de producción se ve lógicamente alterado debido a las medidas de seguridad, pese a ello funcionó bastante bien y «si no nos da tiempo nos paran la línea».
«Nos vamos adaptando poco a poco al protocolo», explicaba Carlos Rodríguez a la salida de la planta vitoriana, donde se emplea en el área de proveedores en la firma subcontratada Ceva. Sus sensaciones eran positivas. «Me parece que se está tratando de hacer las cosas bien, mejor que antes del cierre», transmitía. Trabajar con la pantalla protectora, como en su caso, «da muchísimo calor». Pero en general todas las medidas de seguridad «me dan bastante confianza, vengo tranquilo a trabajar».
Esta jornada de arranque fue «mejor de lo esperado», valoraba Zuriñe Celaya, que trabaja en la Línea 1. «Podemos mantener la distancia, han adecuado el espacio para ello». El ritmo de trabajo, de hecho, ha sido «el mismo», eso sí, ha habido dos horas de formación para la plantilla sobre el protocolo de seguridad y el uso de equipos de protección que ahora les acompañan, como las gafas, la mascarilla y los guantes. Es «algo más incómodo» trabajar así, reconocía esta empleada.
Para Alfredo Arregi, trabajador del área de Finish, donde se da el visto bueno a los vehículos que salen de la fábrica vitoriana, la jornada con el nuevo protocolo ha funcionado, aunque lógicamente a una marcha menor que la habital. «La cosa ha ido tranquila. Han llegado menos vehículos». El uso de los equipos de protección no es nuevo para los operarios, «algunos ya los utilizábamos de antes». En su caso incorpora «mascarilla y gafas».
«La plantilla respeta la distancia y se lo está tomando en serio», aseguraba Isabel Irigoyen al término de este turno inicial tras el mes largo de parón. La desinfección se ha intensificado, «se hace varias veces, después de cada uso», y los espacios de trabajo «están cambiados» para respetar el protocolo de seguridad. «Nos han dado bastante información». La principal pega puede ser el uso de los equipos de protección. «Si llevas gafas con la mascarilla, se te empañan».
Los trabajadores coinciden en que resulta más engorroso llevar la mascarilla puesta en el puesto de trabajo. «No estoy acostumbrado a llevarla tantas horas, y eso que no estoy en línea», apuntaba Juan Antonio Jaén, operario de Calidad. Habrá que adaptarse «poco a poco», no queda otra. Además, «se han preocupado de que los empleados trabajen con la separación, sin que haya aglomeraciones».
«Ha sido un primer día raro, pero ha ido bien». Es la valoración de Laura Sosoaga, empleada en la sección de Logística en la subcontrata Ceva, donde su cometido consiste en preparar los carros para llevar las piezas a la cadena. «La línea va algo más despacio», como es lógico, y los equipos de protección requieren de una adaptación. «Habrá que acostumbrarse».
Tras dos horas de formación y la entrega personalizada de equipos de protección, el primer día de trabajo para Luis Mari Guergué, operario de Finish, ha tenido un ritmo «más tranquilo» al haber menos producción. El protocolo de seguridad está muy presente en la planta vitoriana y ha percibido varios cambios: «han modificado las áreas sociales para mantener las distancias y en las pantallas se emiten vídeos informativos».
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