El acusado de abusar en Vitoria de su hijastra de 12 años se enfrenta a 11 años de cárcel

Ayer, jueves, en la segunda y definitiva sesión del proceso penal, la Fiscalía mantuvo su petición de 11 años y medio de cárcel para este hombre por un «delito continuado de abuso sexual con acceso carnal a menor de 16 años». También le exige una indemnización de 20.000 euros a la pequeña «por el daño moral sufrido». Y hay más: quince años de «inhabilitación» para cualquier oficio que conlleve contacto regular con menores. El procesado, según matizó en la sala, «he sido entrenador de niños muchos años y nunca he tenido una queja de nadie». La Diputación alavesa, que tiene la tutela de la víctima, se adhirió a estos postulados.

Para el Ministerio Público, los cambios de versión de la pequeña –«coaccionada», según dos tíos que venían propuestos por la defensa– responden más a su tierna edad, a un sentimiento de culpa y a una necesidad de recuperar el contacto con su familia. Cabe recordar que su hermana mayor testificó a favor del procesado. Mientras que su madre, expareja del encausado, ni siquiera ha sido citada.

Por su parte, la defensa exigió la «libre absolución». Lo hizo en base a «las contradicciones» de la denunciante. «Esta niña tiene odio hacia mi patrocinado», lanzó el abogado. «Ha contado que también pegó a su madre y a su hermana cuando ellas lo han negado». No hay prueba alguna de esas supuestas agresiones.

La niña se habría retractado de sus acusaciones hasta en tres ocasiones. Dos ante su madre, su hermana y el procesado y otra más con la pareja de su padre biológico. Para los expertos llamados a declarar ayer, se trata de algo «habitual» en las víctimas de abusos sexuales. «Y más cuando hablamos de menores».

Este hombre presuntamente la agredió cuando se quedaban a solas en casa. Aunque ella no ha podido acotar el número exacto de episodios, sí habló de al menos cuatro. «Es imposible porque siempre hubo más personas», insistió en su último turno de palabra quien fuera su padrastro.

Este último testimonio choca con la de las peritos convocadas. Una experta psicóloga foral que trató a la pequeña manifestó a los jueces que «aprecié confusiones en el relato, pero no mentiras. Para mí fue un relato consistente». Es decir, es «creíble» que se produjeran los abusos.

A diferencia de lo expresado por la defensa, según esta experta, «no hay actitud negativa. Ella (por la menor de edad) sólo pretendía que la creyeran. Que supieran lo que le había sucedido y proteger a su familia de lo que le pudiera pasar. La familia es muy importante para ella».

Cuatro peritos del Palacio de Justicia ahondaron en este postulado. Estimaron además que sufre «secuelas emocionales». Desde su prisma, la chica «está mal, es bastante probable que si ha sufrido abuso sexual tenga repercusión en su vida».