«Hay que acabar con todos los monumentos que sean ofensivos para las víctimas»

La cita tiene lugar en el centro de investigación Micaela Portilla del campus de Álava y comienza hoy a las 9.00 con el acto inaugural a cargo de la rectora de la UPV, Eva Ferreira, el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, y la diputada foral de Cultura, Ana del Val.

La lección inaugural (9.30 horas) la ofrecerá el historiador cántabro Tomás Pérez Vejo, radicado en México desde hace 30 años. Este especialista conoce de primera mano por qué cada poco tiempo el presidente López Obrador culpa de los males de México a los españoles, a pesar de que el país es independiente desde hace más de 200 años. Bajo el título 'Tiempos de espasmo en todas partes. El retorno acusatorio del pasado', Pérez Vejo hablará de la identidad nacional estandarizada, de la creación de un 'ellos entre nosotros' o del discurso público basado en la culpa, el perdón y la responsabilidad.

Tras él, la primera sesión versará de 'Monumentalidad e iconoclasia', en la que se discutirá acerca de la iconografía pública como uno de los instrumentos habituales de la construcción nacional, su pérdida de significado y su revisión. En ella participarán Miguel Martorell, de la Uned, Ascensión Hernández, de la Universidad de Zaragoza y Peio Riaño, periodista e historiador del arte.

Preguntar a la comunidad

Este escritor, que publicó el pasado año el libro 'Decapitados', apuesta por «acabar con todos los monumentos que sean ofensivos para las víctimas, porque sigue habiendo víctimas de esos monumentos. Se trata de hace un ejercicio de justicia que no se ha hecho hasta hoy», destaca. Riaño es partidario de dar un nuevo significado al Valle de los Caídos y «destruir» algunas obras como el arco de la victoria franquista de Moncloa. Y lamenta que «se mantengan hoy con esa capacidad de insulto que tienen». «La memoria de 2022 ya no es como la que quiere que sea la parte más conservadora y eso hay que tenerlo en cuenta porque el monumento es el reflejo de la comunidad, es un testimonio de quienes somos y por ello la comunidad debería tener el derecho y la potestad de elegir qué símbolo nos representa. ¿Colón nos representa en 2022? No lo sé, pero hay que tener ese debate. Es una depuración de símbolos que nos ofenden», remarca. Por ello, considera que «hay que preguntar a la comunidad» y si fuera necesario «retirarlos a un museo y contextualizarlos».